Mi dulce corazón romance Capítulo 126

Isabel se puso de pie, miró a Cordelia con una mirada afilada y dijo fríamente:

—He estado pensando que se murió tu madre cuando eras niña y no quise criticarte. ¡Pero no esperaba que te volvieras tan viciosa y terca!

—Bosco y Briana están enamorados, no solo estás celosa de tu hermana, sino intervenías en el medio. Además, acosaste varias veces a Briana, ¡y la acusabas!

—Cordelia, ¿aún existe tu moral? Briana siempre ha sido amable contigo y estuvo soportando humillaciones en casa, ¿y tú? Eres arrogante e irrazonable, ¡por tu violencia dejaste a alguien en hospitalización! ¿Qué quieres hacer?

Fuera de la oficina, un grupo de empleados se apretujó para escuchar los cotilleos. Se sorprendieron un poco al escucharlo y luego mostraron una mirada de desprecio.

No esperaba que la directora Cordelia, que parecía tan amable y razonable, tuviera esa cara oculta.

Tenía un amante de trasfondo, jugaba con el corazón de un joven talentoso y encima quería quitar el novio rico de su hermana.

Además, ella envió al hospital su candidato de matrimonio, a pesar de todos los esfuerzos de su familia para mejorar su reputación.

«¡Dios mío! ¿Cómo podía ser una persona así? ¡Es tan descarada y malvada!».

Los secretos de los ricos siempre habían sido un gran entretenimiento de la gente y los empleados de la empresa no eran una excepción.

Tanta gente lo había escuchado y toda la Ciudad J lo sabría en breve.

De repente, sonó un grito serio detrás.

—¡Es hora de trabajo! ¿No tenéis nada que hacer? ¿Acaso queréis dejar el trabajo?

Todos se asustaron y al girarse vieron que era Cristina.

Cristina tenía un rostro frío, sus ojos afilados parecían hielos barriendo a todos.

—¡Volved a vuestro puesto a trabajar!

Todos se fueron rápidamente.

En la oficina, Cordelia miró a la gente orgullosa que tenía delante suya, se burló a la vez que sentía escalofríos.

Ella había escuchado el grito de fuera, Isabel lo dijo deliberadamente, porque sabía que en el exterior estaba lleno de empleados curiosos.

No solo fue para avergonzarla, sino también para hacer que la gente creyera, que la verdad era que Cordelia era imperdonable. ¡Y la familia Vega se vio obligada a venir a la empresa, porque no pudo soportarlo más!

La gente de afuera dispersaría esas palabras como semillas sin comprobar la veracidad.

En muchas ocasiones, no importaba la verdad, sino la actuación de la persona que hablaba. Isabel era una anciana y la gente subconscientemente se fiaba de sus palabras.

Cordelia se rio sarcásticamente en silencio, esa táctica Isabel lo había utilizado hacía cinco años para reprimir a su propia nieta, la obligó a abandonar la escuela e irse al extranjero.

Desde entonces, se tuvo que esconderse entre la multitud y no se atrevía a ser destacada.

Ella fue tan ingenua en aquel momento, había pensado que mientras lo explicara claramente, la gente lo creería y ella podría declarar su inocencia.

Así que había estado suplicando a esas personas para que la creyeran y le dieran la oportunidad de demostrar su inocencia.

¡Ja! Pero... en este mundo, algunas personas, algunas cosas, se tenía que verlos y experimentarlos para saber que eran tan malos.

No les importaba la justicia o la verdad, podían pasar de todo para lograr sus propios objetivos e intereses. No atenderían a suplicas ni serían conmovidos por nadie, porque sus bollos estaban hechas con sangre de los demás.

Cordelia respiró hondo.

—¿De... de verdad estás dispuesta a ir?

—Por supuesto, ¿cómo? ¿Ahora no te atreves cuando he aceptado?

—¡Qué no me atrevo a hacer!

Isabel frunció el ceño sigilosamente.

«¡Maldita sea! ¿Qué está pasando hoy?».

Esta mocosa la había bloqueado varias veces, pero ya tenía tantos años de experiencias, ¿cómo iba a tener miedo?

Isabel pensó en esto y apretó los dientes.

—Está bien, entonces vámonos ahora.

Dicho esto, Isabel salió primero, Sebastián y las otras sin duda la siguieron rápidamente.

Briana estaba al final y cuando se cruzó con Cordelia, su rostro suave y gentil mostró orgullo y burla.

—Cordelia, ¿no esperaba que pudieras ser tan flexible? Solía pensar que al menos eras digna, pero ¡parece que te he sobrestimado! Nacho te hizo tal cosa y estás dispuesta a disculparte... Caramba, ¿no sería que el señor Aurelio se cansó de ti y te dejó? Para que tuvieras tanta angustia que incluso quieres agarrar a alguien como Nacho.

Cordelia la miró indiferentemente, no habló, pero su mirada mostraba que Briana tenía un retraso mental. ¿Cómo iba a hablar con una retrasada?

Briana estuvo furiosa de su humillación y dijo aguantando su ira:

—Cordelia, te aconsejo que tengas cuidado. ¡No es tan fácil vivir siendo amante! Escuché que la esposa del señor Aurelio es una dama aristócrata de la Ciudad Principal. Él no es alguien que podamos alcanzar, así que te aconsejo que te retires cuanto antes. Aunque la personalidad de Nacho no es sobresaliente, su familia es lo suficientemente rica para asegurarte a nivel económica para el resto de tu vida.

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