Al ver la mirada de Margarita fijaba en Fernanda, Victoria recordaba que todavía no presentaba oficialmente a los dos mayores.
Ella decía, -Mamá, ella es Fernanda.-
Margarita sonreía y decía, -Es tan hermosa, no es de extrañar que Isidro le guste. -
Fernanda se sonrojaba y decía apresuradamente, -Buenas noches, señora Margarita. -
-No me llamas señora Margarita, como estás casada con Isidro, me llamas madre. -
-...- Fernanda se sentía un poco indescriptible.
Al ver su nerviosismo, Isidro extendía su mano y apretaba su pequeña palma, y su voz cálida se vertía en el corazón de Fernanda como agua corriente.
-Llamas a mamá y papá. -
Fernanda solo sentía su palma caliente y este consuelo aliviaba la tensión.
Decía suavemente, -Papá, mamá. -
-¡Sí!- Sonreían Sergio y Margarita.
¡Con esta llamaba, ellos reconocían a esta nuera!
La familia comenzaba a charlar durante la comida.
Margarita estaba llena de curiosidad por Fernanda, -¿Cuántos años tiene Fernanda?-
Fernanda quería decir que tenía dieciocho años, pero temiendo asustar a la gente de la familia Rivero, decía la edad en la tarjeta de identificación.
-Cumpliré mis cumpleaños de 20 años en unos meses.-
-Eres muy joven- sonreía Margarita, era ocho años menor que Isidro.
-Todavía en la escuela, ¿verdad?-
-Sí, pronto iré a la universidad. -
-¿En qué escuela te inscribiste?-
-Universidad de Santa Domingo.-
¡Universidad de Santa Domingo! Aunque no era tan bueno como las mejores universidades, también era una buena universidad del país.
Parecía que esta chica no solo era encantadora, sino también una chica inteligente.
Al escuchar eso, Margarita se sentía más satisfecha con ella.
Lo que quería decir era ella tenía que comer más y hablar menos, ¡no siempre hablaba con su esposa!
Victoria bromeaba, -Bueno, mi hermano menor ha crecido, y ha aprendido a proteger a su esposa.-
Fernanda se sonrojaba de nuevo.
Después de la cena, Fernanda seguía a Isidro arriba.
Cuando se cerraba la puerta, rápidamente sacaba del bolsillo tres grandes paquetes rojos y se los entregaba a Isidro.
- Isidro, estos me dieron padres y hermana, Los eché un vistazo, hay bastante dinero, así que no los acepto. -
Isidro miraba en silencio, pero no lo tomaba. -Te los dieron, solo guárdalos. -
-Eso no es bueno-
-No pasa nada. - decía Isidro, -Desde que te casaste conmigo, esto es lo que te mereces.-
Era un tono como si Fernanda no lo aceptaba, significaba que no lo trataba como a su esposo.
Fernanda solo podía aceptar dinero.
Cuando metía el dinero en la bolsa, Isidro preguntaba abruptamente, -¿Conoces a Manuel?-
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