Iván no vio a Pippa. Se sentó en su silla y se quedó mirando el vestuario.
Después de unos cinco minutos, la puerta se abrió.
Jennifer apareció a su vista, levantando el dobladillo de su vestido y acercándose. Estaba elegante, como si brillara con fuerza.
Él se levantó para recibirla. Sus ojos eran suaves, y su corazón era sólo para ella.
El vestido era bien ajustado y sencillo, con un cuello redondo. Este vestido resaltaba muy bien su esbelto cuello y su elegancia.
Las lentejuelas adornaban todo el vestido. Bajo la luz, era tan bonito que no podía apartar los ojos de él. Todo el vestido estaba hecho de un tejido cómodo, y la exquisita confección podía verse y sentirse.
Sólo porque Jennifer lo llevaba, el vestido parecía más caro. Era lujoso y elegante.
"¿Es bonito?", preguntó juguetonamente al ver que él no había podido apartar la mirada.
Iván la abrazó y la miró con cariño. "¡Mi esposa es la mujer más hermosa de este mundo!".
Al escuchar esas palabras tan cursis, una bonita sonrisa apareció en el rostro de Jennifer. Estaba como una flor.
"Ve a arreglarte el pelo, cariño". Iván la llevó al tocador.
"Señora Marsh, tenemos bastante experiencia en peinados. Puede decirnos lo que quiere".
"Confío en ustedes". Jennifer se mostró amable: "Haz lo que creas conveniente".
"De acuerdo".
Entonces los estilistas empezaron a peinarla, sonriendo y con delicadeza. Fue un placer para ellas simplemente ayudarla con su cabello.
Una vez que Pippa se hubo peinado y maquillado, sintió que la persona del espejo era tan desconocida. Parecía que había utilizado diez filtros.
No pudo evitar sacar su teléfono para hacerse un selfie. Era como una niña.
Pippa hacía lo que le decía. Sus diversas poses fueron captadas por Iván.
Iván trataba bien a Pippa porque ésta le había dicho algo una vez.
También porque Pippa realmente quería que él estuviera con Jennifer.
Así que, fuera o no una empleada, podía ser una amiga.
Después de que Jennifer se maquillara, Iván las llevó al coche y se dirigió al banquete.
Como la heroína del drama, Georgia esperaba poder ser la estrella más brillante esta noche.
Después de maquillarse exquisitamente, se acercó a Spencer. "El director ha dicho que soy tu acompañante esta noche". En cuanto terminó de hablar, tomó la iniciativa de cogerle del brazo.
Spencer metió las manos en los bolsillos. No la apartó, pero sus ojos eran fríos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi esposa con múltiples identidades