¿No se habrán pensado que era una loca?
Con dolor de cabeza dijo, -¡La ropa está lavada, pero aún no se ha secado!-
Y justo no había nadie en la casa que podía prestarle ropa adecuada para ponerse.
Isidro dijo, -Deja que Pedro te lleve a comprar algunas prendas.-
Fernanda no tenía mucha ropa, solo tenía esas pocas piezas para vestirlas repetidamente.
Isidro era un hombre que casi nunca se compraba ropa, por eso no llegó a pensar en el tema.
Acababa de recordarlo.
Fernanda dijo, -Pero… ¡no puedo salir con esta pinta!-
Isidro la miró con calidez en los ojos y llamó a Victoria.
Victoria se enteró de que la gente de la familia Castilla había ido para rechazar el casamiento y estaba a punto de venir, pero justo en ese momento recibió la llamada de Isidro para pedirle que le trajera un conjunto a Fernanda.
Ella aceptó, -Está bien.-
Manuel estaba sentado en el sofá de su casa, jugando con su teléfono móvil.
-Un poema, un balde de vino, una canción larga, una espada para viajar mundo…- Al escuchar la voz que salía del teléfono, Victoria supo que estaba jugando a Leyendas y Historias.
Ya se había graduado del bachillerato, de modo que Victoria tampoco le decía nada por jugar a juegos. Además, sentía que su cariño parecía tener algunas preocupaciones en esos últimos dos días.
Especialmente cuando volvió enfermo anoche. Incluso parecía tener mala cara aún.
Ella se acercó y dijo, -cariño, quédate descansando en casa. Mamá voy a ir a la casa de la abuela hoy, ¡así que no te llevaré allí!-
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