Al día siguiente, Doria no se levantó hasta el mediodía, con el rostro demacrado.
Claudia se sorprendió al ver esto y preguntó, -¿Qué te pasa, Doria?
Doria bostezó, -Nada, no me acosté hasta las siete por trabajar en un diseño.
-¿Por qué estás tan aplicada? Recuerdo que aún te queda tiempo.
Doria se sentó en el sofá y perdió en sus pensamientos, mirando al frente, -De todos modos, no podía dormir.
Anoche estaba tan irritada que se acomodó lentamente para trabajar en su borrador de las dos, sin prestar atención a la hora.
Claudia le entregó una naranja y miró hacia las varias cajas grandes de cartón apiladas en la casa. -¿Has pensado qué hacer con estas?
Doria echó una mirada y dijo, agachando la cabeza, -Dona la ropa y devuelve las joyas.
Claudia dijo con una mirada sincera, -Dónala a mí.
Doria sonrió y dijo, -Vale.
-Olvídalo -Claudia se erizó-. Si Édgar se enterara, tendría que matarme.
Solo estaba bromeando.
Doria lo pensó y volvió a mirar esas cajas.
De hecho, toda esa ropa era llamativa y no tenía mucho sentido donarla.
Después de pensar un rato, Doria se levantó, -Claudia, voy a cambiarme de ropa y saldremos más tarde.
-¿A dónde vamos?
-Las etiquetas de estas prendas no se quitan, así que pueden valer mucho dinero devolviendo en la tienda.
Claudia respondió con alegría, -Muy bien. ¿Por qué no se me ocurrió la idea?
Cuando Doria tardó en ir a cambiarse, Claudia ya había ordenado rápidamente las diferentes marcas de ropa por separado.
Cuando llegaron a la primera tienda de artículos de lujo, la dependienta se quedó atónita al verlos con una caja de ropa, -Señoras, ¿qué pasó con esto?
Doria sonrió y explicó amablemente su propósito.
La dependienta dijo, -Espere un momento, señora, voy a llamar a nuestro jefe de tienda para que se encargue de ello.
-De acuerdo. Muchas gracias.
Se marchó. Claudia miró la ropa de la tienda, dio la vuelta a las etiquetas colgantes para echarles un vistazo, se apresuró a recuperar y acariciar con cuidado el lugar que acababa de tocar.
En la ropa que Édgar Santángel regaló, aunque había etiquetas, no se escribía precios.
Aunque Claudia sabía que todos valían mucho dinero, no esperaba que fueran tan caros.
Un pequeño cabestrillo era más caro que uno de sus disparos.
Claudia se acercó y susurró, -Doria, esta caja de ropa valdría unas decenas de miles euros, sin mencionar que el resto de otras marcas en el coche... y las joyas. Ya que Édgar es tan generoso contigo, ¿cómo tiene que pedirte dineros después del divorcio?
Doria dijo, -Después de todo, se lo pedí prestado ese dinero y también hay pagarés.
-Creo que es tan misterioso que nunca podemos adivinar lo que realmente piensa.
Doria frunció los labios y sonrió, sin decir nada.
En ese momento, el tendero se acercó con el gerente de la tienda.
El gerente dijo, -Señora, su situación es clara para nosotros en general y quiero confirmar con usted una vez más, ¿si no quiere toda la ropa?
Tras colgar el teléfono, Doria dijo, -Vamos a la tienda.
Al ver que no hacía más preguntas, Claudia finalmente dejó escapar un suspiro de alivio.
Pero no esperaban que, al volver, se encontraran con Briana Collazo en la tienda.
Ella vino con Iris y probablemente, como no esperaban encontrarse aquí, ambas se congelaron por un momento.
Especialmente Iris Valerio, todavía estaba asustada desde de la advertencia de Édgar. Cuando vio a Doria, su primera reacción fue apartar su vista y fingir que no la conocía, engatusando a la niña en el cochecito.
Briana les sonrió y saludó, -Señorita Doria, tanto tiempo.
Doria asintió ligeramente y saludó.
Briana añadió, -Hace dos meses que no te veo, tienes mucho mejor aspecto. Parece que has pasado bien.
Claudia respondió tranquilamente, -Es natural estar de buen humor sin todas esas hipócritas rondando.
Mientras hablaban, el gerente de la tienda se adelantó, -Señorita Doria, por favor, sígame por aquí.
Doria solo asintió a Briana y se marchó. En cuanto a Claudia, ya se sentía incómoda con Briana, así que naturalmente no podía quedarse mirando y siguió a Doria.
La ropa que entregaron, incluso con una depreciación, el precio calculó para ella era mucho más alto que lo que Claudia suponía.
Claudia se sorprendió, -¿Vale tanto dinero?
El gerente explicó, -Varios de los vestidos son modelos de edición limitada, hechos a medida y estilos de temporada, que muchas de nuestras clientas VIP están esperando. Me he puesto en contacto con ellas y pronto tendrán una respuesta. Su ropa no ha sido usada ni una sola vez, así que la estamos contando al precio original.
Doria dijo, -Gracias.
-De nada, así que ahora mismo liquidaré su pago.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...