Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 95

Doria nunca soñó que algún día, el cabrón de Édgar pudiera hervir agua y lavarle su pelo.

Aparte de que este hecho no correspondía a su estatus, parecía extremadamente extraño.

Doria tenía mala sensación porque parecía la última cena de Jesús.

“Muy raro.”

Ella dijo, -Gerente Édgar... ¿Sería mejor hacerlo yo misma?-

Édgar dijo con frialdad, -Cállate.-

Doria admitió y dejó de hablar.

El agua tibia se extendió desde la parte superior de la cabeza y finalmente se hundió en las flores de los lados.

Aunque, Doria no podía verlo, podía adivinar que se trataba de una escena tierna.

Por supuesto, con la condición de que el cabrón no pusiera una cara disgustada.

Quitando eso, todo el proceso fue tranquilo, lo que hizo pensar en un momento que eran una simple pareja amorosa.

Tan pronto como le vino a la mente ese pensamiento, Doria se sorprendió y subconscientemente se esquivó.

Édgar presionó su hombro y dijo disgustado, -¿Qué haces? ¿No pregunté ya si quemaba o no el agua?-

Sus palabras hicieron que Doria no pudiese evitar crear fantasías en su mente.

Tras un silencio, ella dijo, -Me picó un mosquito.-

-Vaya, no solo atraes a los hombres, sino también a los mosquitos.-

Doria se motivó por sus palabras y llevó la contraria a Édgar, -Ya que atraigo tanto a los hombres, ¿por qué no le gusto al gerente Édgar?-

Édgar se quedó sin habla frenta a tal pregunta.

Doria se arrepintió inmediatamente de sus palabras.

No dudaba que el cabrón la iba a criticar.

Pero en ese momento, las luces del patio se encendieron de repente.

Después de algunos chasquidos, los electrodomésticos de la casa y las farolas de la calle volvieron a funcionar.

“¡Podían iluminarse en otro momento!” Doria pensó.

Las luces repentinas dañaron la vista de Doria y se encontró con los ojos oscuros y taciturnos del hombre. Rápidamente, ella desvió la mirada y envolvió su cabello en una toalla seca diciendo, -Gracias gerente Édgar, ¡me subo primero!-

Después de subir las escaleras, Doria cerró precipitadamente la puerta y por fin pudo tranquilizarse.

“¡Menos mal! Podría estar una noche sin dormir por la ira, si dejase hablar a Édgar.”

Doria volvió a entrar al baño y estornudó cuando se estaba secando el pelo.

Por la noche, Doria estaba tumbada en la cama mirando tranquilamente por la ventana, en su mente se reproducía constantemente las cosas que habían sucedido ese día.

Realmente, no era su culpa por pensar demasiado, porque había sido Édgar quien se había comportado demasiado anormal.

Lo que hizo pensar de vez en cuando a Doria, -¿Le gusto un poco?-

De lo contrario, no conseguía una explicación por la lógica normal de todas esas anormalidades.

Doria pensó hasta la madrugada y no sacó ninguna conclusión. Ella bostezó y se quedó dormida aturdida.

Doria había dormido muy profundamente, hasta que alguien llamó a la puerta y tuvo que abrir lentamente los ojos.

Después de sentarse, se encontró con mareos y también tenía la nariz taponada.

Doria hizo una pausa antes de levantarse y abrir la puerta.

Édgar estaba en la puerta, apoyado contra la pared, y miró a ella diciendo, -No esperaba que seas tan rencorosa.-

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