Mi Esposa Astuta romance Capítulo 66

Sergio giró la cabeza y sus ojos se posaron en la pared del pasillo.

Camila observó a Sergio, que estaba de pie frente a ella. Era muy guapo y amable. Como el Sr. Cambeiro, había nacido para ser el favorito de Dios.

Camila no podía creer lo que había dicho Amara. A este hombre le gustaba la mujer contundente y seductora.

—El segundo de la tercera fila.

A Sergio le gustaba ese estilo de un vistazo.

Ambos eligieron el mismo estilo y color como si compartieran una misma mente.

—Sergio, hoy has terminado tu trabajo tan temprano.

Al cabo de un rato, Amara se hizo la manicura y vio a Sergio cuando salió de dentro.

Sergio miró inconscientemente sus nuevas uñas.

—¿Son bonitas? —Amara sonrió y le mostró la mano a Sergio.

—Sí.

La mirada de Sergio se posó en sus uñas.

La familia de Amara era una familia ilustre, y ella fue educada con delicadeza. Era muy hermosa y brillante.

—Sergio, hemos comprado demasiadas cosas y estamos muy cansados de cargarlas. ¿Puedes hacernos un favor?

Amara entregó directamente la bolsa de la compra a Sergio.

Camila nunca esperó que las manos de Sergio llevaran un día las bolsas de la compra.

—Después de jugar todo el día, vuelves y descansas bien.

En el aparcamiento, el Rolls-Royce de Sergio llevaba mucho tiempo esperando.

—Leila y Diana rara vez te ven y deberías ser amable para llevarlas a casa. Mi coche está allí y podemos ir a casa —Amara señaló el coche rosa no muy lejos y dijo significativamente.

—La señora que ha sido extrañada en su comunidad ahora puede conducir. ¿Está segura de que puede llegar a casa sin problemas?

Sergio miró a lo largo del dedo de Amara.

—Hace mucho tiempo que no nos vemos. Si todo está esperando a que te ocupes de ello, ¿cómo puedo vivir mi vida? No hay nada malo en aprender a cuidar de mí mismo.

Amara sonrió.

—Tengo tiempo para llevar tu coche a casa. Sube —Sergio abrió la puerta y dijo.

—Pero Leila y Diana te están llamando —Amara no pudo evitar reírse.

—Sergio, hoy nos pasa algo, ¿puedes llevarnos a casa? —Leila y Diana se dirigieron rápidamente hacia Sergio, y Leila lo dijo con expresión avergonzada.

Al oírlo, Amara miró a Sergio y sus labios se curvaron.

—Ten cuidado en la carretera. No persigas la emoción —le dijo Sergio a Amara, y no hubo duda de que iba a llevar a Leila a casa.

—Vale, adiós.

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