Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 395

Resultó que tenía razón lo que le preocupaba a Doria.

En el instante en que llamaron la puerta, ella empujó con la mayor fuerza al hombre de sobre su cuerpo y de inmediato se sentó en el sofá.

Y al mismo tiempo, se abrió también la puerta de la oficina.

Llegó la voz de Claudia.

—Doria, …

Apenas ella iba a hablar de algo, vio sentarse en el sofá a ella en ropa desordenada, y las mejillas enrojecidas.

Y frente a ella, el hombre se quedó sedente sobre el suelo, una de cuyas piernas largas estaba doblada, y la otra se tendió casualmente. Al mirar hacia Claudia, él se lamió los labios.

De pronto Claudia sintió la señal de peligro, así se precipitó a cerrar la puerta y dijo rápido:

—¿Eh?, qué raro, ¿por qué no hay gente aquí?

Doria se avergonzó sin decir nada.

Era muy irrazonable.

Después de cerrarse la puerta, Édgar miró a Doria, y su voz era muy baja.

—¿Continuamos?

Doria se puso en pie con un poco de infelicidad.

—¡Por favor! Voy a trabajar.

Fue a sentarse frente al ordenador, presionó el botón de encendido y luego sacó el espejito para retocarse el maquillaje. Pero tan pronto como vio a sí misma en el espejito, ¡querría tanto rajar al instante a ese hombre!

Ahora entendió por qué era tan extraña la expresión cuando Claudia los vio por la primera vista.

Se apresuró a ordenar bien la ropa, luego limpió el lápiz labial alrededor de las comisuras de boca con una servilleta y se maquilló de nuevo.

Édgar, sentado en la caja fuerte detrás de ella, tomó el brazo de la butaca girando para que ella se encarara con él.

—¿Qué tipo de trabajo ocupa tanto tu tiempo que incluso no puedes acompañarme?

Doria dejó el pintalabios en su mano.

—Claro que ocupada, si yo no hago más esfuerzos, los demás volverán a decir que puedo conseguir todo lo de hoy gracias a ti.

Él enarcó las cejas.

—¿No es bueno así? Con tal de que quieras, estoy dispuesto a darte todo que tengo.

—Gracias, pero yo no lo quiero.

Doria se movió intentando girar la butaca, pero Édgar no contó con la intención de soltar la mano.

Ella tomó una respiración. Olvídalo.

Le preguntó Doria:

—¿Has tomado el desayuno?

—Aún no.

Así ella dijo seriamente:

—Pues acuéstate en el sofá un ratito para dormir, te pediré una comida para llevar y la entregarán muy rápido.

Édgar no le contestó.

Viendo apretar levemente los labios a él, Doria no se pudo contenerse de sonreír.

—Te mentí. Yo tampoco comí nada, vamos afuera juntos a desayunar.

Con la vista clavada en ella, los ojos azules de Édgar se le entrecerraron.

—¿Más valiente eres que antes?

Notando que él quería hacer algo más, ella lo evitó rápidamente y se levantó de la silla con una tos.

—¡Ya, ya! Vámonos, tengo hambre.

Antes de salir de la oficina, Doria examinó una y otra vez si aún podía verse algo raro en sí misma.

Cuando se fue, habían venido unos clientes aquí, y las chicas empezaron a trabajar de manera normal, pero Claudia había salido.

Doria adivinó que ella debería haber ido a lo vecino.

En el camino, Édgar le preguntó:

—¿Te buscó Rivera?

Ella asintió ligeramente con la cabeza.

—Él hizo un trato conmigo. Y solo me dará la mitad de las fincas que solicité.

Édgar dijo levemente :

—Está en línea con el estilo de ese viejo zorro.

—Pero le pedí para dejar que Briana se disculpara con Ismael.

—¿Lo aceptó?

Dijo ella:

—Este asunto no sea la cuestión de que él está dispuesto o no. Ahora eso ha ido demasiado a más de nuestra imaginación, y lo que pasó a Ismael ocupa la parte más importante de eso.

Dijo de nuevo Édgar:

—¿Estás segura de que Rivera cumplirá definitivamente sus palabras?

—Por supuesto —Doria parpadeó, giró la cabeza a mirarlo.

—Tomé la grabación de toda la conversación.

Édgar sonrió y le acarició la cabeza.

