Yasna y Celiux subieron al escenario sonrientes, cortaron la tarta y se sirvieron champán juntos en un ambiente muy dulce y feliz.
El escenario también se llenó de bendiciones y vítores.
Leila respiró hondo y se calmó unos instantes.
Era mejor esperar a que terminara la fiesta de compromiso.
En ese momento, sin embargo, Celiux le dijo a Yasna:
—Yasna, tengo otro regalo para ti.
Yasna no se lo esperaba y se tapó la boca, sorprendida.
Celiux se dio la vuelta y, al mismo tiempo, la pantalla que tenían detrás se iluminó de repente.
Pronto apareció una foto de Yasna en la pantalla.
Era una foto del rodaje de la primera película que había hecho cuando acababa de debutar.
Cada foto, seguida de la siguiente, mostraba a Yasna en un momento diferente, desde su juventud hasta su creciente belleza y madurez.
Hay muchas fotos que Yasna no había visto nunca, y Celiux ha puesto mucho empeño en reunirlas.
A Yasna se le saltaron las lágrimas, se acercó a Celiux y le abrazó.
Fuera del escenario, Flora miró las fotos en la pantalla y palideció, obviamente las había sustituido.
¿Qué paso había salido mal?
Flora abandonó de nuevo a la multitud para ir entre bastidores y ver qué ocurría, pero acababa de empujar la puerta cuando se sobresaltó al ver la figura que había dentro.
La mirada de Ismael era tan fría y mordaz como un viento invernal.
Flora contuvo la aceleración de su corazón:
—Sr. Ismael, ¿qué está haciendo aquí?
—Esa pregunta debería hacértela yo.
Flora miró asustada a su alrededor:
—Yo, perdí algo y pensé en venir aquí a buscarlo, y como no lo tengo voy a seguir adelante y…
—¿Es aquí? —Ismael levantó la memoria USB que tenía en la mano.
El rostro de Flora se endureció al instante al verlo y sólo pudo hacer lo posible por negar que
—¡No… no lo es!
Ismael dio dos pasos adelante y dijo en una sola palabra:
—Sólo te voy a dar una oportunidad para que me digas quién te dio esta cosa.
—No sé de qué está hablando el Sr. Ismael, sólo estoy aquí para averiguar este…
—Yo soy el que te bloqueó, cualquier medio que tengas, ven a mí.
—¿Por qué? —preguntó Flora inconscientemente mientras levantaba la vista horrorizada.
—Responde a mi pregunta —la voz de Ismael no era cálida:
La mente de Flora se sumió al instante en la confusión, siempre había pensado que la persona que la había bloqueado era el señor Édgar por lo del hijo ilegítimo, pero para su sorpresa era este señor Ismael el que tenía delante, obviamente no se habían visto unas cuantas veces…
Al instante, algo se le ocurrió a Flora.
La primera vez que se habían visto, él había formado pareja con Leila en un espectáculo de variedades.
Tres años atrás, se había rumoreado que Leila tenía novio por aquel entonces.
¿Podría ser…?
—Ha llegado el momento de que lo pienses —dijo Ismael.
—¿Dónde acabas de ir? —Leila respiró aliviada.
—Atendí una llamada.
Leila frunció los labios y le cogió la mano cuando nadie la miraba:
—Vámonos.
—¿No bailas? —dijo Ismael.
—No… supongo.
Antes de que pudiera pronunciar la última palabra, Ismael le devolvió la mano con un suave apretón y condujo al hombre a la pista de baile.
En el rostro de Leila apareció un destello de consternación.
No sabía que en un abrir y cerrar de ojos se encontrarían en medio de la multitud.
El otro brazo de Ismael la rodeaba suavemente por la cintura.
Al verlos, la gente se sorprendió y sintió curiosidad.
Pero en esta ocasión, este tipo de contacto entre un hombre y una mujer parecía tener sentido.
Por eso, aunque les sorprendió que esos dos bailaran juntos, no les pareció extraño.
Ismael inclinó ligeramente la cabeza y le susurró al oído:
—Relájate, nadie está hablando de nosotros.
—Yo… no he bailado en mucho tiempo.
—Está bien, sólo sígueme.
Ismael le cogió la mano con fuerza.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...