Mi Chica Melifluo romance Capítulo 77

Alberto también giró la cabeza y la miró fijamente un rato antes de pellizcarle entre sus piernas y preguntar con voz ronca:

—¿Por qué debería odiarte?

¿Y de qué se trataba todo esto? Dulce no lo entendió. ¿Qué pretendía? Después de un gasto tan alto: pagar sus deudas, comprar una casa y registrar su matrimonio... ¿podría ser un flechazo? «¿Está bromeando? ¿Alguien sería tan cruel con su enamorada?» La sujetaba así como si la estuviera tratando a una muñeca...

De hecho, Alberto tampoco entendió lo que quería hacer. ¿No debería odiarla? ¿Odiar a su familiar?

Pero el hecho era que parecía ella a una flor de amapola, con una fragancia encantadora y fuerte que logró tentarlo de tal manera. ¿Qué tenía de malo? Sólo era una princesa que vivía en un palacio, que ni siquiera recordó quién era Luciana.

—Entonces, por qué tú... Ah...

Dulce no pudo terminar su frase cuando de repente le levantó el camisón para cubrirle la cabeza. Una oscuridad apareció frente a sus ojos y toda su espalda estaba expuesta.

—Porque eres bonita, y a los hombres les gustan las mujeres bonitas.

Su mano se retiró de repente y la esbelta cintura de Dulce volvió a caer en su palma. Pronto un cuerpo ardiente se acercó a sus caderas. Apoyó una mano en la alfombra, elevó la bata con la otra y giró la cabeza para mirarle.

Era demasiado incómoda la sensación de que la sangre se le subía a la cabeza, pero esta postura le traía un goce celestial.

Su reino meloso se quedó completamente al descubierto a sus ojos. Sus dedos le abrieron las bragas de algodón púrpura, y allí, en medio de sus nalgas blancas, estaba esa parte tan hermosa e importante.

Dulce estaba extremadamente avergonzada, pero no podía romper su agarre.

—Alberto, déjame ir a la cama...

Se arrastró unos pasos hacia delante y fue tirada de nuevo hacia su cuerpo; volvió a adelantarse y él la sacó atrás otra vez.

Fue como si un gato atrapara a un ratón, un águila a un polluelo, un lobo feroz a un cordero, un mal cazador a un pobre conejito blanco...

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