En el hospital, después de que Abraham salió del cuarto del enfermo, Iris y Vanesa inmediatamente se le acercaron y preguntaron ansiosamente.
—Abraham, ¿cómo está tu padre?
—Ya está dormido —contestó Abraham y las miró—. Al terminar el examen, el médico dijo que se estaba recuperando bien, así que no deberían preocuparse.
—No me consueles —Vanesa suspiró y se sentó en la silla de al lado—. Conozco mejor su condición. Ahora está cada vez duerme más tiempo. ¿Cómo podría estar mejor?
—Mamá, el médico me ha dicho que mi padre mejorará gradualmente —Abraham se puso en cuclillas frente a ella—. Te has quedado en el hospital durante varios días. Regresa a casa y descansa.
—No necesito descansar. Eres tú quien debería tomar un descanso. Has regresado después de tanto tiempo al país, pero ni siquiera has vuelto a casa una vez, solo has estado cuidando de tu padre todo este tiempo. Tú eres la persona quien debería volver a descansar.
—Estoy bien, todavía tengo que ocuparme de los asuntos pendientes de la empresa...
—Abraham —sonó la voz de Iris—, haz lo que pide tu madre, regresa a casa. En esta situación complicada, si te caes también, a decir verdad, no sabremos qué hacer.
Al escuchar esto, Abraham frunció los labios y se levantó lentamente.
—Vale. Entonces me voy y volveré al hospital más tarde.
Justo cuando estaba a punto de irse, Vanesa tomó su mano, cuya expresión se volvió más seria que antes.
—Abraham, tengo algo que decirte.
—Mamá... —al ver esto, Iris se puso aterrorizada y tiró de la ropa de Vanesa.
—Llegado ese momento, si no le dices la verdad, ¿que sentido tiene? —Vanesa dijo a Iris— Si la encuentra cuando Abraham regrese a casa, ¿cómo se lo explicaras en ese momento?
—Yo... —la cara de Iris se puso pálida y no pudo decir nada más.
—¿Qué pasa? —Abraham frunció el ceño levemente.
—Tu hermana se cegó de ira. Ella instigó a empujar a la exesposa de Édgar al agua —Vanesa susurró— De hecho, esto escandalizó a todos los presentes, pero al final esa chica estaba fuera de peligro después de ser rescatada.
—Lo sé —Abraham frunció sus labios y lo dijo lentamente.
Pero lo que pasó realmente era mucho más complicado que lo que dijo.
—Tu hermana fue a disculparse con Doria —Vanesa continuó—. Pensaba que todo se había acabado. Pero, no esperaba que esto se convirtiera en una amenaza para nuestra familia. Iris sufre de insomnio todos los días por esto, por lo que ha perdido mucho peso.
—No importa, lo hice, y asumiré las consecuencias, —Iris se mordió el labio y dijo con dificultad—, pe... pero como ves, nuestro padre está en esta condición y el médico dijo que él no podía alterarse en absoluto. Y ahora la familia Valerio está en un apuro. Mucha gente nos está vigilando, y trata de apoderarse de nuestra fortuna aprovechando nuestra debilidad. Si este escándalo sale a la luz, ¡la familia Valerio se acabará!
—¿Quién te está amenazando? —Abraham la vio y preguntó.
—Es... es...
—Es Briana. —al ver que Iris no podía decirlo, Vanesa lo dijo.
—La conozco desde que Briana era pequeña —Vanesa suspiró—. Aunque Iris hizo algo mal, no tiene que amenazarnos con esto. También me temo que tu padre no podría soportarlo si se enterara de eso, así que no me atrevo a decírselo, así que no tuvimos más opción que acogerla en la casa de los Valerio.
—Abraham, es posible que no sepas qué le pasó a la familia Collazo recientemente. Ella... —Iris siguió.
—Lo sé —dijo Abraham.
Siempre se preocupaba por Doria, por lo que incluso en Suiza, se enteró de todo lo que pasaba en el país. Aunque lo supiera más tarde, o faltaban los detalles.
Pero, cómo no podría saber de algo tan grande que le sucedió a la familia Collazo.
—Realmente no sé qué hacer —parecía que le habían quitado todas sus fuerzas a Iris, se cayó en una silla, cubriéndose la cara con ambas manos. Con la voz entrecortada añadió—. Ahora Édgar está buscándola a ella. Si se entera de que es la familia Valerio quien la esconde, definitivamente estaremos en problemas, pero, aún así no me atrevo a dejar que padre lo sepa...
Después de salir del hospital, Abraham se sentó dentro del coche y llamó a Édgar.
—Señor Abraham, ¿tiene asuntos que tratar conmigo apenas regresar? —Édgar contestó la llamada y hablo con voz indiferente.
—Sr. Édgar, tengo algo que comunicarle. —dijo Abraham.
—Parece que no hay nada de qué hablar entre usted y yo.
—Entonces voy a hablar con Doria.
Édgar se quedó en silencio.
—Dime. —Édgar se lamió los dientes.
—Sé dónde está Briana. —Abraham dijo.
. —¿Dónde está? —la voz de Édgar se volvió más fría.
—En mi casa.
Édgar resopló. La razón por la que la familia Valerio escondió a Briana era evidente. El hombre golpeó con sus dedos largos en la mesa, y dijo con frialdad.
—¿Acaso el Señor de los Valerio está dispuesto a exterminar a su familia?
—Mi padre está enfermo. Mi madre y mi hermana están preocupadas por su condición, por eso no se atrevieron a hacerlo público, así que se dejaron amenazar por Briana. Pero, te prometo que hoy te la entregaré personalmente.
—Vale. —Dijo mientras entrecerraba ligeramente sus ojos oscuros.
Después de colgar el teléfono, Abraham dejó su móvil y condujo hacia la casa de Valerio.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...