Hacía mucho tiempo que Doria no iba al centro comercial, pero tampoco le faltaba ropa. Cada cierto tiempo, Édgar Santángel pedía a su gente que cambiara la ropa del armario y todo era novedades de última temporada. Por lo tanto, no compró mucho por su cuenta. Excepto por la prenda que le gustó mucho a primera vista, la mayoría fue comprado por aquel hombre.
Cuando Claudia vio eso, no podía parar de reírse.
—Viniste a hacerme reír adrede, ¿verdad?
Al oír eso, Doria se rió.
—Por cierto, queda medio mes para tu cumpleaños, ¿no? ¿Qué quieres? Te lo regalo.
—Quiero tener un novio.
Doria se quedó sin palabras y luego dijo seriamente:
—Haz como si no hubiera preguntado.
Claudia se sentó en un sofá y miró a las parejas de fuera que paseaban agarrados de la mano, entonces ella no paró de suspirar.
—Dime por qué para los demás es tan fácil tener un romance y yo no encuentro a ningún hombre decente, parece que cupido me ha abandonado.
Luego ella añadió:
—Yo no sé en qué está pensando mi madre, últimamente no para de llamarme para ir a citas a ciegas.
—¡¿Citas a ciegas?! —Doria exclamó sorprendida.
—Sí, dice que es el hijo de algún compañero de clase suyo y que trabaja en una empresa pública. Tiene un trabajo estable y es una persona honesta. Conoce bien a sus padres, entonces seguramente no va a ser un hijo de $·%& como Carmelo.
—¿Entonces vas a ir?
Claudia suspiró.
—No quiero ir, pero mi madre ya se ha comprometido, entonces, si no voy, nunca más podré considerar en volver a casa —ella paró un segundo y siguió —, pero es cierto que este tipo de persona es el ideal para casarse y tener una vida tranquila. Pero yo... no quiero casarme para tener un compañero. Prefiero buscar un compañero de piso en vez de casarme sin amor.
Doria asintió con la cabeza.
—Ella solo está preocupada por ti. Deberías tratar de comunicarte más con ella.
—No quiero tratar más. Cada vez que ella empieza hablar, me da jaqueca. De todas maneras, iré a la cita el fin de semana y luego usaré cualquier excusa para rechazarle, así ella también estará más tranquila.
—También es una opción.
Después de conversar un rato, sonó el móvil de Doria. Viendo que quien llamaba era Daniel Fonseca, ella caminó a un lado y la cogió.
Muy pronto, se escuchó la voz de Daniel:
—Señorita Doria, ya tenemos el resultado de la autopsia.
—¿Y bien? — Doria apretó el móvil.
—No conozco los detalles, por eso sería mejor que viniera conmigo. Cuando lleguemos, el forense nos explicará —dijo Daniel —. ¿Dónde está ahora? Paso a recogerla.
—Envíame la dirección. Ahora estoy fuera, puedo ir por cuenta propia.
Al oír eso, Daniel dijo que sí.
No pasó mucho tiempo desde que colgó la llamada hasta que Daniel le envió la dirección.
Doria cogió el móvil y caminó hacia Claudia.
—Claudia, tengo que ir a un sitio a por una cosa.
—¿Por? —Claudia estaba bebiendo un té con leche.
Doria frunció los labios y dijo:
—Ya ha salido el resultado de la autopsia de mi madre.
Claudia se levantó inmediatamente.
—Voy contigo.
—Mmm... También estará Daniel, ¿estás segura?
Claudia se quedó en silencio unos segundos y rió secamente.
—Por supuesto. Voy para acompañarte, no a verle. No le hago caso y ya está.
Claudia quería ir porque estaba bastante curiosa sobre esta situación, pero, también es porque temía que Doria pudiera desmayarse de nuevo.
Al ver que Claudia estaba decidida, Doria no trató de rechazarla. Después de subir al coche con Claudia, le dijo al conductor la dirección que le envió Daniel.
Media hora después, el coche se detuvo en la entrada.
Doria dijo:
—Esmeralda, espérame aquí un momento, saldré cuando acabe.
—Es decir que, ella fue asesinada.
El forense asintió con la cabeza.
—Exacto. La herida estaba por detrás del cráneo. Debe ser un choque desesperado contra la pared en una disputa, que, sumado a una negligencia médica durante el trayecto al hospital, provocó su muerte.
Los párpados de Doria temblaban y ella cerró los ojos lentamente.
Ahora ya sabía la verdad. Lo del parto era una mentira de Armando Aparicio. Era él mismo, quien causó la muerte de su madre con sus propias manos y ocultó el cadáver.
Quizás era por miedo, o se sintió culpable... A su vez no quería que nadie lo notara, por eso crío a ella e Ismael, pero cuando pasó el tiempo, mostró su verdadera cara.
De repente, Doria tuvo la sensación de que ella e Ismael ya tenían bastante suerte simplemente por estar vivos con Armando.
Al observar que la cara de Doria cambió, Claudia se acercó apresuradamente.
—Doria, ¿estás bien?
Doria abrió los ojos y sacudió la cabeza.
—Estoy bien.
Viendo que su cara palideció, Claudia sabía que Doria no estaba diciendo la verdad y giró hacia el forense.
—¿Usted tiene algo más que decir? Si no, nos iremos primero.
El forense sacó el certificado y dijo:
—La familiar tiene que firmar aquí y ya está.
Doria cogió el bolígrafo y firmó su nombre.
Stefano dijo:
—Doria, yo me encargo del resto, vuelve a descansar.
Doria dejó el bolígrafo.
—No pasa nada. Aunque no recuerdo nada de ella, yo...
Su voz sonaba entre sollozos. Intentó calmarse un poco y continuó:
—Sería mejor que acompañe a mi madre el último viaje.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...