Mi pequeño caos (COMPLETO) romance Capítulo 20

- ¿Qué tal es el cappuccino de vainilla? - me pregunta una chica que debe ser uno o dos años mayor que yo, quien está con su novio a su lado.

-Es el más dulces de los cappuccino, pero si quieres lo más dulce, te recomendaría el café de vainilla- les digo y ella, muy sonriente, asiente mirando a su novio quien a su vez la mira con ternura y diversión.

-Entonces ella quiere un café de vainilla y yo un café negro- dice el chico y yo asiento.

Me gusta mi trabajo. Pensé por un momento que iba a ser un poco más desagradable, pero me gusta atender a la gente y ayudarlos a escoger, porque Phillipe tiene una cantidad de tipos de cafés y helados que es impresionante.

Si, sigue siendo un poco extraña la heladería/cafetería, pero funciona muy bien.

Les cobro a los chicos y le pido que esperen a un lado mientras una de las nietas de mi jefe, Leanne, los prepara. Ella no es muy habladora, pero es tranquila y trabaja solo los fines de semana. Tiene unos catorce años, más o menos la edad de Sam.

-Cassie, ¿podrías venir un momento? - me llama Phillipe y vamos hacia la bodega donde tenemos todos los cafés guardados.

Me pongo nerviosa porque siempre he escuchado de mamá que cuando el jefe te llama para hablar a solas nunca es bueno.

Nos sentamos en unas sillas de madera que Phillipe mantiene allí. Cuando esta aburrido le gusta venir a leer aquí y a veces me pide que lo acompañe, pero solo cuando el día está muy malo y no hay gente que atender.

- ¿Cómo te sientes, pequeña? - me dice con mucha ternura- Después de que me contaste lo que pasó, pensé que necesitabas un descanso.

Si, le conté lo que pasó en casa. Él es como de esos ancianos que saben que algo te pasa con solo verte la cara.

-Me siento bien- respondo con honestidad- El trabajo me ha mantenido entretenida y me ha sacado los problemas de la cabeza.

-Eso me gusta, Cassie- dice y yo le sonrío- ¿Tú sabes que yo vivo aquí?

-Si, en la casa de atrás del local- respondo un poco confundida.

El terreno donde está el local es bastante grande. Lo suficiente como para que Phillipe tenga una casa detrás del local y no es para nada pequeña. Vive solo, aunque a veces le toca cuidar a Callum y a Leanne, que son hermanos. Parece que sus padres trabajan viajando mucho y ellos se quedan con su abuelo.

-Tengo muchas habitaciones en esa casa- dice con una sonrisa- Me sobran un montón, incluso pensando en las habitaciones de Callum y Leanne.

-Me imagino, su casa se ve enorme desde afuera.

-La cosa es que tengo demasiadas habitaciones y no tendría problemas para recibir a una linda y trabajadora chica con su bebé.

Me quedo en shock. De verdad que me quedo paralizada y trato de responder algo, pero estoy en blanco.

¿Acaso acaba de ofrecerme alojo?

- ¿Está hablando en serio? - pregunto entre emocionada y confundida.

- ¡Claro! - responde con una sonrisa- Eres una gran chica, Cassie. Mereces tranquilidad y te la ofrezco viviendo aquí conmigo.

-No creo que tenga el dinero suficiente para arrendar uno de sus cuartos...

-Sería gratis, pequeña. -dice y yo estoy que rompo en llanto- Me vendría bien la compañía y a ti te vendría bien la ayuda con tu bebé cuando nazca.

-No quiero ser una molestia...

-No lo serás- dice y le sonrío. Creo que nunca nadie había sido tan amable conmigo sin haberme conocido hace tan poco- En cambio, me entusiasma tener más ruido en una casa tan grande.

Me quedo pensando en las posibilidades y no suena nada de mal. Digo, Phillipe es solo una persona en extremo amable que solo quiere ayudarme. Sé que no hay nada malo detrás de esto.

También sé que se siente muy solo y bueno, yo cuando estaba en casa también. Dejaría de molestar a los padres de Bren, aunque él se molestaría conmigo, un poco.

-No tienes que contestar ahora- dice- Tómate tu tiempo y me avisas.

-Muchas gracias, Phillipe- digo y lo abrazo- Muchas, muchas gracias.

-No tienes nada que agradecer.

Nos separamos y comienzo a caminar de vuelta hacia mi lugar de trabajo, pero en ese momento entra Leanne con una sonrisa tonta en la cara y las mejillas sonrojadas.

-Cassie, hay un chico afuera buscándote- dice y yo asiento confundida. Aun me queda una hora de trabajo.

-Vete antes- dice Phillipe con tranquilidad- Yo atenderé la caja.

- ¿Está seguro?

-Si, solo ve y arregla las cosas con ese chico.

Asiento y agradezco para después salir y encontrarme con Tony esperándome con expresión aburrida cerca del mesón de pedidos.

