En cuanto la puerta se abrió, un hombre reaccionó rápidamente. Encerró el cuello de Linda y presionó una daga contra él, manteniéndola controlada.
Linda palideció y no pudo pronunciar ninguna palabra para pedir ayuda.
Una vez que Catherine entró por la puerta, vio la escena. Mientras se detenía a mitad de camino, se puso sobria.
"Sra. Collins, llevamos horas esperándola". El hombre que llevaba la delantera se levantó del sofá. "Por fin está en casa".
Su tono era educado, pero él y sus compañeros se comportaron de forma agresiva.
Catherine miró a Linda con pánico. Su corazón se apretó al estar preocupada.
Las piernas de Linda se debilitaron, temblando. Atemorizada, no pudo emitir un pitido.
Catherine trató de calmarse. Entonces se dio cuenta de que había cinco hombres en su apartamento. Estudiando sus atuendos y expresiones, se esforzó por averiguar por qué habían acudido a ella.
No parecían ladrones.
Catherine se adelantó y cerró la puerta tras ella. "Díganme. ¿Por qué están aquí? No le hagas pasar un mal rato".
"Es usted muy inteligente, Srta. Collins". El hombre que llevaba la delantera sonrió.
Uno de sus compañeros arrojó un acuerdo sobre la mesa de café.
Catherine se sentó en el sofá y su mirada se encontró con los ojos de pánico de Linda. Le dijo con calma al hombre que sostenía la daga: "Suéltala. Es sólo una niña".
El hombre miró a su líder y guardó la daga.
Otro hombre dijo: "Señorita Collins, si firma el acuerdo, nunca haremos nada para dañarla".
Catherine cogió el acuerdo para leerlo detenidamente. La Parte B era el Grupo R-Alan.
Ella lo conocía bien, ya que era el enemigo acérrimo del Grupo Marsh. Era una empresa bien desarrollada, pero todos sus empleados eran arrogantes y sus responsables estaban dispuestos a correr riesgos. Su única visión era ganar al Grupo Marsh para comprobar su valor.
Sin embargo, después de fracasar, hacían trucos sucios en secreto.
El hombre que sostenía una daga soltó a Linda, siguiendo a los demás para ponerse de pie.
Otro hombre dijo: "Señorita Collins, usted es inteligente y tiene talento. Mientras esté dispuesta a dejar este asunto, seguramente tendrá un futuro brillante".
Catherine no respondió, aparentemente indiferente. Ni siquiera los miró.
Sin embargo, habían obtenido su acuerdo firmado y terminado su misión, así que no necesitaban quedarse más tiempo.
"Este acuerdo es legal. Venid a trabajar mañana. Si rompe el acuerdo, tendrá una sanción. Srta. Collins, creo que no se va a llevar una demanda ni va a pagar la enorme penalización". Con esas palabras, los hombres se alejaron mientras reían.
La puerta estaba cerrada con llave. Después de un largo rato, Linda finalmente volvió a sus cabales.
Sentada en el sofá, Catherine parecía inexpresiva. Sacó su teléfono y marcó un número. "Hola, ¿administrador de la propiedad? ¿Qué le ocurre? Alguien ha entrado en mi casa antes".
Linda se quedó sorprendida al escucharla hablar por teléfono.
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