Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 333

En el Grupo Santángel, un grupo de ejecutivos estaba discutiendo en la enorme sala de conferencias sobre cómo responder a la noticia personal de cotilleos sobre Édgar.

La gente discutía ferozmente, mientras que el protagonista de la noticia estaba sentado y miraba el periódico con una rara expresión de satisfacción.

Cuando el debate estaba bloqueado, Édgar dejó el periódico y dijo a la ligera,

—No es necesario explicar, ¿quién no se besa cuando está enamorado? No había ni necesidad de discutir.

Todo el mundo se quedó atónito, porque no era una cuestión de enamorarse, sino de…

«Espera, ¿se ha enamorado? ¿Cuándo lo consiguió?».

Édgar se reclinó en la silla con las piernas cruzadas y ordenó,

—Aprovechando esta oportunidad, publicad una declaración para notificar que ya tengo novia y que no me molesten más. Quien no tema ser insultada como una intrusa, que venga al Grupo Santángel.

Todos respiraron hondo, porque la estrategia del director general Édgar fue demasiado despiadada y ya era una guerra abierta contra el presidente Saúl Santángel.

Todos los que trabajaban en el Grupo Santángel sabían que el presidente Saúl había estado organizando citas a ciegas para el señor Édgar todos los días y aquellas señoritas aristócratas ya estaban haciendo cola para entrar al Grupo Santángel. Si se emitiera esta declaración, ¿quién sería capaz de venir?

Aunque hubiera alguna cabezota que quisiera intentarlo, por la actitud del señor Édgar, no la dejaría marchar fácilmente, sino publicaría su foto en Internet para que sufriera olas de críticas.

Era una solución fundamental para las citas a ciegas, pero ofendería a la mayoría de los aristócratas de la Ciudad Sur.

Quizás solo el señor Édgar era capaz de hacer esto.

Édgar miró a la gente con expresiones variados y habló sin prisa,

—Mi pareja se pone fácilmente celosa —añadió—. ¿Algo más? Si no, se termina la reunión.

En la familia Santángel, Saúl estaba temblando de rabia después de leer el periódico.

En ese momento, recibió la noticia del Grupo Santángel. Casi no podía ni respirar y soltó una maldición,

—¡Este maldito demonio!

Agustina Secada estaba sentada a su lado, tan fría como siempre y dijo,

—Si Édgar hubiera sido obediente, no ocurriría esto.

Saúl frunció el ceño con fiereza y dijo disgustado,

—No es el momento de crítica y tú misma sabes lo que has hecho. Si Doria es realmente la hija de Rivera, ¡serás la primera persona que vaya a vengar!

Al escuchar esto, Agustina se rio y dijo,

—Una persona que creció en un barrio pobre, aunque se vistiera de noble, no podría ocultar su humildad. Espero a ver cómo se vengaría de mí.

Dicho esto, Agustina se levantó y se fue al dormitorio.

Un sirviente la siguió y le susurró algo.

Saúl estaba más disgustado aún al ver esa escena, porque cada vez perdía más privilegio en esta familia. ¡Tanto Édgar como Agustina, ambos pasaban de él!

Aunque la actual familia Secada ya no era poderosa, Agustina tenía otras fuerzas en sus manos y Saúl tenía que unirse a ella para combatir con Édgar.

Saúl sujetaba al bastón y fruncía el ceño pensando en algo seriamente.

Al mismo tiempo, la declaración del Grupo Santángel armó gran alboroto en Internet.

Había mucha gente que se interesó por el aspecto físico de Édgar y no sabía lo ocurrido y comentó:

—Joder, ¿cómo es que se ha enamorado mi nuevo marido? Este mundo es un caos, sería solo por diversión, ¡que no se lo tome en serio!

—Dios mío, no me esperaba que la noticia fuera para anunciar la relación amorosa. ¡Qué excelente es el señor Édgar! Es rico, guapo y poderoso, a diferencia de algunas celebridades, que intentan ocultar a su relación amorosa.

—Espera, ¿quién es su novia? ¿Es una estrella o alguna dama aristócrata? Parece muy guapa.

—Si no conoces la historia de amor del señor Édgar, puedes leer el comunicado que publicaron en la cuenta oficial del Grupo Santángel de Facebook. En ese momento, decía que estaba persiguiéndola y ahora ya están juntos. ¡Ole, el señor Édgar!

—Vaya, acabo de ver las fotos de su novia, no solo es hermosa, sino también muy talentosa. ¡Qué gilipollas es el señor Édgar! ¿Por qué se divorciaron? ¡Si pudiera vivir con alguien tan guapa, me abofeteo en las peleas!

—Me encanta esta pareja bellísima, por cierto, ¿cuándo se volverán a casar?

—¡Síiii, tía pienso lo mismo! ¡¡¡Pago todo lo que sea para que se vuelvan a casar!!!

Doria nunca había pensado que después de este incidente se aumentaría más de cien mil seguidores en la cuenta oficial de la tienda y todos venían a ella, preguntándole cuándo iba a abrir su propia cuenta.

Dado que la tienda no había abierto el canal de ventas online, muchas personas visitaron presencialmente por la tarde, pero nadie vio a Doria. Porque Doria fue a ayudar a Claudia a mudarse.

El asunto había llegado a este punto y la actitud del Grupo Santángel ya era evidente, Doria tenía motivos suficientes para sospechar que las fotos se hicieron en definitiva bajo la orden de Édgar.

Claudia y Doria estuvieron viviendo aquí durante unos meses y no eran pocas las cosas que tenían. Y para no desperdiciar nada, Claudia se llevó todo.

Dos profesionales de mudanza bajaron las cosas pesadas, Doria y Claudia empujaban una maleta cada una y esperaban el próximo ascensor.

Doria miró hacia atrás y preguntó a Claudia,

—¿Se ha cogido todo?

—Más o menos, la propietaria dice que está fuera de la ciudad y que vendrá a comprobar la casa en dos días.

Doria asintió con la cabeza, después de vivir tanto tiempo en un lugar, era inevitable que lo echara de menos. Además, había algunos... recuerdos.

En ese momento, la puerta de al lado se abrió de repente y también llegó el ascensor.

Claudia cogió a Doria y entraron corriendo al ascensor,

—¡Vamos, vamos!

Al ver que las puertas del ascensor se cerraban lentamente, Claudia dio un suspiro de alivio.

Sin embargo, había otras personas en el ascensor, que escucharon los pasos de afuera y abrieron amablemente la puerta.

Claudia ya no sabía qué decir ante la situación.

Daniel se paró unos segundos delante de la puerta del ascensor, luego entró con sus piernas largas y saludó a ellas,

—Señorita Doria.

Doria aún no sabía lo que pasó en la noche anterior, le sonrió y asintió levemente.

Claudia no le quería ni saludar, así que miró a un lado y no dijo nada.

Daniel tampoco dijo nada, solo se quedó allí en silencio.

Doria sintió que la atmósfera entre los dos parecía un poco extraña, ya que normalmente se saludarían de todas maneras. ¿Qué estaba pasando?

A medida que el ascensor descendía lentamente, la atmósfera se volvía cada vez más incómoda.

Después de que el ascensor llegó al primer piso, Claudia cogió la maleta con una mano, agarró a Doria con la otra y salió con una mala cara.

A pocos pasos, sonó la voz de Daniel desde atrás y llamó a Claudia.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO