Al escuchar estas palabras, Doria levantó sus cejas, -No lo creo.
-A mí también me gustaría volver a la universidad. ¡Qué maravilloso es enamorarse como estudiante! Ese sentimiento de palpitar de emoción es algo que no he experimentado por mucho tiempo.
-Depende de él, la última vez que le pregunté, él ...
Recordando la conversación de entonces, Doria no pudo evitar sonreír y sacudir la cabeza.
Después de que los dos chalaron un poco, llamaron a la puerta de la sala privada y el camarero empezó a servir los platos.
Justo en ese momento, una figura pasó por la sala y subconscientemente miró hacia allí. Luego con una ligera pausa en su mirada, invirtió su dirección y entró en la sala, y preguntó,-¿Qué estáis haciendo aquí?
Claudia y Doria levantaron la vista al mismo tiempo y vieron que era Leila Alguacil quien estaba de pie a la puerta.
Leila había estado en el set para un drama durante los últimos meses. Cuando se enteró de que le había pasado algo a Doria, también le llamó para consolarla. No se le ocurrió pensar que acababa de regresar y que por casualidad se topó con ellos aquí.
Doria preguntó, -¿Tú también comes aquí?-
-Sí, con … -se detuvo de repente y dio un giro rígido a sus palabras y se rio secamente, -Mi jefe tiene una cena aquí, que se trata de una inversión cinematográfica, así que he venido.
Claudia no reaccionó en absoluto a quién era el jefe del que hablaba, y dijo, -Entonces, ¿cuándo va a terminar? Te esperamos. Justo a tiempo para esperar al hermano menor de Doria.
Leila parpadeó y dijo con una sonrisa, -Ya casi termina. Déjame despedirme de ellos y vengo. Podéis comer primero cuando estéis todos juntos. No me hagas caso, ya he comido bastante.
-De acuerdo, adelante.
Después de que Leila se fue, Claudia cogió un trozo de postre. Solo a mitad de la comida se dio cuenta de algo.
“Leila era una artista bajo la bandera de Grupo Santángel, así que su jefe es ...”, Claudia pensaba.
Claudia sintió que la comida que tenía en la boca no era rica al instante, y se le cayó el tenedor sobre la mesa.
¡Qué casualidad puta! Había venido aquí a comer a un restaurante para celebrar su trabajo durante los últimos dos meses. ¡Pero no se esperara que ese cabrón también estuviera aquí!
Giró disimuladamente la cabeza para observar la reacción de Doria, que estaba bebiendo agua. Su comisura de los labios se levantó al tocar la mirada de Claudia, y le preguntó, -¿Qué pasa?
-Jaja, nada, nada. No solo bebas agua. Ismael no llegará muy pronto. Come.
Mientras hablaba, convenció con desesperación a Doria de que comiera más y los platos eran ricos.
Mientras tanto, en la vecina sala privada.
Leila se sentó y tomó un sorbo de agua. Utilizando su copa para ocultar la expresión de su rostro, miró al hombre que estaba a su lado de reojo
Édgar la miró con frialdad. Aunque no dijera nada, la hizo sentirse inexplicablemente intranquila.
Después de estar sentada un rato, creía que ya era la hora.
Leila dejó su copa, tosió y dijo, -Señor Édgar, todos. Acabo de recibir una llamada, que ha pasado algo en casa. Me tengo que ir ahora, con permiso.
Pero lo que no esperaba fue que acababa de recoger su bolso cuando escuchó la fría voz de Édgar, -¿Qué pasa?
-Eh ... algunos asuntos personales, gracias por tu preocupación, señor Édgar.
Édgar levantó los párpados, con una mirada extremadamente penetrante como si dijera, -esa mirada que me acabas de echar, no parece un asunto personal.
Leila sabía que este tipo no era tan fácil de tratar, por eso se puso una sonrisa apropiada y dijo, -En realidad, es porque me he encontrado con dos amigas fuera y no las he visto durante mucho tiempo, así que ...
Édgar preguntó fríamente, -¿Eres tú la protagonista de esta obra o soy yo?
Leila sabía que se trataba de un comentario sarcástico sobre su cuestionable e irresponsable actitud para trabajo.
Pero lo que no esperaba era ver al hombre de pie, no muy lejos, fumando después de salir del baño.
En cuanto lo vio, Doria no se sorprendió.
Ella retiró lentamente la mirada y fingió no mirarle. Justo cuando estaba a punto de irse, escuchó la voz baja y fría del hombre, -Doria.
Doria cerró los ojos y respiró superficialmente. Y entonces le miró de nuevo y le dedicó una sonrisa extremadamente indiferente, -Así que es gerente Édgar. Realmente no esperaba verle aquí, ¿también ha venido a cenar?
Estas dos frases, contenía cortesía, distancia y indiferencia.
Édgar la miró ligeramente, -Si no, ¿qué?
-Eh ... viendo la cara de gerente Édgar, pienso que estás dispuesto a destruir este restaurante.
Édgar apagó su cigarrillo y pareció un poco molesto, -¿No puedes hablar con amabilidad?
La expresión de Doria volvió gradualmente a la calma, -Gerente Édgar también sabe que siempre hablo así. Si Gerente Édgar no está acostumbrado a verme, puede ...
-Cállate.
-Vale.
Doria tampoco tenía intención de pasar más tiempo con él aquí, y simplemente se marchó a grandes zancadas.
Mirando su figura de espalda, Édgar se lamió los dientes, volvió a encender un cigarrillo y lo mordió entre los labios, con una repentina sonrisa.
Era tan elocuente como siempre.
Al regresar a la sala, Claudia le preguntó, -Doria, ¿por qué has tardado tanto?
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...