Mi Esposa Astuta romance Capítulo 278

—Lo siento, no debo aparecer aquí.

La persona que apareció frente a los dos era Luca, el asistente especial de la sucursal del Grupo en Suiza, con una chica detrás de él.

—Señorita, para evitar malentendidos, déjame presentarte, esta es mi propia hermana, pero no te preocupes, no está interesada en Lorenzo, mi hermana lleva tres años casada y su hijo tiene casi un año.

—Hola, Señorita, soy Isabela, no me interesa Lorenzo, estoy aquí porque me interesas tú.

Isabela era entusiasta y alegre, y hablaba español con poca fluidez.

Camila se sintió avergonzada por no haberse dado cuenta de la presencia de ellos en la sala, y se apresuró a apartar a Lorenzo, con su carita sonrojada como si Lorenzo siguiera besándola con cariño.

La cara de Lorenzo cambió al instante y miró a Luca con disgusto.

Camila apenas pudo contener la risa ante la cara de Lorenzo. Afortunadamente, Isabela estaba entusiasmada y no se sintió demasiado avergonzada, pero la forma en que Isabela seguía mirando a Camila la hizo sentir incómoda.

—Lorenzo, tienes fama de ser adicto al trabajo, pero ahora que tienes esposa, deberías vigilarla más de cerca, no crees que sea una novedad verla todos los días, pero los señores de afueras no piensan lo mismo.

Isabela miró con diversión a Lorenzo. Le interesaba mucho esta escena.

—Chiquita, cómo te atreves a burlarte de mí.

Lorenzo se rió.

—Gracias por visitarme en sus apretadas agendas.

Camila no era tonta y se conmovió mucho.

—Yo voy a entregar los resultados del informe firmado a la oficina del decano.

Lorenzo se levantó, recogió los resultados del informe que estaban sobre la mesa de café y se dio la vuelta para marcharse.

—Camila, Lorenzo es muy considerado, pero mi hermano y yo llegamos en mal momento.

Isabela todavía era muy joven y, naturalmente, le gustaba quedarse con los amigos de misma edad y al ver la belleza de Camila, quería acercarse más a ella.

—No pasa nada, sólo estábamos bromeando.

La cara de Camila se sonrojó.

—Ya está. La señorita era elegante, no es como tú.

Luca levantó la mano y le dio una palmada en el hombro a Isabela, indicándole que dejara de hablar de ese tema.

—Lamento mucho lo que pasó en la última fiesta, no fue porque Janet tuviera alguna relación personal con Lorenzo que la dejamos ir, sólo fue que si no estuviera involucrada en asuntos comerciales confidenciales, no nos hubiera importado mucho su capricho en general, después de todo, tenemos que respetar a los clientes.

Luca miró a Camila y le explicó con voz seria, al fin y al cabo, esto también era una negligencia suya, si este asunto no se solucionaba, con el carácter de Lorenzo, tendría que matarlo.

—Es decir, no lo visteis durante el coma, Lorenzo estuvo a punto de destrozar el hospital, y fue mi hermano el que obligó a calmarlo, todos conocemos bien a Lorenzo y nunca habíamos visto a alguien tan introvertido emocionalmente que pudiera como una erupción volcánica.

Aunque Isabela le gusta ver el escándalo, prefería que la pareja se encontraba bien. Al fin y al cabo, fue un malentendido y podían explicarlo.

—Janet ella...

Isabela temía que Camila no la creyera y estaba ansiosa por explicarse.

—Te callas, ¿vale?

Luca, que era el hermano mayor, no tenía más remedio que detenerla.

—Lo que hay que decir, Lorenzo lo ha dicho todo, está bien.

Camila se había sentido incómoda al escuchar el nombre de Janet, pero ahora ya no.

—¡No!

Isabela pensó erróneamente que Camila estaba enfadada y no quería perdonar a Lorenzo.

—Lorenzo es una persona realmente confiable, si realmente tuviera algo con esa mujer, ¿Janet seguiría persiguiéndote y presumiendo de ella a propósito? En estos días, cuando estás enferma, todo el espíritu de Lorenzo se rompe, las mujeres siempre piensan en una oportunidad para poner a prueba la lealtad de un hombre. A Lorenzo no es necesario probar. Es sincero y fiel. Nunca tenía exnovia.

—Yo...

A Camila se le saltaron las risas, probablemente porque no dominaba mucho el idioma, o porque la gente de este país era más abierta, por lo que hablaba más abiertamente.

¿Sincero y fiel?

Camila casi no pudo contener la risa.

—De todas formas, no te preocupes, Lorenzo te quiere de verdad, mucho, mucho.

Isabela parecía convencida.

—Tú sabes mejor que nadie lo ocupado que está. Desde que estabas en coma, Lorenzo dependía del café solo para mantenerse despierto, y ni siquiera se atreveía a dormir por miedo a que te pasara algo.

Era obvio el cansancio de Lorenzo.

A Camila le dolió su corazón al escuchar las palabras de Isabela.

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