Leila ha estado básicamente ocupada estos últimos meses asistiendo a varios cameos en películas, acudiendo a eventos y recibiendo premios en el extranjero. Ismael y ella sólo habían estado haciendo videollamadas todas las noches, y había perdido la cuenta de cuánto tiempo hacía que no se veían.
Tras una larga espera para recibir su premio y regresar a casa, Hermer se estiró en el avión.
—Por fin, se acabó, puedo descansar un rato.
Leila también exhaló ligeramente, hacía unos años que no realizaba un trabajo tan intenso y no tenía la sensación de dormir lo suficiente cada día.
—Por cierto, el otro día vi el tuit del Grupo Daria, ¿cuál es exactamente la sorpresa, podéis desvelarla con antelación? —Hermer añadió.
—No lo sé, lo está organizando.
—Eso es demasiado feliz para ti, sólo tienes que ir a una boda en el día —exclamó Hermer.
—No es para tanto.
—Entonces, ¿has fijado una fecha para la boda?
—El 14 del mes que viene —Leila asintió suavemente.
—¿San Valentín? Qué romántico —se lamentó Hermer mientras miraba la hora.
Fue bastante romántico, sonrió Leila, y añadió:
—¿Y tú? He oído que hay una chica rica que últimamente va detrás de ti.
—Ni lo menciones, ni siquiera puedo evitarlo. Esos fans míos, podrían estar devastados si me enamorara.
—¿Así que no te vas a enamorar el resto de tu vida?
—No, aprenderé de ti, trabajaré unos años más, ganaré suficiente dinero para mi jubilación, y tendré unas cuantas buenas obras representativas, entonces podré tener tantas relaciones como quiera, cinco, seis, siete u ocho, y nadie podrá controlarme, sólo la ley me controlará.
Leila guardó silencio, pensando que había algo de verdad en aquello.
Diez horas más tarde, el avión aterrizaba en el aeropuerto de Ciudad Sur.
Leila sabía que había muchos fans esperando a que volviera a casa y se lo pensó mejor, pero no tomó el pasillo y Hermer se unió a ella.
Acababan de llegar a la salida cuando vieron a los aficionados fuera con sus carteles luminosos, cuando Hermer dijo de repente:
—Lo siento un poco, esta gente podría exprimirme hasta la muerte.
—¿No es bueno darte la oportunidad de acercarte a tantos aficionados? —Leila se rió.
—Muy cerca también, tan cerca que creo que podrían abrazarme y mordisquearme dos veces.
Los aficionados habían estado grabando la recogida y acababan de captar los segundos posteriores a la apertura de la puerta del coche, con la cara de Ismael a la vista.
Aunque hicieron público su matrimonio, ésta fue la única vez que se les vio juntos desde que grabaron un programa de variedades hace unos años.
El revuelo y el debate sobre el tema hablan por sí solos.
Su expectación por la boda de Leila e Ismael era ya mayor que la suya propia, y corrieron al estudio de Leila y a la cuenta oficial del Grupo Daria, más abajo, para preguntar por ella.
Poco después, una fuente reveló que la boda se celebraría el mes que viene, pero no se anunció ni la hora ni la dirección.
Dentro del coche, Leila vio unos segundos de la captura de pantalla de Ismael, que estaba borrosa, pero seguía siendo muy guapa.
No estaba mal para el hombre con el que iba a estar el resto de su vida.
Ismael la observó sonriendo al teléfono, con las comisuras de los labios curvadas y la voz baja y magnética.
—¿Para qué miras la foto? Estoy delante de ti.
Leila levantó la vista y se encontró con su mirada, sus ojos llenos de amor.
La asistente y el conductor de la primera fila quedaron en silencio, ya un poco alérgicos a la intimidad que hay entre ellos.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...