Se oyó una voz fría de la gerente del vestíbulo, las recepcionistas se asustaron al ver a su jefa e inmediatamente regresaron a sus posiciones.
—Gerente, no hemos hablado nada.
—Sí, sí, no dijimos nada.
La gerente del vestíbulo solo las regañó al verlas reunidas, como normalmente dejaba pasar si no estaban prestando mucha atención, no insistió demasiado y dijo seriamente:
—Ahora que el señor Aurelio está en la empresa, ¡tened más cuidado en el trabajo! Si os pilla, nadie os puede salvar.
Todos asintieron obedientemente sabiendo que era cierto sus palabras.
—Gerente, no nos atreveremos más.
La gerente del vestíbulo asintió de manera satisfecha y se fue.
***
El ascensor llegó directo al piso cuarenta y ocho, después del tintineo, Sergio la guió al despacho del señor Aurelio.
No era la primera vez que Cordelia venía a la oficina de Aurelio, pero la última vez que había venido en el almuerzo, la secretaría estaba vacía y nadie supo su estancia.
Sin embargo, Aurelio se quedó a trabajar horas extras en este día y la gente de secretaría no se atrevió a irse temprano.
Así que solo pudo morder la bala y entrar enfocándose bajo las miradas inquisitivas.
Se arrepintió un poco, porque solo había pensado en cómo complacer a ese hombre para compensar la deuda de la noche anterior, pero se olvidó de que no todos habían salido del trabajo.
Si lo buscaba de esta manera, seguro que sería visto y su relación con Aurelio probablemente quedará descubierta,
Solo pensando en esto, Cordelia tenía ganas de retirarse.
—Esto... Asistente Sergio, sería mejor que le llevaras la comida y así no entro.
Sergio la miró expresando dificultades en su rostro.
—Señora Clemente, el señor Aurelio ya sabe que viene. El señor Aurelio se decepcionará si no la ve.
Cordelia sonrió avergonzada.
—Pero... hay tanta gente fuera de la oficina...
Sergio se rio diciendo:
—No se preocupe, la gente de secretaría está bajo mi control. Los he seleccionado cuidadosamente y no hay bocazas, así que nadie lo dirá.
Cordelia se sintió aliviada después de escuchar esto.
En la oficina, Aurelio estaba con los trabajos que tenía pendiente
Sergio tocó a la puerta y Aurelio dijo solemnemente:
—Adelante.
Sergio abrió la puerta, pero no entró. Sonrió a Cordelia de reojo y le dijo:
—Señora Clemente, adelante.
Cordelia asintió, cogió la bolsa térmica de su mano y entró.
Aurelio la miró, ella llevaba un vestido rosa hasta el tobillo, un abrigo fino del mismo color y unos zapatos planos rosa. Se veía más gentil y elegante de lo habitual.
Una sonrisa se desbordó de las comisuras de sus labios y Aurelio dijo suavemente,
—Siéntate un rato, terminaré enseguida.
Cordelia asintió con la cabeza, veía que estaba realmente ocupado.
Se sentó obedientemente en el sofá junto a la puerta, cogió una revista y la hojeó.
En la oficina de Aurelio solía haber revistas financieros o militares, se notaba que solo le interesaba esas áreas, pero raramente vio una revista de entretenimiento debajo de la mesilla.
En la portada de la revista estaba la famosa actriz que había ganado varios premios importantes en los últimos años y era conocida como "la Reina más bella", Angelina Silvela.
Hablando de eso, a Cordelia le gustaba bastante Angelina, porque era hermosa y actuaba bien, a diferencia de muchas actrices jóvenes que solo tenían una bonita cara.
Además, se decía que venía de una familia prominente de la Ciudad Principal y ser actriz era solo uno de sus sueños.
Debido a esto, casi nunca había difundido un escándalo y las cosas sucias de la industria del entretenimiento no tenían nada que ver con ella.
A todo el mundo le gustaría una persona como ella.
Cordelia miraba la revista con gran interés, Aurelio había dejado el bolígrafo y se puso de pie.
—¿Qué estás mirando?
Caminó hacia ella, Cordelia levantó la cabeza sonriendo y levantó la revista en su mano.
—Revista de entretenimiento.
Aurelio miró la portada de la revista y frunció el ceño imperceptiblemente.
Cordelia se asombró diciendo:
—Vi que no tenías nada de entretenimiento en tu oficina y pensaba que no estabas interesado en estas cosas. ¡No era del todo cierto! ¿A ti también te gusta Angelina?
—¿No es algo normal que una esposa cocine para su marido?
Cordelia se rio a secas.
—Jaja... Puedo hacerlo, pero me temo que no te atreves a comértelo.
Aurelio hizo una pausa y la miró profundamente con sus ojos llenos de afecto.
—Mientras lo hagas, me atrevo a comerlo.
El señor Aurelio sabría en poco tiempo que esta promesa fue una trampa que se preparó a sí mismo.
Cordelia sonrió a secas y no continuó.
Después de comer, vio que Aurelio parecía estar ocupado, así que recogió los platos y dijo:
—Ve a lo tuyo, volveré primero.
—Espera.
Aurelio la detuvo y se le entregó una caja de su cajón.
Cordelia se sorprendió y lo abrió, era un móvil nuevo.
Se iluminó su mirada y preguntó felizmente:
—¿Es para mí?
Aurelio dijo:
—Tu móvil antiguo ya está destrozado, está ya viene con tu tarjeta y se ha copiado todos los datos del antiguo, mira si hay algún problema.
Cordelia lo encendió apresuradamente, revisó y vio que no solo se habían copiado los datos, sino que también todas las fotos.
Ella estaba muy alegre.
—Gracias.
Aurelio sonrió.
—Si de verdad quieres agradecerme, quédate conmigo y espera para que volvamos juntos, ¿Vale?
Se acercó a ella, rodeó su mano alrededor de su cintura de forma natural y la cogió en sus brazos.
La cara de Cordelia se sonrojó involuntariamente, y después de pensar que no tenía nada pendiente, no se negó.
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