Mi Esposa Astuta romance Capítulo 206

Camila escuchó unos pasos vagos. Probablemente Lorenzo salió de la habitación.

Lorenzo la había dejado...

Cuando los dos regresaron, ya había llegado la media noche. Era muy tarde. ¿A dónde fue Lorenzo?

Camila parpadeó con fuerza, pero todavía estaba completamente oscuro al frente de sus ojos y no podía ver nada. Debería ser que el loto de tinta había surtido efecto. ¿No pudo ver nada por el resto de su vida?

«No. No puedo quedarme ciega. ¡Tengo que seguir adelante!»

Camila respiró hondo y se calmó. Ella encontró la bolsa de acupuntura de memoria que llevaba consigo. Inmediatamente sacó las agujas de plata especialmente hechas y se las clavó en la piel sin vacilación, con la esperanza de aliviar el fenómeno del envenenamiento.

Sin embargo, la espera larga se había convertido en un callejón sin salida...

Camila aún no podía ver nada. Se estremeció la mano y la aguja cayó al suelo. Camila se sentía triste y desesperada. Se acurrucó entre el casillero y el pie de la cama. El cerebro de la mujer estaba zumbando como una muerta viviente.

No, Lorenzo no era un hombre despiadado. ¡Todo esto no era verdadero!

¿Qué podía hacer?

Perdiendo su constitución física especial, Camila se convirtió en una persona común de veras debido a las dos pruebas de medicina, pero la clave para la curación de la enfermedad de Lorenzo todavía no se resolvió.

¿Qué podía hacer?  

Lorenzo ya no la quiso, mientras estaba ciega otra vez...

No hubo manera de salvar a otras personas, ni siquiera a ella misma.

La vida bella había llegado a su fin antes de que comenzara.

Hacía tanto frío, pero Camila no pudo encontrar ropa para ponerse. Se acurrucó en un rincón, como la niña quien vendía fósforos.

En el momento en que se sentía tan mal, Camila quería esconderse en el pecho cálido de Lorenzo, pero...

¡Pero no existió supuesto!

Camila ya no quedó nada……

Camila ya no pudo contener la tristeza en su corazón y lloró.

***

En el salón privado especial del Bar Alberto.

Lorenzo no había dicho nada desde que entró. En un abrir y cerrar de ojos, se había tomado una botella entera de whisky, sin mencionar otros tipos de alcohol que se habían consumido.

—Dios mío. ¡No me asustes! ¿Estás loco? Bebes demasiado. ¡Vas a morir de alcohol! —En el momento en que Isaac abrió la puerta y entró en la habitación, se sobresaltó. Se frotó los ojos, pensando que se metió en la alucinación.

—Felicítame. Estoy a punto de ser libre y divorciarme.

Lorenzo se burló de sí mismo y tomó otro sorbo de bebida. 

—¿Estás en serio? Lorenzo, estás bebiendo demasiado, ¿no? Tomaré lo que me acaba de decir como la borrachera. Deja de causar problemas. Todo el mundo sabe que mimas mucho a tu esposa. ¿Ahora me dices que te vas a divorciar? —Isaac miró a Lorenzo con dudas— he oído hablar de muchos rumores. La princesa de la familia Bailey es la nuera verdadera que tu padre aprueba. Ella te ha estado esperando. Pero nadie espera que te cases de repente, por lo cual el señor Andrés Cambeiro ha sido infeliz.

—Hasta ahora, el señor Andrés piensa que no tomas el matrimonio con Camila en serio, y que te despertarás pronto. Está esperando que regreses a Fretston para casarte con la señorita de la familia Bailey.

—El imperio comercial establecido por el señor Andrés es incomparable verdaderamente. Mylo también es el líder en el campo empresarial. Si contraes matrimonio con la familia Bailey, incluso si Sergio y yo nos aliamos, no podremos superaros —dijo Isaac bromeando—. No está mal si te dejas convencido. El matrimonio con Camila es un error por coincidencia. No hace falta tomarlo en serio.

Lorenzo no dijo nada. Estaba bebiendo sin levantar la cabeza. El hombre sintió un dolor insoportable. No podía casarse con otras personas.

—No es prudente ahogar las penas en alcohol. Tengo aquí muchas chicas puras, las que ayuden a relajarte —Isaac dijo con una sonrisa.

—¡Vete! —Lorenzo miró a Isaac con frialdad.

—Yo...

Isaac miró a Lorenzo increíblemente. Era una noticia que nunca había visto. A los hombres siempre les encantaban las chicas limpias y hermosas, ¿no? Sin embargo, Lorenzo no las quería, e incluso las tomara como epidemia.

Isaac no podía entenderlo, ni saber las razones.

No debía adivinar lo que Lorenzo estaba pensando. Aun cuando intentara conjeturarlo una y otra vez, no podía lograrlo.

No pasaría nada si hablaba con Lorenzo de otras cosas, pero Isaac no se atrevía a desafiar la autoridad de Lorenzo, así que se fue de la habitación sin decir nada más.

Ya que Lorenzo tomó mucho y con tanta rapidez, se quedó inconsciente pronto.

—Sr. Lorenzo, mucho tiempo sin verte. —una voz dulce sonó de repente en la habitación privada.

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