Mi esposa con múltiples identidades romance Capítulo 176

Jennifer explicó: "Tengo una muela del juicio desde hace poco, así que tengo la mejilla hinchada. Se recuperará en unos días. No me cojas las mejillas. Me va a doler".

Iván la miró con ternura y le pinchó la punta de la nariz. "¿Una muela del juicio? Eso es raro para un adulto". Luego le frotó el pelo. "Está bien. No te sujetaré las mejillas. ¿Te mando al hospital? ¿Tienes alguna forma de liberar el dolor?"

"No es gran cosa". Jennifer le miró a los ojos, negando con la cabeza. "Es normal. Estaré bien en unos días. No te preocupes".

"Está bien". Iván sacó un llavero de su bolsillo, en el que había una pequeña muñeca de niña. "¿No se parece a ti?"

Jennifer miró más de cerca y negó a propósito: "En absoluto. Es fea". Sin embargo, le arrebató el llavero de la mano. "¿Es para mí? Gracias".

"Mira este. ¿Este es guapo?" Iván le mostró el otro. "Este es para mí. Los hice a mano yo mismo".

Jennifer lo comprobó cuidadosamente, se llevó el llavero del chico y le devolvió el de la chica. "Quiero el chico. Siempre que te eche de menos en el futuro, lo miraré".

"Niña tonta. Si me echas de menos, debes llamarme. Entonces apareceré delante de ti enseguida", se burló Iván.

Unas brillantes sonrisas florecieron en sus rostros.

"Has aceptado mi regalo. ¿Puedes responder ahora a mi pregunta?". Iván guardó el llavero y la agarró por los hombros con suavidad, mirándola con afecto. "¿Tiene la respuesta, señora Marsh?"

"Te quiero", respondió Jennifer sin dudar, mirándole a los ojos con sinceridad. "No sé cuándo empezó. Probablemente desde el momento en que deseé que fueras feliz, que pudiera curar las heridas de tu espalda así como tu problema de estómago, que pudiera curar a tu madre, y también espero..."

Iván no pudo contener más su deseo. Presionando la parte posterior de su cabeza, capturó sus suaves labios y selló todas sus palabras inconclusas.

El pecho de Jennifer subía y bajaba ferozmente, sus manos se aferraban a su camisa con fuerza.

Una corriente cálida recorrió las venas de Iván. Sintió algo que nunca había sentido en los últimos 38 años.

Su beso francés duró un buen rato.

Cuando Iván se apartó, Jennifer era demasiado tímida para mirarle a los ojos. Él le pellizcó la oreja suavemente, mirándola con cariño. "Unos estúpidos periodistas tomaron las fotos de Catherine Collins y de mí..."

"Un momento", le interrumpió Jennifer con suavidad y le preguntó: "¿Te estás explicando?".

Iván se quedó desconcertado durante un segundo. "¿Has visto las noticias?"

"No necesito tu explicación, Iván". Jennifer lo abrazó, apretando su cara en su cálido pecho. "Confío en ti".

El corazón de Iván dio un salto mortal. La abrazó fuertemente a su vez.

"También tengo un regalo para ti". Jennifer se dio la vuelta y caminó hacia el escritorio.

Pronto, Iván vio un pequeño frasco de medicina con una etiqueta escrita a mano en su mano.

"Este medicamento es para tu problema de estómago. No puedo garantizar que pueda curar tu gastritis por completo, pero vale la pena probarlo", explicó con un tono agradable. La sonrisa en su rostro hizo que Iván sintiera calor en su pecho.

Cogió el frasco. "¿Cómo voy a agradecérselo? Dígame. ¿Qué regalo quieres?"

"Quiero que trates bien a Alfie y a Diana toda la vida, aunque puedas tener otros hijos en el futuro", soltó ella en tono relajado.

Iván no percibió nada malo. Se rió: "Cariño, ¿quieres decir que quieres volver a quedarte embarazada?".

"¡Respóndeme!" Jennifer insistió como una niña testaruda.

"De acuerdo. Lo haré". Iván la miró solemnemente. "No importa cuántos hijos tengamos en el futuro, no dejaré de querer a Alfie y a Diana. Estuve ausente de sus vidas durante siete años. Juro que los amaré más".

Su promesa fue un alivio para Jennifer. Una suave sonrisa jugó en sus labios, que parecían encantadores y a la vez un poco desgarradores.

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