Pronto, alguien llamó a la puerta del cuarto otra vez.
El criado subió con el desayuno y dijo, -Señorita Doria, el señor Saúl dice que estos días no puedes bajar, si necesitas algo, pídeme, te llevo la comida a tiempo.
Ante ese resultado, Doria no se sorprendió mucho, ella solo hizo un gesto con la cabeza tranquilamente.
Según lo que pasó ayer, parecía que Saúl había atribuido todos los problemas a ella y no quiso verla jamás.
En cuanto al noble visitante de hoy…
Doria recordó lo que vio por la ventana y suponía que fue el padre de Briana.
Fue natural que no le permitieran bajar.
Doria cogió el desayuno, cuando estaba en el pasillo rumbo a la habitación, vio la figura de Édgar.
El criado hizo un gesto y se fue.
Muy casualmente los dos se miraron a los ojos, ante esa mirada fría, Doria no supo si debió saludarle de cortesía o pasar de él y cerrar la puerta.
Pero Édgar dijo primero, -No confíes en nadie en la familia Santángel.
Doria no supo lo que significó, dijo dudosamente, -No entiendo qué quieres decir.
-Te he advertido -dijo Édgar y se volvió-, haré lo que te prometí.
Luego, él no dijo ni una palabra más y entró en su alcoba.
Doria tardó unos segundos en cerrar la puerta.
Ante el desayuno, ella no tuvo ningún apetito.
Ella entendió lo que dijo Édgar, pero no sabía perfectamente cuánto él había sabido, si él sabía que Agustina le había buscado, o que le había dispuesto la ruta de huir, por eso solo pudo hacerse la tonta.
Ella sabía que no podía confiar en Agustina, pero sin su ayuda, le sería imposible salir de la casa de Santángel.
Édgar dijo que no iba a arrepentirse.
Doria puso la mano en el vientre con cuidado, aunque él no se arrepintiera, nada cambiaría, una vez que naciera el bebé, ella solo tenía dos opciones, se lo llevaría la familia Santángel, o lo enviarían a un lugar desconocido.
Ella tenía que hacer algo por el bebé y ella misma.
***
Doria se quedó en la habitación todo el día como si estuviera en la cárcel.
Parecía que el bebé en su vientre también sintió la inestabilidad en el exterior, se movía de vez en cuando, lo que le dejó incómoda.
A la noche siguiente, Claudia le llegó las últimas noticias.
El Grupo Santángel había aclarado sobre la noticia falsa que se publicó anoche, no había ningún hijo bastardo, e iba a acusar a los que publicaron esas informaciones falsas.
Además, lo que se hablaba más era la boda de Édgar y Briana, este matrimonio entre dos familias poderosas llamaba mucha atención, no solo por la boda, sino también por el beneficio que iba a conllevar.
Pocas veces había gente que mencionó la ex-mujer de Édgar que nunca había aparecido en lugares públicos, y nadie volvió a mencionar lo de la diseñadora de la editorial de Joyería SG.
Claudia dijo en voz baja, -¿Doria, te vas esta noche?
Doria asintió, la fecha que ella había quedado con Agustina fue hoy.
En la fiesta de cumpleaños de Saúl.
Esta vez la fiesta fue más animada que antes por el matrimonio con la familia Collazo,la mayoría de los invitados vinieron a saludar y adular.
Sin embargo, esa animación no tenía nada que ver con Doria.
Doria dijo, -¿Quiero preguntar adónde me vais a llevar?
-El señor Saúl quiere que vayas a otro sitio seguro hasta que nazca el bebé -dijo el guardaespaldas-, el señor Saúl también quiere decirte si no quieres implicar a tus amigos, es mejor que no te resistas, si el niño sufre, nadie es ganador.
Doria apretó el puño, vino otra vez la misma amenaza.
El hombre dijo, -Señorita Doria, vamos.
Doria se mordió los labios, pero los dos hombres cayeron uno tras uno antes de que ella avanzara.
Ella volvió la cabeza sorprendida, a unos pasos Agustina quedaba ahí tranquilamente.
Fueron los de Agustina que dejaron a los dos guardaespaldas caer.
A pesar de esto, Doria no se pudo aliviar, incluso se puso más alerta.
Agustina no le explicó mucho, -El plan cambia, pero tranquila, te voy a enviar a un sitio seguro según lo que hemos quedado.
Doria respondió, -Gracias, señora Agustina.
-No hace falta, necesitamos lo que queremos -se le acercó diciendo Agustina y la miró-, tienes que dejar tu móvil aquí.
Doria no reaccionó al instante, parecía que estaba dudando.
Agustina dijo, -Hoy te ayudo, si luego Édgar va a investigar, es muy posible que me investigue. Justo ahora tienes a los dos, ¿dejar tu móvil en ellos no es una buena opción?
Doria volvió la cabeza y vio a los dos guardaespaldas en el suelo, luego puso su móvil a su lado.
Agustina le dio la espalada y dijo, -El coche estaba fuera de la puerta, ellos te llevarán a un sitio seguro, cuando la situación se mejore, te envío al extranjero, en este móvil hay mi número de teléfono, llámame cuando necesites.
Doria asintió levemente, -Sea lo que sea, tengo que darte las gracias, señora Agustina.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...