Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 178

Stefano frunció el ceño, -¿Pues quieres ir al hospital?

-No, no. Llevo un buen tiempo así, dame un poco tiempo y estaré bien.

Aunque ella dijo esto, Stefano todavía estaba preocupado por ella, -¿De verdad estás bien?

Doria Aparicio asintió con la cabeza y afirmó, -Sí.

Stefano apretó los labios, -Vale. Si todavía te sientes incómoda, tienes que contarme, vamos al hospital.

-Vale.

Afortunadamente, con la media luz en el auditorio, Stefano no sentía nada inusual.

Después de que Stefano volvió a mirar al escenario, Doria miró airadamente a Édgar Santángel y dijo en silencio, -¡Suéltame!

Édgar fingió no escuchar nada, y miró al escenario.

Doria respiró profundamente, levantó un pie y pisó fuertemente al pie de Édgar.

Ella hoy se puso zapatos de tacones altos, y esta pisada hacía que él sufrió mucho.

Por supuesto, el hombre que estaba al lado de ella gimió por el dolor.

Aunque estaba sufriendo el dolor, todavía no soltó su mano.

Era la primera vez que Doria vio que él se comportaba tan descaradamente, y en seguida se enfadó más.

En el momento de que ella iba a pisar la segunda vez, Édgar soltó su mano rápido.

Doria sonrió fríamente. Él merecía el dolor.

Después de pasar esto, Doria ya no tenía interés en escuchar la música. Cuando Daniel se retiró para cambiarse de ropa y preparar la siguiente presentación, ella volvió la cabeza y dijo a Stefano con voz baja, -Stefano, disculpa, tengo que irme.

De hablar esto, Doria se levantó para salir.

Stefano vio que ella iba a salir, y la siguió, -Te acompaño.

Pero cuando él pasaba por el asiento de Claudia, descubrió que Édgar estaba sentado en este asiento con la cara tranquila y no tenía ninguna emoción.

Stefano lo saludó por cortesía.

Édgar vio que ellos dos salieron, lamió su labio, miró a la mano que parecía todavía llevaba la temperatura de ella, también se levantó y salió.

Claudia Freixa todavía estaba sentada, miró la salida y el escenario, por fin sólo podía elegir salir también.

En el pasillo, Stefano llamó a Doria, -Doria, ¿todavía te sientes incómoda?

Doria se paró, se volvió a él, y negó con la cabeza, -No, sólo necesito hacer algo.

-¿A dónde vas? Te llevaré.

-No es necesario, puedo ir yo misma. Puedes entrar y seguir ver el concierto.

Stefano sonrió, -También me siento un poco ahogado, quiero salir y tomar aire fresco, te acompaño a la puerta.

De escuchar esto, Doria no podía rechazar otra vez, y ellos dos caminaban junto hacia fuera.

Pasaba un momento, Stefano dijo, -Doria, si tienes tiempo mañana por la noche, ¿puedo invitarte a cenar?

Doria pensaba que hoy ella salió a mitad del concierto, y se sintió culpable, -Sí, pero te invitaré, porque lo siento mucho hoy.

-No pasa nada. No necesitas hacer caso de esto.

Doria sonrió, -Vale, más tarde lo digo a Claudia. Nos vemos mañana.

-Doria -de repente Stefano dijo-, mañana sólo cenamos tú y yo, no llames a Claudia.

Doria se sorprendió un poco.

Stefano estaba observando su reacción y la preguntó, -¿De acuerdo?

En el momento en que Doria no sabía cómo responder, sonó una voz fría de detrás, -No.

Stefano volvió la cabeza, -¿Señor Édgar?

Édgar caminó hacia Doria, se paró al lado de ella, y miró a ella, -Mañana ella estará ocupada.

Doria le preguntó, -¿Con qué asunto estaré ocupada?

Édgar apretó los labios, y parecía que estaba muy descontento por su revelación.

Miró a ella, -Digo que estarás ocupada, pues estarás ocupada.

Doria se burló, y sonrió a Stefano, -Bien, acepto tu invitación.

En el primer momento Stefano no reaccionó, pero en seguida asintió con la cabeza, -Entonces mañana te recogeré.

Doria sonrió, -Me voy. Nos vemos mañana.

Después de decir esto, Doria salió.

Cuando Édgar iba a seguir a ella, fue agarrado del brazo por Stefano, y aguantó su ira, -¡Suéltame!

Stefano lo preguntó, -¿Puedo preguntar qué estás haciendo ahora?

-No tiene nada que ver contigo.

-¿Cómo no tiene nada que ver conmigo? Creo que ya ves que estoy persiguiendo a Doria, si tú también la persigues, podemos hacerlo justamente, pero por favor no la obligas y respétala.

Édgar lo miró, y se burló, -¿Quién te dijo que estoy persiguiéndola?

Stefano lo preguntó, -¿Pues puedes explicar tu acción?

-Bien -Édgar dijo lentamente-. También te advierto que Doria es mi esposa, por favor aléjate de ella.

En este momento, una voz baja interrumpió, -Es ex esposa.

Édgar no podía refutar.

Cuando él miró a Claudia, ella movió su mirada hacia otro lado, fingiendo no haber dicho nada.

Ella quería que Doria y Stefano estuvieran juntos, ¡nadie podía romper su plan!

De escuchar esto, Stefano sonrió un poco.

Édgar miró a él de nuevo, -Ahora sabes la relación entre ella y yo, ¿todavía quieres seguir molestarla?

Stefano dijo, -He escuchado que tuviste una esposa, pero no te gustó ella, ¿estás arrepentido después de divorciarte? Creo que es tú quien estás molestando a ella.

La cara de Édgar se puso sombría, y lo miró fríamente.

Stefano seguía decir, -Te agradezco por contarme esto, con tus palabras sé qué pasó Doria antes. Voy a tratarla mejor en el futuro para compensar el daño que sufrió en el pasado.

Después de decirlo, Stefano asintió con la cabeza a Édgar como una despedida, y salió.

Claudia vio que él salió, corrió hacia él y lo siguió.

Ella temía que, si quedara aquí, este gilipollas iría a matarla.

Después de que salieron ellos, Vicente entró y dijo, -Señor Édgar, la señora Doria se fue hacia ese lado.

Pero Édgar preguntó tranquilamente, -¿También crees que Doria ha sufrido mucho durante los tres años desde que ella y yo nos casamos?

-Esto…

Vicente creía que esta pregunta era muy difícil de responder.

Si respondiera mal, el resultado sería muy malo.

Vicente pensaba rápido, dijo cuidadosamente, -Señor Édgar, creo que usted malinterpretó a su esposa, pero…sí que hubo momento de preocuparse por ella.

-¿Por ejemplo?

Vicente se quedó sin palabras.

De verdad no podía poner un ejemplo.

Édgar siempre hablaba de forma insultada.

Aunque ahora estaba mejor que antes, pero podía imaginar que, en los tres años pasados, él le había dicho más palabras insultadas a ella.

Cuando sólo habían quedado la señora Doria y él, las palabras habían debido ser más duras.

Vio que Vicente se quedó en silencio, Édgar estaba un poco descontento, y también salió.

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