Mi Esposa Astuta romance Capítulo 267

—Mañana, la sucursal del Grupo Cambeiro en Suiza celebrará una fiesta de aniversario, y estás invitada a asistirla.

Los ojos de Lorenzo eran muy sinceros.

—No soy empleada del Grupo Cambeiro. No es adecuado, ¿verdad?

Camila se congeló ligeramente al oírlo.

—Eres la Señora Cambeiro, la esposa del presidente, una razón tan fundamentada es suficiente, ¿no?

Lorenzo miró a Camila con una sonrisa.

—Nosotros...

—Algunas parejas ya existen sólo de nombre, aunque tienen un certificado de matrimonio. Mientras que a nosotros nos falta ese licencia, nuestro amor es eterno e inmutable.

Lorenzo interrumpió las palabras de Camila.

***

En el Palacio Beau-Rivage de Lausana.

Se celebraba el banquete de aniversario de la sucursal del Grupo Cambeiro en Suiza.

El Palacio Beau-Rivage de Lausana es uno de los hoteles más históricos y lujosos de Suiza, situado junto al Museo Olímpico Internacional y frente al fantástico lago de Ginebra, con 10 hectáreas de jardines. Desde el principio, el hotel se construyó como un refugio para los nobles.

Era, por así decirlo, un palacio compartido por los famosos, un lugar de dignidad, pero relajación, con cada centímetro lleno de lujo perezoso.

No se podía negar que el Grupo Cambeiro eligió este lugar para su banquete.

Para una ocasión así, era natural contar con una orquesta de la más alta sociedad, con las melodías como en una cena de palacio, en la que cada nota parecía oler a franco suizo.

Lorenzo siempre trataba a todos por igual, por eso, en dicho banquete, además de los altos cargos, también había empleados ordinarios que trabajaron duro para el Grupo Cambeiro.

Lorenzo, que estaba por encima de todos los demás y a quien nunca le había gustado asistir a estos eventos. Pudo asistir en persona, lo que demostró la importancia de este evento.

Los camareros estaban ocupados entre invitados bien vestidos con perfume. Las copas de cristal italiano estaban ordenadas en bandejas, así como los vinos tintos traídos directamente de la finca, todos ellos de la más alta calidad.

Lorenzo, con su copa, siempre se detenía de beber adecuadamente. Iba vestido de forma mucho más sencilla que los demás ejecutivos. Con camisa y pantalones negros, pero, aun así, era una presencia que no se podía ignorar. Miró a su alrededor, pero no encontró a nadie que quisiera ver.

—Luca, ¿todavía no ha llegado la señora?

Lorenzo llamó al asistente especial del presidente de la sucursal suiza.

—Lo siento, Presidente. No he visto a la señora.

El asistente especial Luca respondió con sinceridad. Estaba a punto de preguntar a Lorenzo si necesitaba hacer una llamada telefónica cuando la puerta del salón de baile fue abierta por un camarero y el sonido de unos tacones altos atrajo las miradas de mucha gente, incluida Lorenzo.

Camila rara vez se vestía de gala, que estaba acostumbrada a ser sencilla y simple, incluso cuando acompañaba a Lorenzo a ocasiones importantes. Su estilo era siempre ligero y elegante. Esta noche, el maquillaje y el atuendo de Camila combinaban como Atenea, la diosa de la sabiduría.

Su apariencia era sin duda el centro de atención, y los hombres miraban a Camila con indisimulado asombro.

—Señor Lorenzo, ¿voy a invitar a la señora?

Luca, el asistente especial, vio que los ojos de Lorenzo se posaban en Camila no muy lejos y trató de preguntar con voz suave.

—Comienza el banquete.

Lorenzo, que ya portaba un poco de autoridad imperturbable, vio las miradas inconfesables de los hombres que a ella la rodeaban. Al ver que algunos ejecutivos, actuando con imprudencia, se asomaban y tomaban la iniciativa para buscar un tema de conversación, su rostro se volvió aún más sombrío, y su voz también se aclaró mucho más fría.

Luca se quedó callado.

Luca asintió con la cabeza y se fue. Mientras tanto, rindió tributo en silencio para los hombres.

No fue realmente culpa de los hombres desinformados. Incluso él, que acababa de enterarse de que el presidente estaba casado, había visto a la esposa por primera vez y estaba aún más impresionante que en las fotos sin palabras para describirla.

El banquete comenzó con música clásica resonando en el gran salón de baile. Lorenzo, como líder supremo, asistió inevitablemente a la sesión de discursos. Sus palabras fueron escasas. Recibió las respuestas de los demás mientras levantaba su copa.

—Tu presencia así es como un invitado presuntuoso usurpando el papel del anfitrión. Tu señor Lorenzo no va a ser tu rival.

Amara miró la foto enviada por Camila y no pudo evitar suspirar.

—No hay nada comparable entre los hombres y las mujeres. Me desviví por comprar un vestido de lujo para no avergonzar al Señor Lorenzo.

Camila se quedó de pie en algún lugar y no avanzó para unirse a la diversión, publicando un selfie y charlando con su mejor amiga Amara.

—Oye, ¿has gastado tanto para comprarlo? No es como su estilo habitual. El Señor Lorenzo es encantador de veras.

Amara sabía que no debía ser capaz de escuchar el mensaje de voz en una ocasión así. Simplemente le envió un texto.

—Usé la tarjeta de diamante del Señor Lorenzo, que dijo que no es necesario que ahorre yo para él. Aun diciendo eso, sigo siendo un desperdicio. Después de todo, este tipo de ropa no se puede vestir todos los días, ni puedo usar la misma en cada fiesta.

Camila suspiró.

—Me moría de la envidia y sentía acidez del amor al saber tu vida.

Amara envió varios memes de envidia al final.

—No más charlas. Ya viene hacia mí.

Camila explicó y apagó su móvil.

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