Cuando volvió, muchos compañeros ya se habían ido.
Manuel salió del restaurante, estaba listo para irse pero Mariana le llamaba. -Manuel.-
Se detuvo, mirando a Mariana dijo con un tono indiferente. -Hoy estoy ocupado. No puedo llevarte a casa.-
Él no estaba de buen humor.
Mariana dijo seriamente. -Es Fernanda quien quiere hablar contigo. Pero ella se sintió demasiado avergonzada para decírtelo. Por lo que me pidió que te dijera.-
Manuel se quedó atónito cuando escuchó que era Fernanda. Se sintió culpable por Fernanda esta mañana. La culpa era aún más fuerte al escuchar lo que ella habló con el profesor Mario por la noche.
Solo sintió que tal vez él no conociera mucho de Fernanda en absoluto.
Nunca había pensando que ella enfrentó a muchos problemas por su cuenta.
Al oír que se buscaba a sí mismo. No le importaba el hecho de que ellos estuvieran separados. Dijo -¿Dónde está?-
-En el baño.-
Mariana siempre estaba observando los movimientos de Fernanda. Sólo esperaba este momento.
Manuel se volvió hacia el baño. Justo cuando llegó a la puerta, vio a Fernanda salir con los ojos rojos como si estuviera llorando.
Fernanda pensaba que todos se habían ido. No esperaba que Manuel estuviera aquí. Y la vio así fue un poco embarazosa.
Estaba aquí para ir al baño, ¿verdad?
Ella esquivó a un lado y le cedió el paso. Pero Manuel se detuvo frente a ella.
Fernanda se congeló por un momento. Dijo fríamente. -¿Qué estás haciendo?-
No iba a venir por ella, ¿verdad?
Al verla antes, él siempre estaba molesto. ¿pero ahora vino a ella?
“¿Dónde estaba Mariana?
¿No estaba con su novio?” ella pensó.
Pensó que si a Fernanda no le gustaba, no tuvo que rogarla tampoco. Habían muchas mujeres por toda parte.
Sin embargo, la indiferencia de Fernanda le hizo entender una cosa. Si no intentó hacerlo. Ella sólo se alejaría más y más de él.
Fernanda lo vio en serio y se sintió ridícula. “¿Cree que es Don Juan?” ella pensó.
-Manuel, yo también hablo en serio. No tengo la costumbre de estar con ex-novios. Y no me interesa con qué jugaba Mariana.-
Fernanda era el tipo de persona que una vez que había tomado una decisión y no se echaba atrás.
No le importaba la buena relación anterior entre ellos, porque ahora ella ya estaba decepcionada en esa relación.
No le gustaba que la maltrataran ni estaba interesada en dañar a sí misma.
Manuel escuchó sus palabras y se quedó sin palabras. -¿por qué tienes que hablar así tan mal?-
¡Ella atrevía a decir que él era algo con lo que jugaba Mariana!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi cariño de 18 años