Tomo una bocanada de aire y me hago la fuerte. Acaricio mi vientre mientras le prometo a mi bebé que no me voy a estresar con Tony y que todos vamos a estar bien. No quiero que por tener más estrés en mi vida eso le haga daño al invasor.

Tony me mira y siento que todas mis fuerzas desaparecen, pero cuando me sonríe un poco vuelven a aparecer.

¿Acaso ya volvió el Tony de antes?

-Hola, Cass- me dice y yo le sonrío a modo de saludo- Lamento haber venido antes, pero puedo esperar si es necesario.

-No, tranquilo. Ya me puedo ir.

Tomo mi mochila, que estaba al lado de la caja registradora, me despido de Phillipe y Leanne para después caminar hacia afuera junto a Tony.

Creo que debería empezar a abrigarme más porque el viento me cuela en los huesos y es imposible no comenzar a tiritar de frío y eso que estoy con una chaqueta.

Tony me mira y comienza a sacarse su corta vientos para colocarlo sobre mis hombros. Él queda solo con una playera de mangas cortas, pero parece no sentir el frío.

-Lamento todo lo que pasó- comienza la conversación de pronto- y también como reaccioné. Me tomó por sorpresa.

-Si, a mí también me tomaste por sorpresa- respondo y él me sonríe.

-Solo quiero aclararte que no tengo dudas de que el bebé sea mío- dice y yo suspiro, yo sé que las tuvo en un momento.

-Me alegro, porque es así. Este bebé es tuyo.

- ¿Qué? No, Cass- dice de manera dulce, como mi antiguo Tony. Mea abraza y yo dejo que lo haga. Quiero los abrazos de Tony más que nunca- Yo no quiero deshacerme de ustedes, pero tengo que tener una carrera para poder mantenerlos.

-Puedes conseguir un trabajo aquí- digo con la voz ahogada y entre susurros- Puedes entrar a la universidad y...

-No es eso lo que yo quiero de mi vida- dice alejándose un poco- Me gusta la carrera militar, Cassie. Me gusta mucho. Todos mis superiores dicen que estoy hecho para esto, cosa que yo no pensaba antes. ¿Quieres que deje mi sueño por ustedes?

Me quedo pensando y mi parte egoísta dice: "Si, renuncia a todo y quédate con nosotros. Aquí encontrarás otro sueño", pero sé que no puedo pedir eso. Es demasiado.

No puedo evitar sentir que estoy sola en esto, ahora más que nunca. Puede que Tony esté aceptando su paternidad, pero no estará aquí para disfrutarla.

-No- respondo con dificultad- No quiero que dejes tus sueños por nosotros.

El resto del camino lo pasamos en silencio. Estoy triste, pero comienzo a aceptar que Tony seguirá siendo una figura distante durante el resto de mi embarazo. Me quedan cuatro meses para dar a luz y a él seis meses para terminar el servicio. Ni siquiera va a estar aquí para cuando el invasor nazca.

Llegamos a casa de Bren y nos detenemos. La mirada fría y distante vuelve a aparecer en los ojos de Tony mientras ve la casa de Bren. No sé qué le pasa, pero no me gusta su nueva actitud.

- ¿Segura que quieres quedarte acá? - pregunta con un poco de cara de asco.

-Si, muy segura- respondo enojada.

-Está bien- dice moviendo la cabeza de forma negativa- ¿Nos vemos mañana? Puedo pasarte a buscar a la escuela.

-Tengo que trabajar- contesto haciendo una mueca- pero puedes acompañarme al trabajo si quieres.

-Trato hecho- dice y me sonríe.

Se acerca a mí y luego besa mi mejilla de manera sonora. Pensé que iba a sentir un poco de cosquillas en el estómago, pero nada. Tony me ha decepcionado bastante y estoy algo resentida con él. Puede que sea tonto, pero esperaba más.

Sigo diciendo, soy una tonta egoísta.

-Dame tiempo, Cass- dice en mi oído- Te prometo que de aquí al viernes estaré encantado con la noticia de ser... padre.

-Claro- susurro, triste.

Se aleja de mí y busco algo en mi mochila. De mi billetera, saco una de las ecografías que me dio la doctora y se la entrego. Solo hay cuatro en el mundo, una la tengo yo, otra Tony, la otra Bren y la última se la di a Mack antes de que se fuera hoy.

-Será un gran chico- dice Tony mirando la ecografía.

-Lo será.

-Buenas noches, Cassie

-Buenas noches, Tony.

Él camina hacia su casa mientras que yo camino hasta la de Bren, quien me abre la puerta y me recibe con un abrazo. Es ahí donde comienzo a llorar, no porque las cosas con Tony hayan salido mal, porque salieron mejor de lo que esperaba, pero necesito desahogarme y siempre esta Bren para ayudarme a hacerlo.

-Aquí estoy yo, Cass- me dice mientras me acurruca a su lado sentados delante de la puerta de su casa- Llora todo lo que necesites, aquí estoy yo.

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