Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 181

Al día siguiente, Doria no se levantó hasta el mediodía, con el rostro demacrado.

Claudia se sorprendió al ver esto y preguntó, -¿Qué te pasa, Doria?

Doria bostezó, -Nada, no me acosté hasta las siete por trabajar en un diseño.

-¿Por qué estás tan aplicada? Recuerdo que aún te queda tiempo.

Doria se sentó en el sofá y perdió en sus pensamientos, mirando al frente, -De todos modos, no podía dormir.

Anoche estaba tan irritada que se acomodó lentamente para trabajar en su borrador de las dos, sin prestar atención a la hora.

Claudia le entregó una naranja y miró hacia las varias cajas grandes de cartón apiladas en la casa. -¿Has pensado qué hacer con estas?

Doria echó una mirada y dijo, agachando la cabeza, -Dona la ropa y devuelve las joyas.

Claudia dijo con una mirada sincera, -Dónala a mí.

Doria sonrió y dijo, -Vale.

-Olvídalo -Claudia se erizó-. Si Édgar se enterara, tendría que matarme.

Solo estaba bromeando.

Doria lo pensó y volvió a mirar esas cajas.

De hecho, toda esa ropa era llamativa y no tenía mucho sentido donarla.

Después de pensar un rato, Doria se levantó, -Claudia, voy a cambiarme de ropa y saldremos más tarde.

-¿A dónde vamos?

-Las etiquetas de estas prendas no se quitan, así que pueden valer mucho dinero devolviendo en la tienda.

Claudia respondió con alegría, -Muy bien. ¿Por qué no se me ocurrió la idea?

Cuando Doria tardó en ir a cambiarse, Claudia ya había ordenado rápidamente las diferentes marcas de ropa por separado.

Cuando llegaron a la primera tienda de artículos de lujo, la dependienta se quedó atónita al verlos con una caja de ropa, -Señoras, ¿qué pasó con esto?

Doria sonrió y explicó amablemente su propósito.

La dependienta dijo, -Espere un momento, señora, voy a llamar a nuestro jefe de tienda para que se encargue de ello.

-De acuerdo. Muchas gracias.

Se marchó. Claudia miró la ropa de la tienda, dio la vuelta a las etiquetas colgantes para echarles un vistazo, se apresuró a recuperar y acariciar con cuidado el lugar que acababa de tocar.

En la ropa que Édgar Santángel regaló, aunque había etiquetas, no se escribía precios.

Aunque Claudia sabía que todos valían mucho dinero, no esperaba que fueran tan caros.

Un pequeño cabestrillo era más caro que uno de sus disparos.

Claudia se acercó y susurró, -Doria, esta caja de ropa valdría unas decenas de miles euros, sin mencionar que el resto de otras marcas en el coche... y las joyas. Ya que Édgar es tan generoso contigo, ¿cómo tiene que pedirte dineros después del divorcio?

Doria dijo, -Después de todo, se lo pedí prestado ese dinero y también hay pagarés.

-Creo que es tan misterioso que nunca podemos adivinar lo que realmente piensa.

Doria frunció los labios y sonrió, sin decir nada.

En ese momento, el tendero se acercó con el gerente de la tienda.

El gerente dijo, -Señora, su situación es clara para nosotros en general y quiero confirmar con usted una vez más, ¿si no quiere toda la ropa?

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