Mi Esposa Astuta romance Capítulo 103

Paola levantó la vista y vio a Camila de pie frente a ella, con las manos fuertemente unidas a las suyas.

—Paola, he creído en ti desde el principio.

Camila habló en voz baja.

—Camila, realmente no fui yo, la persona que fue sofocada fue Pascual, él hizo todos esos rumores y creó problemas.

Paola no podía imaginar que Camila confiaría tanto en ella, su corazón se calentó y su voz se entrecortó.

—Te conozco bien y no harás tal cosa.

Camila tiró de Paola y se puso delante de Pascual.

Después de todo, no era una cuestión de preocupación, ella sólo necesitaba ver un espectáculo, no había necesidad de estar en peligro. La multitud retrocedió inconscientemente una distancia segura, pero no se fue, porque quería saber qué quería hacer Camila.

Cuando el ambiente estaba tenso, el adolescente que amaba dormir, junto con su guardaespaldas, se adelantó al frente de la multitud.

Cuando el guardaespaldas estaba a punto de hablar, el adolescente le detuvo.

Daniel hizo un gesto a su guardaespaldas para que se callara, y éste dejó de hablar inmediatamente.

—Pascual, he visto muchas personas despreciables, pero es la primera vez que veo a alguien tan despreciable como tú. Pídele disculpas solemnes de inmediato a Paola.

Camila miró a Pascual, su voz era clara y fría, sus ojos eran severos.

—Jaja... ¿estás bromeando? ¿Me disculpo con Paola? Jajajajaja...

Pascual se rió tanto que las lágrimas salieron de sus ojos mientras seguía hablando.

—Camila, métete en tus asuntos, quién te crees que eres para meterte en mis asuntos, qué caprichosa.

El rostro de Camila se enfrió por completo y, con todas sus fuerzas, dio una fuerte patada a Pascual en el hueco poplíteo.

Las piernas de Pascual se debilitaron y cayó sobre una pierna directamente al suelo, el piso de concreto hizo que Pascual sudara de dolor, miró con maldad a Camila, no esperaba que esa mujer fuera tan fogosa y brutal, lo había puesto de rodillas a la vista de todos.

El público aspiró con frialdad. Camila tenía muchas agallas, ¿cómo se atrevía a patear a Pascual?

—¡Loca! ¡Camila, eres una completa y absoluta loca!

Pascual intentó ponerse de pie, pero fracasó varias veces.

Al ver que Pascual seguía sin admitir su error, Camila levantó el pie y le propinó una fuerte patada en la cavidad poplítea de la otra pierna, convirtiendo la rodilla simple en doble.

—Camila...

Paola estaba un poco confundida, nunca había visto un lado tan severo de Camila, y por un momento no supo qué decir.

La farmacia, que había estado abarrotada, estaba de repente tan silenciosa que hasta el sonido de la respiración se oía con claridad.

—Paola, ¿vas a complacerlo?

Camila miró a Paola y levantó la mano para señalar a Pascual.

—No.

Paola habló con firmeza.

—Ya que no, sólo dale una paliza, ¡vamos, ármate de valor y levanta la cabeza! No hace falta que seas educado con él, dale una bofetada en la cara, hazle recordar de una vez por todas, ¡y demuéstrale que no eres débil y fácil de intimidar!

El aura de Camila era extraordinariamente poderosa, y Paola obedeció casi inconscientemente sus palabras, sacando el pecho y manteniendo la cabeza alta, comparable a un centinela haciendo guardia.

—¡Camila! ¡No te dejes llevar! Siempre he sido... un caballero y nunca he pegado a las mujeres, no me hagas...

Los ojos de Pascual lagrimeaban de dolor, forzando las lágrimas, miró a Camila con odio.

Justo cuando Pascual intentaba levantarse, Camila levantó la mano y dio una fuerte palmada en la espalda de Pascual, y una finísima aguja especial de plata penetró rápidamente en la piel de Pascual.

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