Después de unos minutos más, el timbre de la puerta volvió a sonar y el hombre miró el reloj. Estaba en hora, ni un minuto más.
—Vuelves a vivir en esta villa, ¿piensas hacer pública tu identidad?
En el momento en que se abrió la puerta, una voz coqueta resonó en el salón.
Ignacio miró hacia arriba, en dirección al dormitorio principal, e hizo un gesto al otro para que bajara la voz, pidiéndole que se sentara primero en el sofá, mientras él iba a la cocina para prepararle fruta.
—No tengo intención de hacerlo. Hoy era una ocasión especial. Deja de cotillear y no te olvides de hablar de asuntos serios en el Hotel Disado mañana.
Ignacio dijo, entregándole una taza de té.
—Ella es inteligente y revela tu verdadera identidad tarde o temprano. Tu hermano mayor me ha buscado hace poco, para saber de ti por mí, y está dispuesto a darme mucho dinero para llegar a una asociación de por vida con el Grupo Cambeiro. Desgraciadamente, no soy una persona que traiciona a mis amigos por dinero.
Lorenzo, sentado frente a él, dijo y lo miró.
—Tú eres el que va a heredar el Grupo Cambeiro, seguro que no te importa el poco dinero de mi hermano. Ella no se siente bien, así que deberías apresurarte a volver al trabajo.
Ignacio no fue nada cortés y le hizo un gesto para que se fuera.
—¿Quién no le gusta dinero? Renuncias a una buena amiga de la infancia, pero te preocupas tanto por esta mujer, que parece realmente cariñosa.
Lorenzo no pudo evitar reírse a carcajadas, lo miró significativamente por un momento y luego encendió un cigarro.
En realidad, Lorenzo creía que era más feliz que Ignacio tuviera sexo con ella que con alguien que no le gustaba.
Lo sabía todo sobre la familia Abasto. Aunque no era comparable con la familia Crouch, al menos era una familia médica. La calidad era buena y se ajustaba perfectamente a su buen amigo.
Lorenzo había pensado que Ignacio estaría soltero el resto de su vida, pero por suerte el destino le había llevado a tener sexo con Paola.
Sin embargo, no daba pena quien perdía la memoria. En cambio, Camila, que se quedó con sus recuerdos y miró al hombre que amaba con otra mujer a su lado, quien tenía un gran sufrimiento.
Aunque él la odiaba a Estela.
La familia Crouch era diferente de la familia Cambeiro, después de todo, llevaba el título de nobleza y las dos familias eran amigas desde hacía generaciones. Además, Ignacio siempre había guardado secretos, por lo que a Raúl no le preocupaba que le contara la verdad a Lorenzo.
—Estás presumiendo demasiado.
Lorenzo no pudo evitar reírse a carcajadas.
—Si tienes sexo con Camila, no voy a presumir. Si no, me reiré de ti —dijo Ignacio.
Lorenzo no contestó, sino que le dirigió una mirada severa y se fue.
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