Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 188

“¿por qué cree que yo sentiré presión?” Doria se encontraba confundida.

Temiendo de revelar algo si continuaba hablando, el hombre se fue a toda prisa.

Claudia miró hacia afuera y vio a las multitudes irse sucesivamente, suspiró, —Es muy extraño ese jefe. Ahora, en este mundo, no es habitual lo que no hace buenas acciones para la reputación.

Entre la gente que conocía, solo existía una semejante persona.

—Voy a seguir el dibujo —Doria se frotó las cejas, sin pensar más.

—Vete —Claudia asintió con la cabeza.

***

En la empresa de Grupo Santángel, Vicente estaba informando las últimas noticias.

—Señor Édgar, se ha arreglado todo allí que probablemente no le ha despertado la sospecha a señora Doria. Además he advertido que se lleve a cabo el proyecto lo antes posible para que no moleste su trabajo.

Édgar miró la curita en su mano, que no se sabía en qué estaba pensado, y dijo tranquilamente, —No importa si ella lo sabe o no, a menos que decida abandonar todo, incluyendo la tienda.

Vicente tosió pero no dijo nada.

“Hay que admitirlo, Señor Édgar es realmente... muy astuto.” pensó, “Pero si la señora sabe, posiblemente se volverá enloquecida y vendrá a ajustar las cuentas con él.”

Después de un par de segundos, dijo, —Señor, el director del Grupo Complex llegará a la ciudad Sur el sábado, y tendréis un encuentro.

—Ya lo veo —se concentró en el trabajo de nuevo.

Cuando Vicente estaba a retirarse, lo llamó Édgar.

—¿Stefano está muy ocioso últimamente?

“En realidad, no tiene más ocio que tú.”, pensó Vicente.

Claro, no se atrevía a decirlo.

No esperando la repuesta, Édgar dijo, —Asígnale más tareas a él, para evitar que encuentre a Doria todo el día.

—Sí.

Después de que Vicente saliera, Édgar llamó a Alex Curbelo por teléfono.

—Date prisa, que estoy en una cita.

—No funcionó tu método —dijo Édgar fríamente.

—¿Qué? —Alex no reaccionó en seguida.

“De qué tonterías está hablando.”, pensó.

Édgar repitió impaciente, —Que no sirvió de nada el método, incluso ella...

—¿Y eso? —Alex lo entendió por fin y preguntó.

—Me dio un mordisco.

Alex hizo esfuerzos para no reírse.

Durante un tiempo, se calmó y preguntó, —¿Qué le hiciste a ella?

Édgar no quiso mencionar esos detalles y dijo disgustado, —Has dicho que le haga percibir mi corazón con acciones, ¿verdad?

“Apuesto que pasó algo malo según su carácter. ¿Qué ridículo podía ser que lo ha mordido Doria?” pensó.

—Depende de la situación. Te he enseñado a mostrar más sinceridad, en vez de hacer lo que le disgusta a tu capricho.

—¿Cómo sabes que no le gusta?

—Ella te mordió, ¿eso no ha dicho todo?

Édgar se hizo el silencio, y luego dijo, —Solo que es inútil tu consejo.

—¡Qué descarado que dices esto! —exclamó—. Te he resumido las causas de los fracasos.

—Dime.

—De hecho, muy sencillo, gracias a las palabras demasiado contundentes que te trae a la boca. Si puedes decir un poco menos, hay posibilidad de éxito...

Antes de que Alex terminara de hablar, Édgar se colgó el teléfono.

Mirando el móvil, Alex suspiró, y se dijo, —La verdad siempre atormenta los oídos.

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