Cierro mi casillero después de meter mis libros y cuadernos. Me alegro de que el día haya terminado, ya me estoy cansando de tener que escuchar a los inmaduros de mis compañeros hablar de quien se dio un beso con quien en la fiesta de no sé quién. Tienen que aprender a madurar y darse cuenta de que lo que pasa en una fiesta, se queda ahí.
Entré hace un par de semanas a la escuela, nuevamente. No tengo idea de cómo voy a terminar el año porque apenas vamos a cumplir un mes desde que entramos y ya tengo cuatro meses de embarazo. El bebé sigue siendo algo pequeño, por lo que puedo seguir ocultando mi embarazo, pero es porque uso playeras algo anchas y no cosas ajustadas. Si lo hiciera, puede que algunos piensen que he engordado, pero muchos se darían cuenta de mi estado.
La cosa es que ya se me nota cuando uno pone atención en esa zona.
Bren me hace ese comentario todos los días. Sigue siendo el único que sabe que estoy embarazada. No me he atrevido a contarle a nadie más, mucho menos a Mack.
Siento la mirada de un par de chicas de tercer y último año. Yo estoy en segundo así que no las conozco muy bien. Sé que una de ellas es la eterna enemiga de Mack, pero nunca había tenido problemas conmigo. Ahora, ella y sus amigas me miran de mala manera y yo solo las ignoro mientras camino por el pasillo.
- ¡Cass! - escucho que grita Bren a mis espaldas.
Me doy vuelta para recibirlo con una sonrisa mientras me abraza. Ahora entiendo porque esas chicas me estaban mirando así.
Hace unas dos semanas salió el rumor de que Bren y yo teníamos una relación y que la estábamos escondiendo porque Bren es el ex novio de Mack de cuando éramos niños y un montón de líos que solo existen en las telenovelas. Todo esto solo porque ahora él y yo estamos más unidos que nunca. Estamos juntos en los recesos y cada vez que podemos. Él se muestra muy cariñoso conmigo y eso nunca lo ha hecho con otra chica. Obviamente él y yo no tenemos nada, pero por más que intentemos aclararlo, todos creen eso.
No quiero ni pensar en cómo van a ser las cosas con ese rumor cuando se sepa lo de mi embarazo.
Ahora, todas las chicas que han estado enamoradas de Bren desde hace tiempo me odian. No es que me importe mucho, pero me odian en serio.
-Hola, Bren- lo saludo con un beso en la cara- ¿Listo para ir a casa?
-Listo para ir a casa, linda Cassie- me dice y yo no puedo evitar sonreír.
Caminamos uno al lado del otro mientras él busca algo en su mochila. Saca una manzana y me la entrega.
- ¿Cómo sabías que quería una manzana? - le pregunto entre risas.
-Has tenido antojo de manzana toda la semana- me dice como si fuera obvio y yo asiento dándole una mascada a mi manzana- Hoy al menos estoy preparado y no tengo que verte con un puchero en tus labios porque no tengo una manzana para darte.
Nos reímos mientras retomamos el camino a casa. Este último mes he tenido más síntomas que los anteriores. Me dan ganas de comer en cualquier lado y momento. Menos mal que mis profesores no tienen problema con que comamos en sus clases, pero lo peor ha sido los vómitos. No son muy frecuentes, solo que en las mañanas siempre despierto con ganas de vomitar. Lo otro es que a veces me mareo, pero todo esto es normal.
-Tienes que comer un poco más, Cassie- me reprende Bren como lo hace todos los días- Sigues teniendo un vientre muy pequeño y el bebé no está creciendo bien.
- ¿Has visto mi estómago? - le pregunto con ironía- ¡Está más que enorme!
-Eso no es verdad. Apenas si se te nota cuando te veo con tus playeras ajustadas cuando estamos en tu casa y no está tu mamá.
- ¿Y no debería estar bien así?
-No, debería ser más grande- me reprende cada vez más- ¿Acaso escuchas a la doctora cuándo vamos?
No digo nada porque tendría que decir que no la escucho mucho. Hace unos días fuimos a la cita de los cuatro meses y me dijo que, aunque el bebé estaba más grande, no media lo suficiente. Al menos en lo demás se está desarrollando bastante bien. Es un bebé sano de cuatro meses y una semana de gestación.
Me recetó varias vitaminas extras que cuestan bastante caro, pero mi sueldo en la heladería no es tan malo así que no fue tan malo tener que hacer ese gasto.
Hoy tengo libre. Es mi día de completo descanso en donde intento ponerme al día con las materias. No es que me esté quedando atrás, pero tengo menos tiempo que el resto.
Estos días Bren y yo siempre venimos a mi casa. Es más cómodo porque mamá nunca está en casa y podemos estudiar con tranquilidad.
- ¿Tienes hambre? - le pregunto llegando a la cocina y abriendo el refrigerador
Por favor que diga que sí. Me voy a sentir muy mal si como sola y yo me muero de hambre. El invasor ha hecho que siempre me muera de hambre.
- ¿Qué hay para comer? - pregunta acercándose a mí.
Está detrás de mí y demasiado cerca. Sé que no lo hace en plan coqueto. Solo quiere ver que hay en el refrigerador, pero mis hormonas no están muy bien porque todo contacto de Bren hace cosas extrañas en mí y me deja deseando más.
