—¿Qué está pasando? ¿No eres la señora Dulce...?
Carmen se acercó, observando la situación sorprendente, y finalmente reconoció a Dulce.
—Hola, Señora Campos.
Dulce la saludó con rigidez.
—Está borracho y no puedes despertarlo.
Luna vio que Carmen reconoció a Dulce, se enfadó y dijo a Carmen:
—Quizá Iván le pidió que viniera a cuidar a Alberto.
—¿Nos conocemos bien?
Carmen miró a Dulce sospechosa. Su futuro yerno estaba solo en una habitación con una belleza y aún agarraba la ropa de otra persona.
—Dulce, resulta que estás aquí. ¿Dónde está Sergio?
La voz de Celia llegó desde atrás y Dulce la saludó:
—Hola, Señorita Campos.
—¿Por qué está tan borracho?
Celia se acercó y cuando vio la situación, se río.
—¿Dónde está Sergio? Ten cuidado. Se enfadará si vea esto.
—Él...
Dulce frunció las cejas y no sabía cómo explicar. Susurró:
—¿Hay una navaja, un cortaúñas o algo así?
Luna sacó un cortaúñas de su bolso y lo dio a ella. Dulce tiró de su ropa y la cortó.
«¡Necesito volver a comprar ropa!»
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