Cuando Abraham recibió la llamada y se apresuró a ir, Neria estaba abajo en el estudio esperándole.
A su lado estaban Doria y Claudia.
Al final, Neria rechazó la comida, sabiendo que Doria no se habría ofrecido a acompañarla si Nemecia no se hubiera mostrado tan agresiva y empeñada en burlarse de ella.
Es más, había pedido a su marido y a sus amigos que la acompañaran, obviamente para evitar sospechas y el miedo a las habladurías.
Neria podía imaginar que la comida sería probablemente un poco incómoda.
Claudia fue la primera en ver a Abraham y le saludó.
Abraham se acerca a grandes zancadas, los labios fruncidos, mirando a Doria antes de que sus ojos se muevan rápidamente a Neria:
—¿Qué está pasando?
—Esa hermana suya estaba causando problemas en nuestra tienda, pero ya se ha ocupado Doria —dijo Claudia.
Al oír esto, Abraham frunció el ceño y luego le dijo a Doria:
—Gracias.
—Qué gracias a mí, sucedió en mi tienda y la señorita Ann es mi cliente, soy yo quien debe disculparse —Doria se rió.
Al oírla decir eso, Neria agitó la mano apresuradamente.
—Yo fui quien hizo pasar un mal rato a la Srta. Doria, y soy responsable de hacer pasar un mal rato a la tienda.
—¿No ha terminado ya todo, por qué seguís aquí disculpándoos y dándoos las gracias, no es que seáis forasteros? —dijo Claudia.
Abraham asintió un poco y luego le dijo a Neria:
—Son muy buenos amigos míos.
—Todos nos conocíamos antes de que llegaras —dijo Doria.
Neria asintió suavemente.
En ese momento, el teléfono de Doria sonó y ella miró el identificador de llamadas, se rió en silencio y miró hacia ellos y dijo:
—Yo haré una llamada primero.
—¿Es por la Sra. Doria que no quieres casarte? —preguntó Neria tras pensárselo un momento.
El semáforo se puso en verde y el coche volvió a arrancar.
El tono de Abraham seguía siendo el mismo.
—Lleva casada mucho tiempo y vive feliz, no es por ella que no quiero casarme.
Fueron las incontables noches de arrepentimiento que no pudieron devolverse.
Neria sabe de corazón que Abraham no se ha rendido del todo, porque aún tiene su foto juntos.
La renuncia de Abraham fue una elección basada en la realidad.
La renuncia de Abraham es también una forma de hacer feliz a Doria.
No podía empezar una nueva relación porque siempre tenía a alguien en su corazón y no quería casarse.
—Yo fui una vez como tú, pero ahora ni me acuerdo de él, y para mí, mientras viva feliz en algún lugar de este mundo, con eso me basta —dijo Neria.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...