Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 561

En el Grupo Santángel...

Alex Curbelo empujó la puerta del despacho y dijo mientras entraba en él:

—Vicente me ha dicho que me buscas por unos asuntos.

Sentado frente a la mesa del despacho, Édgar dijo sin levantar la vista:

—Espera un momento.

Alex se sentó en el sofá, en reposo con los ojos cerrados.

Tanto Édgar como Alex no habían descansado bien en los últimos días.

Diez minutos después, Édgar se dirigió hacia él y se sentó:

—Recuerdo que eres de Ciudad Norte.

Alex abrió lentamente los ojos al oír las palabras:

—Sí. ¿Qué hay con eso?

Édgar preguntó:

—¿Cuánto sabes de la familia Curbelo?

Alex se quedó atónito, ya que no esperaba que le hiciera esa pregunta. Entonces respondió:

—¿Por qué de repente...?

—Este asunto probablemente tiene algo que ver con esa familia en Ciudad Norte.

—¿Te refieres al asunto de que el bebé fue llevado a la familia Santángel? —Alex frunció las cejas—. Creo que no tiene sentido. ¿Cuál sería la razón para que la familia Curbelo haga esto?

Édgar dijo débilmente:

—No importa si este asunto fue planeado por ellos o no, en base a la situación actual, es seguro decir que la familia Curbelo debe tener algo que ver con esto.

Preguntó Alex tras un rato de silencio:

—¿Qué quieres saber?

—Todo lo que sepas.

Alex dijo lentamente:

—La familia Curbelo ha vivido en Ciudad Norte durante generaciones. Junto con el desarrollo y la expansión de la familia, algunos de sus descendientes se dedicaron al comercio, otros se dedicaron a la policía y otros se convirtieron en soldados. La familia se convirtió gradualmente en la mayor familia de Ciudad Norte y llegó a ser incomparable tanto en riqueza como en poder.

—Sin embargo, la familia Curbelo tiene una regla no escrita: los descendientes de la familia no pueden salir de Ciudad Norte de por vida. Si uno decide abandonar la ciudad, se considerará que ha cortado los lazos con la familia y a esa persona no se le permitirá volver a pisar Ciudad Norte. A la familia Curbelo no le importará que esa persona viva feliz o muera miserablemente.

—Pero la familia era tan grande que fue desarrollando muchas ramas a lo largo de su historia y, por tanto, el parentesco se debilitó. Como no se tomaron la regla en serio, esa regla no escrita se fue olvidando. Sin embargo, he oído que los descendientes directos de la familia Curbelo siguen cumpliendo esa regla. —Añadió Alex.

Édgar se limitó a mirarle en silencio.

Alex estaba desconcertado.

Alex explicó:

—No lo pienses demasiado. Yo no soy miembro de la familia Curbelo. Mis padres se fueron a Ciudad Sur y se instalaron aquí hace muchos años, por lo que yo no tengo parientes ni amigos en Ciudad Norte. No tiene sentido para mí ir para allá.

Édgar golpeó lentamente las rodillas con los dedos:

—Continúa.

—¿Dónde estábamos hace un momento? Oh... el patriarca de la familia Curbelo ya ha fallecido. Y el que se hace cargo de la familia ahora es Boris Curbelo, el nieto del patriarca. No lo he visto, pero ha habido muchos rumores sobre Boris a lo largo de los años. De todos modos... No lo provoques en la mediad de lo posible.

Édgar preguntó:

—¿Eso es todo?

Alex llevó las manos hacia atrás de su nuca.

—Eso es todo.

Al momento siguiente, continuó:

—Para ser sincero, aunque no he visto a Boris antes, estoy seguro de que este asunto no debe tener nada que ver con la familia Curbelo. Ciudad Norte está lejos de la Ciudad Sur y Boris no te provocará y buscará deliberadamnete problemas para sí mismo.

Justo en ese momento, Jerónimo entró en la oficina:

—Sr. Édgar, aquella persona lo ha confesado todo. La Sra. Roxana y el pequeño están en el patio trasero de la mansión de los Santángel.

***

En el hospital...

Aunque Claudia estaba muy asustada, se había decidido.

Sentada en una silla con los ojos cerrados, agarró con fuerza la mano de Doria.

El televisor que estaba a su lado reproducía el reportaje de una noticia.

—A primera hora de la mañana, se encontró el cadáver de una mujer bajo el puente. Según la investigación, la víctima se apellida Nores y murió a las 15:19 de ayer. Este caso aún está siendo investigado e informaremos del seguimiento más tarde. Ahora pasemos a la siguiente noticia...

Al cabo de un rato, una enfermera dijo el nombre de Claudia:

—Claudia Freixa.

Claudia se levantó inconscientemente.

La enfermera dijo:

—Sígame, por favor. La llevaré a que la examinen.

Claudia respiró profundamente y dio un paso adelante.

Doria le agarró de la mano:

—¡¿Dónde está Claudia?!

Doria señaló la sala de operaciones:

—Allí.

Daniel corrió inmediatamente hacia la habitación.

Doria se apresuró a seguirle.

Cuando Daniel corrió a la sala de operaciones, descubrió que la puerta estaba cerrada, así que él golpeó la puerta y gritó:

—¡Claudia! Claudia Freixa, ¿quién te ha permitido venir aquí? ¡Sal de allí!

El ruido provocó la atención de mucha gente y rodearon a Daniel para ver el espectáculo.

Una enfermera se acercó:

—¡¿Qué piensas que estás haciendo?! ¡¿No sabes que estás en el hospital?!

Daniel apretó frunció los labios y todo su cuerpo se tensó.

Doria dijo:

—No estés tan ansioso. Acaba de ser enviada a la habitación y la operación probablemente no ha comenzado aún.

Se giró para mirar a la enfermera:

—Mi amiga está en la sala de operaciones. ¿Puede dejarla salir, por favor?

Viendo que Daniel no se rendía fácilmente y temiendo que siguiera dando problemas, la enfermera le contestó:

—Entraré a preguntar su opinión.

—Gracias.

La enfermera salió dos minutos después:

—El paciente enviado a la sala hace un momento acaba de terminar la operación.

Doria preguntó asombrada:

—Pero si la acaban de entrar a la sala de operaciones hace cinco minutos, ¿Cómo es...?

—No sabría explicárselo. De todos modos, la operación ya se ha hecho.

Daniel murmuró para sí mismo:

—Es culpa mía. Si me hubiera decidido antes, esto no huberia pasado.

Los espectadores discutían en susurros. A sus ojos, este era un espectáculo típico de arrepentimiento de un playboy y era bastante interesante y digno de ver.

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