Mi Chica Melifluo romance Capítulo 76

Ella se dirigió con rapidez hacia el baño, pero se la agarró por la cintura, la arrastró de regreso y tiró sobre la cama.

Acababa de salir de la amabilidad de Sergio y en este momento realmente no quería recibir su trato tan brutal.

Se incorporó y susurró:

—No me dañes, cooperaré lo que quieras hacer.

—Lo que quiera...

Alberto se quedó un buen rato observándola. Se sentó y puso las manos en las sienes, guardando silencio mucho tiempo.

El olor fuerte a alcohol salía de su cuerpo.

Había bebido... ¡así que sería aún más cruel!

Dulce salió cuidadosamente de la cama y susurró:

—Voy a prepararte un té.

No hizo ningún ruido.

Dulce trajo el té, pero no lo bebió, que mantenía esa postura con dedos masajeando suavemente las sienes.

—¿Quieres lavarte la cara?

Dulce volvió a preguntarle en un susurro al ver que no se movía. Ahora se comportaba como una esposa preocupada. Tampoco estaba dispuesta a ser tan obsequiosa delante de él, pero prefería fingir que era una esposa a merced de los demás si eso le podía liberar del sufrimiento.

Permaneció callado.

Salió y trajo una palangana con agua, escurrió una toalla y se la entregó.

Alzó la mirada fijada en Dulce hasta que ella ya no pudo pretender más cuando tomó la toalla, se limpió la cara y se lavó las manos.

Dulce descubrió que, en realidad, era muy astuto y manejaba bien la balanza: no la trataba muy bien, ni se aislaba demasiado de ella; no se acercaba demasiado a ella, ni la dejaba demasiado lejos.

—¿Quieres comer algo? Te lo prepararé.

Vio que la miraba de nuevo e intentó salir apresuradamente.

—Vuelve.

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