Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 148

Esta vez Agustina no respondió, simplemente se marchó paulatinamente.

Doria con el móvil en la mano dio un suspiro y siguió a unos hombres hasta detrás de la puerta. Ella observaba el coche que no estaba muy lejos y dijo, -De repente no me encuentro muy bien, esperadme…

Uno de los hombres se dio la vuelta y contestó seriamente, -Señorita Doria, hemos venido a ayudarte, espero que te comportes bien.

Doria se mordió los labios y expresó, -No…Como podéis ver, estoy preñada, qué puedo hacer. Las embarazadas somos más pesadas… Es un hecho que no puedo cambiar.

-¿Y qué quieres hacer?

-Quiero… -Doria miraba a su alrededor, después detuvo su mirada entre los arbustos y añadió- Quiero ir al baño, ¿podéis esperarme aquí?

El hombre al que le estaba hablando parecía un poco impaciente y tampoco quería que ella fuera.

Doria estaba un poco molesta y expresó, -Mira cómo estoy, ¿creéis que podré escapar? Además, el niño que tengo es de la familia Santángel, no soy vuestra presa. ¿No tenéis miedo a que me chive a la señora Agustina de vuestro trato a mí?

El hombre parecía querer decir algo más, pero su compañero le impidió y le dijo a Doria, -Ve. Te esperamos aquí.

-Gracias.

Doria se dirigió lentamente hacia los arbustos.

Cuando se alejó, el primer hombre que había hablado expresó desagradablemente, -¡Por qué le dejas perder el tiempo!

El compañero contestó, -Aunque quisiera escaparse, aquí solo hay un camino, además lleva un bombo encima, no me creo que pueda ir muy lejos. Tranquilo, no pasará nada.

El hombre puso mala cara, pero no hablaba, solo levantó el muñeco para mirar la hora.

Después de diez minutos, el hombre notaba algo raro, avanzó pasos y se dirigió hacia los arbustos, pero cuando estaba cerca, sonó una voz tras ello, -¡No te acerques!

El hombre detuvo sus pasos, -Señorita Doria, ¿está bien?

Ella respondió, -Ya te he dicho que las embarazadas somos muy pesadas, lo entenderás cuando te cases.

El hombre esperó otros diez minutos, -¿Señorita Doria?

Esta vez no sonó ninguna voz.

Él intuyó mala presencia, apartó las hierbas y se dio cuenta que ahí ya no había nadie, solo estaba el móvil que Agustina le había dado. El hombre cogió el móvil, miró las llamadas y averiguó que su conversación con Doria había sido la grabación de audio del móvil.

El hombre soltó un taco, -Mierda -se dio la vuelta y gritó-. ¡Ha escapado, encontradla!

Cuando los hombres se alejaron, Doria salió del otro lado.

Ella sostenía su cadera y suspiró fuertemente.

“Por fin les he mareado” pensó ella.

Previamente, Doria le dijo a Claudia que mirara el camino por ella, aunque solo hubiera solo un camino para marcharse por la puerta trasera de la familia Santángel, pero al lado del camino había un callejón, solo era necesario seguirlo durante media hora para llegar a la otra carretera de abajo.

Doria nada más dio dos pasos notó un escalofrío por el cuello, seguidamente sonó una voz seria por su espalda, -No te muevas.

Ella detuvo sus pasos porque presentía que el otro podría hacerle daño, la navaja era muy afilada. Sentía un pequeño dolor en su cuello.

El hombre le lanzó un pañuelo de seda y dijo, -Tápate los ojos.

Doria siguió sus palabras. Cuando ya los ojos estaba tapados, el hombre ató las manos con una cuerda, después empujó su hombro y expresó, -Camina hacia delante.

Llegaron al lado de un coche negro. El hombre abrió la puerta y la metió dentro.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO