Mi Chica Melifluo romance Capítulo 154

—Vale. ¿Dónde estás?

Dulce escuchó su divertida maldición y miró su reloj. Todavía quedaban diez minutos para llegar al hotel, así que primero llevaría a Alberto al coche.

—Estoy en casa. Me traes algo para comer.

Dulce la amonestó varias veces y se apresuró a ir al Hotel Imperial. Alicia tenía un piso individual en la Calle de Cuadrado Roso, que no está muy lejos del Hotel Imperial.

Dulce era la única persona que iba en bicicleta a ese lugar. Tenía el pelo pegado al cuello por el sudor y grandes gotas de sudor le resbalaban por la barbilla, cayendo sobre sus pechos y mojando su blusa de seda de color morado claro.

Tras pedir al personal su número de habitación, se apresuró a subir.

El vestíbulo había sido despejado. Las cortinas de color azul oscuro situadas frente a los enormes ventanales de cristal del suelo al techo se habían bajado para bloquear la luz del sol en el exterior. Alberto estaba tumbado encima de un sofá de cuero del mismo color, con la mano derecha apoyada ligeramente en la frente, frunciendo el ceño. Parecía una estatua de piedra perfectamente esculpida.

Nerviosa, Dulce se acercó y se inclinó para darle un codazo en el hombro.

—Alberto, despierta. ¿Dónde está la llave del coche?

Alberto abrió de repente los ojos y le agarró la mano. Parecía un poco desconcertado y pronto su expresión volvió a ser fría.

Al ver que Alberto volvía a tener los ojos cerrados y la ignoraba, Dulce se impacientó. Ella miró su reloj y le dio otro codazo.

—¿Dónde está la llave del coche? Me voy a trabajar.

Alberto frunció el ceño y dijo:

—Está en mi bolsillo.

«Bolsillo...»

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