Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 501

Eran exactamente las nueve cuando llegó al Grupo Collazo.

Todavía quedaba una hora para la reunión, así que Doria llegó temprano para conocer la situación de Grupo. Pero, antes de bajar del coche, Doria vio a un grupo de trabajadores en la entrada reclamando con carteles y pancartas.

Doria pensó, «Édgar tenía razón».

Ella se giró y preguntó,

—¿Qué debemos hacer ahora?

Édgar respondió,

—Bajemos primero.

En cuanto Doria apareció, alguien gritó,

—¡Es la hija de Rivera! ¡Tenemos que pedirle nuestro salario!

Pronto todos se reunieron a su alrededor. Sin embargo, los guardaespaldas se adelantaron inmediatamente para resguardar a Doria y a Édgar.

El ambiente se puso muy ruidoso.

Édgar sostuvo muy tranquilo a Doria en sus brazos, sin hacer frente a los manifestantes, con una actitud serena y fría.

Era la hora punta de trabajo, y al oír un alboroto tan grande, toda la gente que pasaba por allí se reunió para ver lo que ocurría.

Dentro de la empresa, Jairo observó el alboroto y arrugó el ceño,

—¿Por qué él también está aquí?

Gonzalo se puso a su lado y dijo,

—Señor Édgar siempre tiene un buen concepto de sí mismo y no es de extrañar que venga.

Jairo resopló,

—Esto es asunto de Grupo Collazo, pero él como Santángel, han venido a intervenirlo. No creo que esto pueda serle de utilidad.

Toda esa gente frente a la entrada fue dispuesta por Jairo, su plan original era atrapar primero a Doria, para hacerla saber que no era tan fácil entrar en el Grupo Collazo y así advertirle que no fuera tan arrogante. Luego, en medio del tumulto, él aparecería para dispersar a la multitud y así garantizaría que el Grupo Collazo sería definitivamente responsable de todos, así lograría ganar una buena reputación.

Pero ahora, en esta situación, su plan se había echado a perder.

Al mismo tiempo, cuando el grupo de personas se detuvieron, Édgar habló con indiferencia, —¿Por qué cesó el ruido?

Ellos se miraron como si dudaran si debían continuar.

Édgar dijo,

—El que alce la voz más fuerte cobrará más hoy.

—Eh, cómo puedes hablar así. solo queremos justicia. ¿No debemos reclamar nuestros derechos después de que Rivera nos ha engañado así?

—Rivera murió hace veinte años. ¿Acaso te ha engañado en tu sueño?

Esa persona que contestó estaba muy avergonzada.

En ese momento, otra persona respondió,

—De todas maneras, Grupo Collazo nos ha engañado, así que queremos...

—¿Qué quieren? ¿Morir con el Grupo Collazo?

—No puedes decir eso, solo queremos el dinero que nos deben.

Édgar habló sin expresión,

—¿Es razonable usar esta manera?

Todos se quedaron en silencio.

A este grupo de personas se les había pagado para que hicieran un alboroto en la entrada de la empresa, así que no esperaban tener que responder a estas preguntas. Además, Édgar era tan disuasorio que la gente apenas podía respirar.

En términos de debate, no eran rivales para él.

Justo cuando ellos no sabían qué decir, Doria habló,

—Sé que en el Grupo Collazo han pasado muchas cosas últimamente, causando problemas a mucha gente. La razón por la que he venido ahora es para resolverlo. —Después de una pausa, continuó—. Prometo que daré una explicación satisfactoria a todos los que se han visto implicados por el accidente del Grupo Collazo, y espero que puedan darme algo de tiempo. Para resolver las cosas tenemos que hacerlo paso a paso, sino que provocaremos aún más caos, lo que es injusto para aquellos que están esperando un buen resultado.

Tras esas palabras, se oyeron bastantes voces de aprobación desde fuera de la multitud.

Incluso los periodistas y los medios de comunicación habían llegado para cubrir esa escena.

Al ver esto, el grupo de alborotadores temió que se metieran en problemas, así que no dijeron nada y huyeron despavoridos.

Pronto, la entrada de Grupo Collazo quedó libre de alborotadores.

Édgar soltó a Doria y dijo con una sonrisa,

—No tengo que preocuparme por ti.

Doria le miró con incertidumbre,

Justo cuando entró, Jairo se apresuró a aparecer desde la dirección del ascensor, sonriendo,

—Señorita Doria, bienvenida. Disculpa por no haber venido a recibirla hace un momento...

Doria dijo,

—Señor Jairo, no es necesario decir palabras de cortesía. Lléveme a la oficina.

Su sonrisa se desapareció gradualmente al ver a Eliseo detrás de ella y respondió,

—Está bien, señorita Doria.

Después de subir al ascensor, Jairo comenzó a hablar con Eliseo,

—Eliseo, nos hemos visto antes, en el banquete de cumpleaños de tu padre. ¿Lo recuerdas?

Eliseo respondió,

—¿De verdad?

—Sí.

—Los que me recuerdan son las élites y dirigentes empresariales que entraron a la cárcel por corrupción. Así que no es bueno que deban recordarme, ¿no?

Jairo se calló al instante.

Doria miró fijamente los números crecientes del ascensor,

—Señor Jairo, ¿ha informado a todos los altos ejecutivos del Grupo Collazo de reunirse a las diez hoy?

—Sí, pero...

—¿Qué?

—Hay dos que están indispuestos por asuntos familiares, uno está en el hospital, y otro...

—Qué casualidad.

Jairo suspiró,

—No es lo que piensa.

Doria dijo,

—Ya que no están todos listos, vamos a descansar. No tengo nada que hacer y más tarde puedo ir a visitarlos en persona para confirmar con ellos del acuerdo para los trabajadores.

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