Cosa que nunca recibo porque él y yo solo somos amigos.
-Me gusta como se ve ese pastel de arándano- dice apuntando y se acerca más a mí.
Que alguien me dé paciencia y resistencia para aguantar este día con Bren.
Es que, él ni siquiera me ayuda. Trata de verse lo más guapo que puede todos los días. Ahora está usando unos jeans negros rotos en las rodillas con una playera normal de color blanco.
Puede que esté exagerando, pero se ve como un dios griego.
-Entonces podemos comer eso mientras estudiamos.
Saco el pastel de arándano y sirvo dos porciones enormes en dos platos diferentes. Bren no me deja llevarlos a mí, así que él lleva ambos hasta la mesa del comedor donde ponemos también nuestros cuadernos, libros y lápices. Listos para estudiar.
-Me incomoda un poco usar playera algo anchas- le digo a Bren con el ceño fruncido- No estoy muy acostumbrada a usarlas.
-Siempre te pones una de esas playeras ajustadas debajo, solo quítate lo que te molesta y quédate con la que está abajo- dice moviendo los hombros como si fuera una cosa sin importancia.
Pues a mí sí me importa, Bren. Creo que estoy muy sensible o ya todo este asunto me volvió loca. Puede que un poco de ambas.
Le hago caso y quedo con esa playera ajustada que tanto me gusta. Es de color roja y hace que el invasor se note bastante más de lo normal.
Siento la vista de Bren en mí y me avergüenzo. Debe pensar que me veo obesa así.
- ¿Qué tantas miras? - pregunto intentando ser amable.
Obviamente, no funcionó.
-A ti- responde él sin verse afectado por el modo en que le hice la pregunta.
- ¿Analizas que tan gorda estoy?
-No, solo admiro lo hermosa que te ves- responde y hace que me sonrojo- El invasor hace que te veas más linda de lo normal y pensé que eso no era posible.
-Entonces me veré como una reina para ti en un par de meses cuando ya ni el equilibrio pueda mantener- respondo con un poco de enojo.
-Si, te verás como una reina- responde él ignorando mi enojo.
Dejo de tener mi ceño fruncido y le sonrío. Él ha estado en todas conmigo, lo mínimo que puedo hacer es darle una sonrisa.
-Viaje de negocios- responde subiendo sus hombros- Quiere dejar todo listo antes de que nazca Eliana.
Le hago un gesto con la mano para que se recueste conmigo y lo hace. Se ha vuelto una costumbre para nosotros hacer esto y aunque se vea mal, me gusta estar así con Bren. Seguimos sin ser nada más que amigos, pero ¿quién dice que los amigos no pueden tratarse con cariño?
- ¿Por qué tienes el apellido de tu padrastro? - le pregunto sin filtro alguno. Así somos Bren y yo.
-Porque Coleman suena serio y formal- me dice poniendo cara de serio.
-Ambos sabemos que tú no eres ninguna de esas dos cosas- río y hago que quite su expresión de seriedad fingida.
-Mi papá nunca llegó a darme su apellido- dice moviendo sus hombros como si no fuera gran cosa. Creo que últimamente le gusta hacer eso- Las cosas entre él y mamá eran extrañas y no he preguntado mucho. Solo sé que apenas llegó a nuestra vida quiso que llevara su apellido.
-Es lindo de su parte.
-Él es mi papá, Cass- dice ahora con emoción- Me ha enseñado tantas cosas que es mi padre.
Nos quedamos en silencio mientras el sueño comienza a inundarme. Llega un momento en que siento como la mano de Bren acaricia mi vientre y me relajo. Estoy acostumbrada a que la mano de Bren me acaricie de este modo.
- ¿Has hablado con el invasor? - me pregunta y yo, medio dormida, niego con la cabeza- Tienes que empezar a acostumbrarte a que él o ella está aquí.
-Todavía me cuesta un poco creerlo- respondo con sueño.
-No es tan difícil. Mira, te mostraré.
Bren se agacha hasta mi estómago y deja un pequeño beso en ese lugar. Intento no llenarme de ternura y tristeza al mismo tiempo.
No es Bren quien debería estar haciendo esto.
-Hola, tú- dice con voz suave- Te hablo para advertirte que tu mamá es un poco tonta a veces y que prefirió hablar sobre el clima con tu papá en vez de decirle que vienes en camino.
-Hey, no hablamos del clima con Tony- le digo arrepintiéndome de haberle contado a Bren lo de la llamada.
-Como sea, no le dijiste de la existencia del invasor- dice mientras vuelve a la posición de antes- Tienes que decirle, Cassie.
-Cuando sea el momento.
-No hay un momento correcto para decirle a un chico de dieciocho años que va a ser padre- responde Bren también quedándose dormido- pero tienes que hacerlo.
-Si pudiera lo haría, Bren.
- ¿Estás segura de eso?
Me quedo en silencio y cierro los ojos simulando estar dormida. Además, estoy a punto de estarlo de verdad.
¿Le diría a Tony lo del invasor si fuera más fácil comunicarse con él?
No lo sé. Me asusta demasiado su reacción como para estar segura de eso. Lo que, si sé, es que en algún momento tendré que decirle y mientras antes, mejor.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pequeño caos (COMPLETO)