En el camino de vuelta, Doria le preguntó a Édgar:
—La casa de la Mansión Estrellada... está casi terminada.
Édgar hablo con un tono algo serio:
—¿Quieres volver a mudarte?
—No, solo quería pedir que si Esmeralda no está ocupada, ¿puedes dejar que vaya a cuidar a Claudia por un tiempo?
—Depende de ti, por ni no hay ningún problema.
Después de recibir su respuesta, Doria llamó inmediatamente a Esmeralda y habló con ella sobre la situación. Después de colgar el teléfono, le envió la dirección de Claudia.
Después de haber logrado su cometido, Doria bajó la ventanilla del coche y la brisa fresca de la tarde entró, haciendo que se sintiera muy a gusto.
Después en un largo periodo de tiempo, Édgar dijo bruscamente:
—Doria.
Ella volvió la cabeza para mirarlo:
—¿Qué pasa?
Édgar se relamió los labios lentamente:
—Tu periodo menstrual ya se ha retrasado tres días.
Doria se quedó sorprendida, Inmediatamente sacó su teléfono móvil y echó un vistazo a los días con círculos rojos de cada mes y efectivamente su periodo se había retrasado tres días.
Este gilipollas lo recuerda mejor que yo.
Doria no pudo evitar agarrar con más fuerza su teléfono:
—Sólo son tres días, es normal que pase esto de vez en cuando, ¿verdad?
—¿Me lo preguntas a mí?
Doria se quedó sin palabras
Tenía razón, que sentido tenía preguntarle eso.
Doria no creía que hubiera tal coincidencia de que ella estuviera embarazada al mismo tiempo que Claudia. Además, ella ya había vivido un embarazo y sabía los síntomas del mismo.
Después de un rato, Édgar añadió:
—Maána te acompañaré al hospital para una revisión.
—No es necesario, tal vez llegue en un par de días.
—¿Y si no viene?
Doria movió los labios, pero las palabras no salían de su boca.
Édgar inclinó su cabeza para mirarla:
—A mi edad, creo que hubo algunas veces que no tomé las medidas necesarias.
Doria se sonrojó como un tomate al escuchar esas palabras, así que le giró manualmente la cabeza, diciendo:
—Concéntrate en el camino.
Debido a las palabras de Édgar, Doria se quedo ensimismada en sus pensamientos durante el resto del viaje. Sus manos se mantuvieron inconscientemente sobre su vientre, y su mirada daba la impresión de no estar presente, como si estuviera pensando en algo.
Tras llegar a casa, Doria estaba a punto de entrar en el baño cuando Édgar la siguió:
—No es seguro que vayas sola, te acompañaré.
—¿Ah?—
«¿Realmnte es él?».
La expresión de Édgar seguía siendo la misma, tranquila y serena, mientras sus ojos se posaron sobre su vientre.
—Los azulejos del baño son demasiado resbaladizos, deberíamos tener más cuidado con las cosas que compramos.
La mirada de Doria se sobresaltó:
—¿Y si no estoy embarazada?
—Entonces significa que no me he esforzado lo suficiente.
Doria no estaba de humor para bromas, solo lo ignoró e ingresó al baño. Cerró la puerta sin prestar atención, entonces Édgar aprovechó su descuido para colarse adentro.
Efectivamente, a mitad del baño, Édgar empezó a aprovecharse de ella.
Entonces, Doria le recordó con claridad:
—Si estoy realmente embarazada, no puedes hacerme nada durante el primer trimestre, y por nada , me refiero a cualquier tipo de actividad sexual.
Édgar hizo una pausa, y con voz grave y ronca dijo:
—El tiempo después del divorcio, ¿no fue también cuando estabas embarazada? Recuerda que lo hicim...
—Creo... que ya tenía cuatro meses en ese momento.
Por primera vez, Édgar se sintió derrotado. Se quedó en silencio y luego levantó la mano de Doria por encima de ella.
Las sienes de Doria se crisparon y apretó los dientes:
—Tú...
Édgar le besó el lóbulo de la oreja y sus largos dedos recorrieron sus delicados labios rojos:
—Pórtate bien si no quieres que continúe, ¿entendiste?—
Ante su amenaza, ella no pudo evitar insultarlo:
—¡Maldito gilipollas!—
En la oscuridad, los finos labios de Édgar se curvaron para arriba y lentamente abrió los ojos,
—¿Hmm?
Después de unos segundos, Doria volvió a decir:
—Lo que quiero decir, es ¿si quieres tener uno? Recuerdo que antes dijiste que no ibas a tener un hijo en los próximos dos años.
—¿Yo dije eso?
Doria no pudo evitar girarse.
Édgar gruñó y la sujetó de la mano:
—¿No te dije que no te movieras?
Doria respondió con sárcasmo:
—¿Dijiste eso?
Édgar se quedó sin palabras.
Doria era demasiada perezoso para molestarse con él y solo añadió:
—No sé cómo es la situación de la familia Santángel en este momento, pero me temo que te amenazarán con el bebé de nuevo, en cuyo caso, yo...
—No es lo mismo.
—¿Qué es diferente?
Édgar susurró:
—Ahora controlas todo el Grupo Collazo, y encima eres una gran y famosa diseñadora, siendo bien recibidad por mucha gente. Nadie se atreverá a hacerte nada de nuevo.
Por no decir de que había mucha gente protegiéndola.
Doria respondió como si recién se diera cuenta:
—Ya veo, oh.
Cuando era presa del Grupo Collazo, sabía que la única manera de librarse de todo eso era hacerse fuerte. Pero nunca había imaginado que este día llegaría sin previo aviso.
Édgar deó que ella colocara su cabeza entre sus brazos:
—No lo pienses tanto, incluso sin esto, no dejaré que te hagan daño de nuevo. Doria, la familia Santángel no durará ni un año.
—No es así...—
—El poder del viejo hace tiempo que ha desaparecido, lo que aún mantiene unida a la familia Santángel es la gente que está detrás de Ismael. Ya tengo a Alex ocupándose de ello, en un año como mucho, todo se habrá terminado.
Doria hizo una pausa antes de decir:
—Entonces... ¿ has pensado alguna vez en cómo lidiar con tu hermano cuando todo termine?
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...