En el cuarto de enfermo.
Después de buscar su móvil en todas las partes, Doria se rindió al final.
Parecía que este gilipollas se llevó su móvil.
Después de un rato, Claudia regresó, inclinando la cabeza. Parecía desalentada.
—Claudia, ¿Daniel te buscó? —Al verla Doria preguntó tentativamente.
Claudia asintió y se hundió en el sofá.
—¿Qué te dijo?
—Le pregunté cuándo se fue, y ¿sabes qué me dijo? —Claudia dijo enojada.
—¿Qué? —Doria se sentó a su lado.
—¡Dijo que no se iría por el momento! —Claudia apretó los puños— ¡Inesperadamente no se irá! Si hubiera sabido que no se iría, no habría hecho nada esa noche sea por la impulsividad... Pensaba que, de todos modos, fuimos mayores, además, no tendríamos ningún contacto en el futuro, así que no pasaría nada si nos desenfrenamos una vez. ¡Pero! ¡Él ya no se irá!
—Es solo un rollo de una noche. —mientras dijo, Claudia se hundió en el sofá deprimidamente—. Para él es una cosa rutinaria, ¿no? ¿Por qué de repente Daniel muestra que me quiere? También me dijo que ayudaría a mudarme de casa, lo que me confunde.
—Bueno, ya que no se irá, vamos a ver —Cuando Doria escuchó a Claudia, sonrió y le dio una palmada en el hombro—. Tal vez le gustes de veras.
—Venga ya. Obviamente Daniel es un Don Juan —Claudia se rio—. Las chicas que le gustan no pueden contarse con una mano. No quiero convertirme en una de ellas.
Tenía razón.
—Aquí no hay nada de lo que te preocupas. Puedes volver al estudio. —Doria dejó de persuadiéndola.
—Que no —Claudia la rechazó directamente—. El Sr. Édgar me pidió que te vigilara...te acompañara. Me quedo aquí para cumplir la misión. Si me voy, Édgar me reprochará.
Doria no quedó otros remedios.
—Me quitó el móvil y no puedo ir a ninguna parte. —dijo Doria.
—¿En serio? —Claudia se quedó asombrada— Este gilipollas es tan cruel. Ahora nadie podría vivir sin móvil. ¿Te está castigando?
—Quizás. —Doria se rio con incomodidad.
—Entonces estoy convencido de que no puedo irme. Si me voy, te pondrás aburrida. Puedo charlar contigo cuando estoy aquí, para que no pienses demasiado.
Por la tarde, Doria estaba acostada en la cama del hospital. No muy lejos de ella se estaba difundiendo el programa televiso, pero los pensamientos de Doria ya habían volado por la ventana.
No podía quedarse aquí ni un día.
Ni mucho menos medio mes.
Doria miró hacia atrás y vio que Claudia estaba acostada en el sofá durmiendo, por lo que caminó con pasos ligeros, para salir y dar un paseo.
Llevaba casi un día acostada.
A las tres o cuatro de la tarde, Doria evitó a la multitud y caminó hacia el jardín de atrás. Tan pronto como quiso sentarse en un banco y tomar el sol, vio una figura familiar.
Cuando esta persona se dio la vuelta y estaba a punto de irse, también vio a Doria, e instantáneamente se puso nerviosa.
—Señorita Iris. —Doria la miró a los ojos y dijo.
Iris juntó las manos, y parecía nerviosa. Vaciló durante unos segundos antes de acercarse a Doria, mirando la bata que llevaba Doria.
—Señorita Doria, ¿estás bien?
—Bien. Me desmayé de anemia —Por cortesía, Doria también le preguntó—. ¿Y tú?
—Mi padre sufrió una hemorragia cerebral, y ya fuera del peligro.
Doria no esperaba lo que sucedió y asintió con la cabeza ligeramente.
—Entonces no te molestaré, señorita Iris.
—El señor Santino está enfermo y hospitalizado. Parece estar gravemente enfermo. Abraham regresará pronto.
—La familia Valerio siempre ha sufrido los contratiempos los últimos años —al escuchar esto, Claudia no pudo evitar suspirar—. Mientras sus negocios en el extranjero ya han tenido la tendencia a mejorar, el señor Santino se queda enfermo. Ya que ahora el Grupo Valerio necesita una persona quien pueda dominar la situación. Probablemente Abraham no se irá una vez que regrese.
—En comparación con Abraham —Claudia dijo con emoción—, Stefano como rival amoroso no es nada en absoluto. Parece que el señor Édgar estará celoso de nuevo.
Al ver que Doria no dijo nada, mientras miró por la ventana y no sabía qué estaba pensando. Claudia extendió la mano y la agitó frente a ella.
—Estoy bromeando. ¿Acaso quieres a Abraham de veras?
Doria no quería hacerle caso.
—¿Por qué dices las tonterías? Estoy pensando en Iris. —Doria tiró de la mano de Claudia.
—¿Qué pasa con Iris? —Claudia dijo.
—Creo que está extraña. Parece que se pone nerviosa al verme, siempre con un rostro pánico.
—¿Acaso se siente culpable porque te ha hecho daño? —Claudia dijo.
Doria no le dijo a Claudia sobre el hecho de que Iris era la jefa quien tramó la caída de Doria al agua en la casa de Santángel antes. Al escuchar su suposición, Doria no pudo evitar fruncir el ceño.
—¿De verdad?
Doria recordó que en aquel entonces cuando Iris admitió el daño que hizo a Doria y salió de la oficina, ella se quedó pesarosa y culpable, así que no debería mostrarle la nerviosidad y pánico en este momento.
—Así es —Claudia dijo—. Generalmente, solo las personas quienes se sientan culpables mostrarán tal humor. Pero durante este periodo, la familia Valerio ha tratado los asuntos en un tono menor, por temor a causar problemas. Normalmente es absolutamente imposible que Iris te haga daño arriesgándose a ofender a Édgar.
Doria negó con la cabeza. Tal vez ella pensaba demasiado.
Si Iris tuviera la intención de hacerle daño, nunca acudiría para pedirle perdón, e incluso le recordó que tuviera cuidado con Briana.
Pensando en esto, no tomó este asunto en serio.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...