Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 180

Cinco minutos después, Vicente condujo hasta su lado, se bajó y abrió la puerta del asiento trasero.

Después de que Édgar subiera a Doria, dio la vuelta al otro lado y se subió.

Cuando Vicente estaba a punto de introducir la navegación, pensó en la lección que había aprendido la última vez y preguntó en voz baja, -¿Señorita Doria?

Doria dijo la dirección, se recostó en una esquina y cerró los ojos.

Poco después, sintió que la ropa se cubría su cuerpo.

Ni se movió ni quiso hablar con él, se limitó a girar hacia un lado, de espaldas a él.

Édgar instruyó, -Conduce.

-Sí.

En el camino de vuelta, en el interior del coche estaba tan tranquilo que Édgar sintió que Doria estaba realmente dormida.

La miró en silencio, recordando la pregunta que ella acababa de hacer.

Aunque el niño estaba mejor que al principio, no se garantía de que no hubiera otro accidente después.

Si luego él estaba bien, se lo enviaría a su lado. De todas formas, no necesitaba saberlo.

Como si percibiera su mirada, la persona que había dormida extendió la mano de ropa y se la subió hasta la cabeza.

Édgar no dijo nada.

Frunció las comisuras de los labios y retiró la mirada.

Media hora después, el coche se detuvo bajo el edificio de apartamentos.

Al final, Vicente habló, rompiendo el silencio, -Señorita Doria, ya llegamos.

Ella cubierta por su ropa se movió y se las quitó, luego se sentó y dijo con la voz muy apagada, -Gracias.

Doria abrió la puerta y cuando estaba a punto de salir del coche, Édgar dijo, -No vayas mañana.

Al escucharlo, Doria se puso enfadada y respondió, -¡Tengo que ir!

Luego cerró la puerta con fuerte y se marchó.

Édgar le miró la espalda y apretó los dientes con rabia.

***

Sin esperar la vuelta ni la respuesta del teléfono de Doria casi todo el día, Claudia estaba muy ansiosa en casa. Cuando volvió a buscarla, se abrió la puerta.

Claudia se acercó, -Doria, ¿a dónde vas...? ¿Dónde están tus zapatos?

Doria negó con la cabeza, -Eran incómodos de llevar y los tiró.

-Entonces, ¿regresaste caminando? Está casi nevando afuera, estás...

-Está bien, solo necesito andar por las escaleras. Regresé tomando el coche -Doria dijo-. Voy a ducharme.

Claudia asintió y dijo, -Bien, vete ahora. Voy a la cocina para prepararte una sopa caliente.

A mitad, Claudia oyó la llamada a la puerta. Redujo el fuego y fue a abrir la puerta, corriendo.

En la entrada, estaba Daniel Fonseca.

Después de congelarse por un momento, Claudia le saludó, inclinándose sobre la puerta, -Hola. Volvemos a encontrarnos.

Daniel asintió y dijo, -Me enteré por Stefano de que sois sus amigos.

-Sí, somos buenos amigos -Claudia añadió-. ¿Cómo os conocéis?

-En Australia.

Claudia se quedó atónita antes de responder que debía hablar de cuando Stefano estudiaba en Australia, se conocieron.

Claudia mantuvo la sonrisa y de repente bajó la mano como si hubiera pensado algo,

-¿Querías entrar?

-No -Daniel vio la casa y dijo-. ¿Dijiste que vives con tu amiga.

-Sí, ¿Stefano no te la mencionó?

-Sí.

Por eso quería venir a ver.

Pero parecía estar fuera de la casa.

Daniel retiró la mirada y cuando estaba a punto de marcharse, vio a una mujer que entraba en el salón frotándose el pelo.

Ella dijo, -Claudia, ¿con quién estás...?

Sin terminar la frase, Doria vio que era Daniel el que estaba de pie en la puerta.

Claudia respondió, -Doria, este es el amigo de Stefano y nuestro vecino. Deberéis haberos conocido antes.

Doria saludó amablemente, -Hola.

Daniel respondió con una sonrisa.

Él habló, -Ya es tarde, así que no os molestaré. Me voy.

Dijo Claudia, -Entonces, ¿cenamos juntos mañana?

Daniel pensó un momento y asintió, -De acuerdo.

Cuando regresó, Daniel se sentó en el sofá, con la mano golpeando contra su rodilla.

Así que esa era la ex-esposa de Édgar.

Era muy bonita.

Pero era demasiado increíble si Édgar hubiera cancelado el matrimonio con la familia Laguna por ella.

No parecía algo que pudiera hacer ese hombre.

Poco después, sonó su teléfono.

La llamada era de Stefano.

Stefano dijo, -El próximo miércoles es la fiesta de cumpleaños de Briana, que está organizada.

-Lo tengo -Daniel preguntó-. ¿Tuviste que pedirme que volviera para hacerme cargo de esto es por la ex-esposa de Édgar?

Stefano dijo con indiferencia, -Ella tiene un nombre.

-Vale, lo siento, me olvidé de preguntar antes -tras una pausa, Daniel añadió-. Debe estar descontento si sabe que estás tan cerca de la ex-mujer de Édgar.

-Voy a decírselo en el tiempo libre.

-Como sea, no me importa de todos modos. Si las cosas van bien, volverá dentro de poco.

***

Cerrando la puerta, Claudia dijo emocionada, -Doria, le he invitado a cenar mañana, ¡y ha dicho que sí! ¿Vas a ir?

Doria sonrió y se dirigió a la cocina para apagar el fuego.

-Id vosotros. Le prometí a Stefano que cenaría con él.

En ese momento, Claudia corrió directamente hacia ella, se inclinó a su lado y dijo, -¡Qué bien! Por fin le sirve lo que le dije en el coche.

Doria preguntó, -¿Qué le dijiste?

-¿Qué? -Claudia trató de salir del paso con una sonrisa-. Solo era una charla casual, ¿qué más puedo decir? Voy a tomar una ducha y vas a dormir después de beber la sopa. Hace mucho frío. Solo podrás mantenerte en buena forma mañana si tienes un buen sueño.

Después de decir eso, salió corriendo.

Doria retiró la mirada con sonrisa y sirvió la sopa.

Mientras estaba en la cama, Doria no podía dormir y, cuando cerraba los ojos, se le ocurrió lo que dijo Édgar.

No podía entender por qué Édgar cambió tanto de repente que no salió ni siquiera se le podía regañar o ahuyentar.

Era como si fuera otra persona.

Según el anterior temperamento del hombre, ¿cómo pudo permitir que ella desafiara su dignidad con frecuencia?

Además, él parecía que no se detendría de ninguna manera.

Doria tampoco sabía lo que quería.

Cuanto más pensaba Doria en ello, más se molestaba, por lo que no podía dormir. Al final se levantó y se sentó a la mesa con el cuaderno de bocetos abierto.

Cuando se volvió hacia la página que se había roto, miró las marcas desiguales y se sintió aún más molesta.

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