"Señor Lawrence". Tammy se acercó y le recordó con preocupación: "El suelo está frío y, por favor, no beba demasiado".
"Déjeme", dijo Spencer con ligereza, "quiero un poco de paz". Sólo el sonido de la lluvia podía darle un momento de paz.
Tammy bajó las escaleras, preocupada tanto por Iván como por Spencer.
Hace más de una década, Iván envió a Tammy a cuidar de Spencer.
Spencer no lo sabía hasta ahora. Si no, no habría aceptado.
Puede que los demás no lo sepan, pero Tammy sabía que Iván se preocupaba por Spencer.
Cuando Tammy vino a cuidar de Spencer, Iván llamaba todas las noches para preguntar por la situación de Spencer, sobre todo preguntando por su estado de ánimo y mental.
Así que Iván conocía muy bien a Spencer, incluso su temperamento.
La familia era importante para Iván. No quedaban muchas personas en el mundo que compartieran la misma línea de sangre con él.
La fuerte lluvia seguía cayendo fuera de la ventana, mezclada con viento y truenos.
Dios parecía estar triste.
Después de un largo rato.
Unos pasos llegaron desde atrás, Spencer miró hacia atrás con la botella de licor en la mano y vio al todavía apuesto Iván.
No había rastro de morbo en Iván. Era alto, con la espalda recta. Llevaba algo de prestigio.
Spencer cerró los ojos, levantó la cabeza y tomó un sorbo de whisky.
Iván bajó, se acercó a Spencer y se sentó también en los fríos escalones, lo que era muy poco habitual en él.
Incluso a Spencer le pareció increíble.
Al cabo de un rato.
Spencer levantó la cabeza y bebió un trago de whisky. "En realidad, no hay nada entre ella y yo". Se rió de sí mismo. "Mira, vivimos en dos habitaciones".
"Un llavero de una mini-muñeca que se parece a ti, que le regalaste. Esa cosa no vale más de veinte dólares, pero ella la trata como un tesoro".
"Un colgante de jade puede no tener nada que ver contigo. También hay un álbum de fotos lleno de fotos que hiciste en Nueva York. Ella lo hojeaba de vez en cuando".
¿Un álbum de fotos?
¿Eran dos?
Las palabras de Spencer cayeron sobre el corazón de Iván, aturdiéndolo y entristeciéndolo.
"Estas cuatro cosas estaban guardadas en una bolsa que estuvo a punto de ser robada aquel día", recordó Spencer la escena de aquel día, todavía asustado. "Ella luchó con el ladrón por esta bolsa, y así perdió a su hijo no nacido".
El corazón de Iván estaba fuertemente atado por sus vasos sanguíneos, cada vez más apretados. Estaba a punto de ser asfixiado.
Su corazón estaba roto.
Se fue estando embarazada... La vigilancia mencionó al niño, pero él no esperaba que ésta fuera la razón del aborto.
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