Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 368

En los días siguientes, Rivera Collazo no mencionó de nuevo el tema de la transferencia de acciones delante de Doria Aparicio, parecía querer restarle importancia al asunto.

Por su lado, Doria estaba ocupada con la competición, como de todos modos había esperado tanto tiempo, no tenía ninguna prisa por obtener algún avance con lo de Rivera.

Cuando llegó el día de la competición de diseñadores, todos los concursantes acudieron al lugar para entregar sus trabajos.

Esta vez no fue como la última vez que hubo unas pruebas sin sentido, el personal esperaba allí para registrar las obras una a una.

—Habéis trabajado duro estos diez días. Los resultados de la competición se darán a conocer en tres días. Por favor, preparaos también para la final.

El organizador dijo anteriormente que cuando la competición de diseñadores daba a conocer los resultados, los tres diseñadores que se ingresarían a la final competirían directamente en ese lugar,. Una vez entregados los trabajos, también serían evaluados en el momento por los jueces, de esa forma se darían los resultados de inmediato.

Por eso, durante esos tres días, no habría forma de descansar bien, la gente solo estaría más y más agobiada.

Después de entregar el trabajo, Teresa Obregón siguió a Doria en cuanto salió por la puerta.

—Doria, quería invitarte a comer, pero ahora parece que ya no tenemos ese apetito. Esperaremos a que la competición se haya terminado para tener una buena comida juntas. Esta vez ha sido todo gracias a ti, de lo contrario estaré como ellos.

Doria miró hacia ellos, allí estaban dos o tres personas llenas de frustración, obviamente insatisfechas con sus trabajos y desesperadas por ganar a los tres primeros.

—No hay de qué.

La capacidad de Teresa era incuestionable, seguramente los otros diseñadores también habían comentado eso en privado, pero al parecer todo tenían pinta de insatisfacción.

Teresa dijo:

—Pues nada, nos vemos en la final.

Doria asintió con la cabeza.

—Trato hecho.

Después de que Teresa se fue, Doria solo dio unos pasos y escuchó la voz de Alba Espina, quien impacientemente dijo:

—Dije que estoy en la competición, ¿por qué no puedo ir a visitarlo cuando tenga tiempo? ¿No sabes lo importante que es esta competición para mí?

Los labios de la persona que tenía delante se movieron, pero antes de que pudiera hablar, Alba volvió a decir:

—La final está por venir, por favor deja de molestarme, ¿vale?

Luego de unos segundos de silencio, sonó una voz masculina:

—Que te salga todo bien.

Después de hablar, el hombre se dio la vuelta para encontrarse con la mirada de Doria.

Alba también miró hacia ella, luego frunció el ceño, dio un paso atrás y abrió la distancia entre los dos.

José López volvió la cabeza y entendió sus intenciones, entonces bajó el ala de su gorra y se fue rápidamente.

Alba se puso de brazos cruzados y dijo sin cortesía:

—¿No sabes que escuchar a escondidas la conversación de otros es un comportamiento de mala educación?

Doria dijo a la ligera:

—Solo sé que este es un lugar público y no estoy obligada a dejarte espacio.

Alba sonrió con desdén.

—Veo que vas de orgullosa, parece que estás muy satisfecha con tu trabajo.

—Veo que estás muy nerviosa, ¿parece que no estás satisfecha con tu trabajo?

Tal vez no esperaba que fuera tan irónica, la expresión de Alba se volvió más fría.

Doria no le dijo más, se dio la vuelta y estuvo a punto de irse.

Alba gritó detrás de ella:

—¿Tienes tanta confianza de ganar la final?

Doria se detuvo.

—¿Cuándo dije eso?

—Tus palabras demuestran eso.

—Nunca he tenido esta idea. Cada uno se poya en la capacidad que tiene, solo eso tiene peso en la competición —Doria la miró y dijo con indiferencia—. En lugar de preocuparte por mí, es mejor que vayas a ver a tu padre.

Al escuchar eso, el rostro de Alba se distorsionó un poco.

—¡No es de tu incumbencia!

Doria sonrió sarcásticamente y se fue sin decir nada más.

«Se cree que me interesa meterme en sus asuntos».

Tan pronto como Doria regresó a la tienda, Claudia Freixa se acercó con una expresión vacilante.

Ella estaba perpleja.

—¿Qué pasa?

Claudia susurró:

—Ismael está aquí.

Doria estaba atónita, quería preguntarle por qué había venido si no era fin de semana, pero al ver que Claudia se veía rara, supo que algo debía haber sucedido. Así que dijo:

—Vale.

Luego caminó hacia la oficina.

En la oficina, Ismael Aparicio se sentó de espaldas a ella y no se veía las emociones de su rostro.

Doria cerró la puerta y preguntó:

—Ismael, ¿por qué estás aquí? ¿No tienes clases hoy?

Ismael levantó lentamente la cabeza, apretó los labios, sacó una foto de la mochila y se la puso frente a ella.

Doria miró hacia abajo, en la foto salían ella y Rivera.

Según el fondo, debería ser que alguien la había sacado en el día de licitación.

Doria se sentó y susurró:

—Ismael, no es mi intención ocultártelo, pero este asunto es demasiado complicado y no sé cómo contártelo.

Ismael dijo:

—Entonces, ¿él es tu padre biológico?

Doria abrió la boca, sin dar explicaciones, su silencio era como un sí.

No era momento de hablar con él de otras cosas.

Al rato, Ismael volvió a decir:

—¿Te ha buscado Armando recientemente?

Doria negó con la cabeza:

—No.

—Vale.

Con eso, Ismael se levantó para irse.

Doria lo detuvo.

—Ismael...

Ismael estaba dándole la espalda, su voz no emitía ninguna emoción:

—Estoy bien, solo he venido para que me lo confirmes. Aún tengo clases por la noche, adiós.

Doria lo siguió, pero Ismael caminó rápidamente y desapareció de su vista en poco tiempo.

Claudia se acercó.

—¿Qué pasó? Me ha parecido que Ismael tenía mala cara cuando llegó.

—Sabe mi relación con la familia Collazo.

Claudia se rascó el pelo.

—No es nada grave, ¿verdad? ¿Quizás se alegra por ti?

Doria negó con la cabeza:

—No es así.

De vuelta a la oficina, Doria llamó a Leila Alguacil y le preguntó:

—¿Ismael aún está en vuestro equipo de filmación?

—No, ha pasado un tiempo desde que terminó su parte, ¿qué pasa?

—Nada, estaba pensando en... —Doria suspiró en silencio—. Olvídalo, sigue con tu trabajo.

Al otro lado del teléfono, Leila sintió extrañeza con esa llamada. Luego de guardar el móvil, le preguntó al personal que estaba al costado:

—¿Ismael ha estado en el equipo de filmación estos días?

—No lo sé, pero lo vi en la entrada de la escuela al mediodía. Por cierto, ¿su familia es muy rica?

Leila se preguntó:

—¿A qué te refieres?

El personal dijo:

—Vi que el hombre que le buscaba al mediodía venía en un automóvil de lujo y vestía un traje. A primera vista, parece algún personaje exitoso de la clase alta. Desde la distancia, se parecían un poco. Supuse que debería ser su padre.

Leila también había oído hablar del padre de Doria, era obvio que no era la persona que describía el personal.

Leila dijo mientras tomaba las cosas:

—Dile al director que me tengo que ir ahora.

—¿A dónde vas? Tenemos una cena esta noche.

—Tengo un asunto que lidiar, la próxima vez os invitaré a cenar, hoy id primero.

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