Mi Esposa Astuta romance Capítulo 480

Estrictamente hablando, el vino solo tenía un impacto impulsador, no lo suficiente como para arruinar completamente su cordura.

Pero no sabía por qué, simplemente la deseaba, incluso sin esas facilidades.

Sentía que nunca se había interesado por las mujeres después de todos esos años, y nunca había tenido ninguna aspiración por ellas.

A veces incluso se preguntaba si había algo malo en su propia orientación sexual.

Pero en cuanto a Paola, todo cambió, y cambió para siempre.

Incluso cuando fue la primera vez, en realidad no estaba tan descontrolado, pero...

Especialmente después de probar la dulzura de ella por primera vez, al verla, no podía evitar su deseo por ella.

La mujer gimió, sacudiendo la cabeza desesperadamente, mientras la visión que tenía ante él mismo le despertaba su libido con más fuerza.

—Lo tenía todo pensado para hacer, pero entonces irrumpiste.

No quería asustarla, por eso se escondió en el gimnasio.

La respiración del hombre se hizo más pesada y sus manos la tocaban con mucha fuerza.

Ella intentó escapar, pero no podía moverse en absoluto, como un sacrificio que esperaba ser engullido.

Su voz estaba muy ronca, y su aliento caliente escaldaba su piel, haciéndola temblar.

—Yo, estoy preocupada por ti, que...

Lo intentó con todas sus fuerzas, pero no pudo ni siquiera decir una frase completa sin dificultad.

—Eres el antídoto perfecto.

Se burló de ella con malas intenciones y se rio suavemente.

—Dijiste que te portarías bien conmigo, y a menos que yo tome la iniciativa, escucharás mis decisiones.

Habló con lágrimas, sin poder evitar que le temblara la voz.

—Bueno, entonces en vez de forzarte, te haré llorar y me rogarás.

El hombre no le dio más tiempo para reaccionar y actuó con más fuerza, y ella temblaba cada vez más fuerte. Habría caído sobre la cinta de correr si no hubiera tenido al hombre para sostenerla.

Era un hombre extremadamente bueno en el aprendizaje, y una y otra vez la volvía loca. Todo su ser estaba a punto de colapsarse.

***

Al día siguiente.

—Acabo de ver el mensaje que recibí de Camila, ¿ya no puedo volver a vivir?

A Paola le dolía todo el cuerpo, e incluso le dolía respirar.

—Sí.

El hombre habló con despreocupación, empujando el carro de la comida hasta el dormitorio, ayudándola a terminar de asearse y vestirse, sujetándola en el sofá y dándole de comer.

La pobrecita estaba cubierta de marcas, y aunque a Ignacio le dolía un poco en el corazón, se sentía lleno de logros.

¿Qué significaba sí?

Esperaba a que ella viviera en su territorio para siempre, lo cual lo facilitaría para que hiciera amor con ella.

—Envíame mensaje o llámame con lo que quieres comer y volveré a cocinar para ti, sin hacer horas extras de trabajo.

El hombre se levantó con elegancia y la llevó de vuelta a la cama, cubriéndola cuidadosamente con una fina manta y levantando la mano para fortar su pelo antes de abandonar la villa con una sonrisa.

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