Capítulo619
-Este es su hermano, quien la mimaba y amaba más que a nadie en el mundo.
Sin embargo, en este momento, siente miedo y terror hacía él.
-¿No lo sabes? No importa, yo lo sé- dijo él.
Al decir esto, otros dos guardaespaldas llevaron arrastrando a Ramón, quien ya estaba medio
muerto después de la paliza.
Jimena se tapó la boca, aterrorizada.
A medida que arrastraban a Ramón hacia adentro, dejaban un rastro de sangre en la sala de estar.
-Ramón, has estado conmigo durante diez años, y nunca te he tratado mal. Si no fuera por mí, ya habrías sido golpeado hasta la muerte en la calle- dijo Rodrigo mientras se sentaba con calma en la silla que Luisana había traído. ¿Es así como me devuelves el favor, fingiendo lealtad delante de
mí y adulando a mi hermana detrás de mi espalda?
-Señorita, sálvame- suplicó Ramón, dándose cuenta de que no tenía a dónde más recurrir.
Jimena apartó la vista, incapaz de soportar la visión del rostro desfigurado de Ramón.
-Luisana, lo de siempre- dijo Rodrigo mientras entrecerraba los ojos y encendía un cigarrillo
tranquilamente.
-Así es, Rodrigo- respondió Luisana con calma.
Se acercó a Ramón y, con mano firme, agarró su barbilla con la izquierda mientras metía la
derecha rápidamente en su boca.
Los sonidos de sufrimiento eran tan repulsivos que daban escalofríos.
La lengua de Ramón fue cortada en ese mismo momento.
—
-¡Ah! Jimena se abrazó la cabeza y gritó, luego se desmayó de miedo.

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