Por lo general, solo sentía más molesta en el primer día, aunque hoy todavía se sentía un poco incómoda, no era como ni poder caminar.
Isidro dijo, -¡Entonces bien! Ya hemos terminado la comida y la fruta. ¿Quieres echarte un rato en la cama?-
-¿Y tú?- Fernanda miró a Isidro. Su intención era preguntarle lo que pensaba hacer, pero después de hacer la pregunta, sintió que algo andaba mal.
Isidro miró a Fernanda sorprendido, -¿Por? ¿Quieres que te acompañe?-
Fernanda se quedó sin hablar. En serio, solo quería morderse la lengua en ese momento.
Luego dijo, -¡No! Solo quería preguntarte lo que pensabas hacer esta tarde.-
-Nada, solo acompañarte.-
Se quedó sin palabras de nuevo.
Fernanda empujó a Isidro a la habitación, cerró la puerta e inmediatamente se puso un poco nerviosa.
Miró a Isidro, -¿No es malo dormir a plena luz del día?-
-El doctor dijo que en tu caso necesitas descansar más.-
-No es que esté enferma.- Fernanda bajó la cabeza muy nerviosa, no sabía dónde poner las manos.
No tenía ningún problema en tomar una siesta por su cuenta, pero era especialmente embarazosa pensar que Isidro la acompañaba.
Isidro la miró, -¿No vas dormir? ¿O necesitas que te lleve a la cama?-
-…No, no hace falta.- No estaba ni lesionada ni nada, e Isidro no podía moverse con facilidad, ¿no sería demasiado pedirle ayuda?
Fernanda se puso rápidamente su “pijama” y se acostó en la cama.
Isidro extendió la mano y la tapó con la colcha, estaba tan cerca de ella que podía besarla con solo inclinar la cabeza.
Fernanda lo miró y dijo con la conciencia culpable, -¡Yo… yo me voy a dormir primero!-
-Vale.-
Cerró los ojos nerviosamente. Isidro la miró y no pudo contener una risa.
Miró a Isidro y se armó de valor para decir, -Isidro, eres un caballero, no me vas a besar, ¿verdad?-
-¿Un caballero?- Isidro la miró, -¿Quién te lo dijo?-
Fernanda había pensado que él le iba a seguir el rollo, pero no se esperaba que fuera tan sinvergüenza.
¿No estaba dejando claro que iba a besarla?
Encima, su identidad actual era la esposa de Isidro, quería evitarle, pero no podía, por lo que cerró los ojos con resignación.
Las pestañas temblorosas revelaron su tensión.
Fernanda tenía un lío en su cabeza, pensó que Isidro no podía tener un hijo, o de lo contrario, ¿cuánta vergüenza tendría si le pidiera que tuvieran un hijo juntos?
Mientras Fernanda esperaba que Isidro la besara, llamaron a la puerta de la habitación.
Isidro fue a abrir la puerta.
Fernanda abrió los ojos a escondidas y vio a Pedro hablando con Isidro, luego los dos salieron juntos y cerraron la puerta, entonces se sintió aliviada.
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