Mi Esposa Astuta romance Capítulo 77

Lorenzo abrazó a Camila con fuerza entre sus brazos, como si temiera que desapareciera si la dejaba marchar. En el futuro, la escena de esta noche siempre la tendría presente. Camila era una chica que le calentaba el corazón. Era suave y mona, pero le miraba con unos ojos incomparablemente firmes, y le decía:

—¡Haré todo lo posible por protegerte!

—Ya veo.

La expresión de Lorenzo era muy suave. Su voz era baja y las comisuras de sus labios se movían ligeramente.

Camila fue igualmente enérgica y rodeó con sus brazos a Lorenzo por la espalda. Sintió que el abrazo de Lorenzo la tranquilizaba enormemente. Su rostro se sonrojó de vergüenza. Mientras él no le prestaba atención, ella depositó rápidamente un ligero beso en la comisura de sus labios.

—Es tarde. Debes tener hambre, ¿verdad?

Lorenzo rió suavemente. Sus finos labios besaron la brillante y limpia frente de Camila. Tras un largo silencio, la soltó lentamente.

El estómago de Camila estaba gruñendo en ese momento, y se oyó un gruñido. No había tenido tiempo de comer los fideos de arroz fríos mezclados con especias.

—Pequeño gato glotón, debes estar hambriento. La caja está llena de tu comida favorita. Le pedí especialmente al chef del Hotel Claus que la preparara. La cena, la sopa, el postre y los aperitivos están listos.

Del oscuro armario del coche, Lorenzo sacó una caja bien empaquetada y se la entregó a Camila.

Camila se hizo cargo de la caja. Estaba muy contenta. Resultó que el Sr. Cambeiro temía que ella tuviera hambre, así que le trajo especialmente un bocadillo para la noche. La comida aún estaba caliente, así que no hubo necesidad de abrir la caja. El aroma ya se había desbordado por el hueco de la caja.

—Hay una cosa más.

Dijo Lorenzo y sacó un termo del coche. Tenía una etiqueta. La escritura de la etiqueta era vigorosa y contundente, y decía:

—Té de leche de amor recién hecho.

—Sr. Cambeiro, es usted increíble. Sabe cómo complacer a las chicas tan bien.

Camila cogió el termo con una sonrisa. No podía esperar a abrirlo y probarlo. Sus ojos se volvieron instantáneamente asombrosos.

—¡Oh, Dios, nunca había probado un té con leche tan delicioso! La leche está llena de fragancia, no demasiado grasienta y dulce. La fragancia del té es desbordante, ¡y todo está en su punto! Puedes probarlo también, es realmente increíble.

Lorenzo vio que ella bebía alegremente y que tenía un poco de espuma de leche en los labios. Según su impresión, Camila nunca había engullido la comida, ni había fingido. Comer con ella era una especie de disfrute sincero.

—Espuma de leche sobre ti.

Lorenzo levantó el dedo.

—¿Eh? ¿Dónde?

Camila estaba un poco avergonzada y lo lamió rápidamente. Luego dijo tímidamente:

—¿Está bien ahora?

—Eres... tan dulce...

Lorenzo miró a Camila cada vez más profundamente. De repente, atrajo a Camila entre sus brazos, bajó su atractivo rostro y la besó cariñosamente hasta que Camila se sintió mareada por la falta de oxígeno. Entonces Lorenzo la soltó de mala gana.

...

En la Escuela de Medicina de Capttar.

Pascual seguía dando vueltas con Camila todos los días. Cambiaba las formas cada día, dejándola llevar los materiales medicinales, haciéndola revisar el inventario y dejándola hacer trabajos voluntarios. Paola siempre acompañaba a Camila sin excepción.

Camila siempre sacaba tiempo de su apretada agenda. Seguía a Paola para familiarizarse con el contenido de la evaluación. A última hora de la noche, leía con velas. El tiempo voló y llegó el día de la evaluación.

La Escuela de Medicina de Capttar se había animado mucho este día. El hecho de que Camila pudiera aprobar la evaluación se había convertido en un nuevo foco de atención.

Yesenia, la decana del departamento de enseñanza, tenía una expresión muy seria. Llevó las preguntas del examen a la sala de dispensación a primera hora de la mañana. La puerta principal de la sala de dispensación no estaba cerrada, lo que resultaba conveniente para los curiosos.

Como de costumbre, los alumnos llegaban primero y la esperaban en los exámenes. Hoy, cuando entró en el aula, no vio a Camila. El rostro de Yesenia se volvió aún más sombrío.

—Paola, ¿dónde está Camila? Hoy es el día de la evaluación, ¡pero Camila se atreve a ignorarlo! Se le da muy bien ponerse al aire. ¿Cuándo me va a dejar esperar?

Yesenia levantó las cejas con frialdad y miró a Paola, que estaba muy ansiosa. Su voz era muy desagradable.

—Esta... Camila, ella... comió algo malo y tuvo dolor de estómago... así que me temo que no hay manera de que ella determine la hora...

Paola habló temblando. Levantó la mano y se secó el sudor frío de la frente. De hecho, desde que llegó a la Escuela de Medicina de Capttar esta mañana, no había visto la figura de Camila. Miró a su alrededor buscando a Camila, pero no pudo encontrarla.

¡Maldita sea!

¡Camila, a dónde fuiste!

Paola seguía murmurando en su corazón, y le sudaban las palmas de las manos. Yesenia era notoriamente irascible. Si alguien la ofendía, prefería morir.

—Paola, no eres buena mintiendo. ¡Por tu apariencia, puedo decir que estás mintiendo! ¡Apúrate y dime! ¿Qué está haciendo Camila? —Yesenia habló bruscamente.

—Esto... Yo...

Paola estaba a punto de llorar. Realmente no lo sabía.

—Decana Palacio, en mi opinión, Camila debe tener miedo, por eso no se atrevió a venir a hacer la prueba.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Esposa Astuta