—Parece que es un poco significativa la lección de esta vez.

Doria frunció los labios y volvió a preguntarle después de un silencio:

—Y para los asuntos de Alba, ¿cuál es tu plan?

—Todavía no llega su turno, me encargaré de ellos uno por uno.

Ella sabía que él estaba a punto de lidiar primero con la Familia Santángel.

Un rato después, Doria dijo otra vez:

—He puesto en contacto con los organizadores del Concurso, y ahora están investigando y deberían dar pronto un resultado. Y en cuanto a Alba, siempre que se revele lo que ella hizo trampas en el Concurso, entonces su carrera también se arruinará.

Dijo Édgar:

—Antes de optar por hacer tales cosas, ella habrá pensado en estas consecuencias.

Doria asintió con la cabeza. No sintió simpatía por ella, sino que era una pena.

Solo cada vez cuando le venía a la mente Alba, inevitablemente venía otra persona.

Le preguntó ella:

—¿Todavía no hay noticias de José?

—No —Édgar continuó—. Alex aún está investigando. No te preocupes, incluso si muriera Rivera, él no moriría.

Exactamente era la verdad.

José había crecido desde niño sufriendo mucho, y después de ser adulto, siempre llevaba una vida extremadamente peligrosa, como si bailara en la punta del cuchillo, así que disponía de sus propias reglas de sobrevivir. Mientras él mismo quisiera seguir vivo, podría haber poca gente en el mundo, que pudiera matarlo.

Terminado de desayunar, Édgar la acompañó de vuelta al estudio y le dijo:

—Estaré un poco ocupado estos días, dígame directamente si me extrañas, y aprovecharé el tiempo a verte. No te sientas avergonzada.

Doria estaba un poco impotente, sin contestarlo.

Él realmente era un hombre muy narcisista.

Édgar levantó las comisuras de boca, y le dio un beso ligero en el entrecejo antes de marcharse.

Solo después de que él se fue, Claudia salió de un lado y no pudo evitar dijo:

—Es tan temprano pero es genial de ver eso.

Doria se sintió incómoda, luego se volvió y dijo:

—Tú…

Claudia se dio prisa a alzar las manos.

—No he visto nada, estoy hablando del contenido en la televisión que acabo de ver.

Pero Doria tampoco intentó hablar más de eso con ella y directamente tiró a ella hacia la oficina.

—Aún no tuve tiempo a preguntarte, ¿por qué aún estabas con Daniel ayer tan tarde? Me dijiste todavía no querer aceptarlo.

Sin esperar que ella le preguntara eso, Claudia tuvo la expresión rara por un instante, pero en seguida se sentó en el sofá, y murmuró:

—Es que… en serio no nos pasó nada. Él solo me acompañó a casa y luego tomó un vaso de agua.

—¿Podíais tomar el agua hasta las doce por la noche?

Claudia bromeó:

—No fue así, también hablamos de poemas, canciones y algo filosofía de la vida.

Doria no sabía cómo responderla.

Tras decir así, Claudia se odiaría tanto para casi ir a dar a sí misma una bofetada. ¿Qué estaba diciendo?

Doria respiró profundamente.

—No tengo ninguna prejuicia sobre Daniel, solo creo que, aunque lo quieras, deberías tomar más tiempo a considerar.

Claudia asintió sucesivamente con la cabeza.

—Lo entiendo. No te preocupes, sé qué debo hacer y qué no.

Iba a decir algo más, Doria se dio cuenta de que la conversación actual entre ellas, ¿no era la misma de que Claudia le había persuadido antes de que ella estuviera con Édgar?

El mundo en realidad era un círculo.

Pensando en esto, era duro que Doria dijera más las palabras para persuadirla.

Sin embargo, la otra tenía gran interés, y se le acercó emocionante.

—Eh, ¿has navegado por el Internet después de levantarte? Allá hay todo tipo de regaños a Briana, me encanto mucho al leerlo. Solo tras leer los comentarios, tengo la conciencia de que lo superficial que es mi manera de regañar. Lo he aprendido, ¡continuaré maldiciéndola! Briana nunca habría pensado que el personaje que trabajó tan duro para crear de repente se destruyó en piezas, ¡eso es lo llamado de que los malos definitivamente pagan por sus fechorías!

Viendo eso, Doria también sacó el teléfono y mandó un mensaje a Eliseo.

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