Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 96

Doria nunca pensó que él había visto el trozo de papel que ella arrancó, su rostro se sonrojó de inmediato, y quiso refutarlo, pero no encontró excusas.

Édgar dijo en voz suave, -¿Por qué dejas de poner excusas?-

Después de un buen rato, Doria dijo, -¡Yo... es para practicar!-

Para ser honesta, ella misma no se lo creía.

Sin embargo, pensando en los diferentes pensamientos de este cabrón, ella pensó que tal vez lo creyera.

En ese momento, los labios de Édgar se curvaron y una risa baja salió de la boca.

Doria estaba un poco avergonzada.

"¡Qué gracioso!"

Édgar dijo, -Vamos, tengo hambre.-

Después de finalmente comer y regresar a casa, Doria ni siquiera preocuparse más por ese cabrón, fue directamente arriba a dormir.

Pero acababa de estar acostada en la cama cuando llamó a la puerta.

Doria contuvo su ira, se levantó y abrió la puerta, -¿Gerente Édgar, Qué te pasa?-

Édgar sostenía un vaso de agua en la mano y dijo, -Toma la medicina.-

-La tomaré después de dormir.-

-Vete a la cama después de tomarla-.

Doria se quedó sin palabras.

Édgar tenía un tono fuerte, por lo que ella tenía un fuerte sentido de opresión que él le vertería directamente la medicina si se negaba.

Doria tomó el vaso de agua, se dirigió lentamente hasta el escritorio y lo dejó, luego tomó la medicina que le dio el médico y se la tiró a la boca, bebió unos sorbos de agua y se la tragó.

Después de tomar la medicina, Doria volvió la cabeza, encontró que Édgar ya estaba sentado en el sofá de su habitación con la computadora en su regazo.

Doria no lo entendió.

Le recordó sin cortés, -Gerente Édgar, quiero dormir ahora.-

Édgar no levantó la cabeza y dijo en un tono indiferente, -No dije que no te dejaría dormir.-

Doria apretó los dientes, -Gracias por traerme agua. Ya he tomado la medicina y el Gerente Édgar puedes irte.-

Édgar hizo una pausa con dedos largos, levantando los ojos ligeramente para mirarla, luego miró por la ventana, -El paisaje aquí es bonito.-

“¡Mierda! este cabrón quiere quedarse.”

Sin esperar a que Doria hablara, Édgar volvió a decir, -¿No crees que no me importas? Duerme, yo estoy aquí para acompañarte.-

-¡Yo no lo dije!- Doria lo refutó.

-A mí me da lo igual.- A Édgar no le importó mucho, solo dijo, -Doria, no quiero que me llamen irresponsable por tu culpa. Duerme, no quiero decirlo por tercera vez.-

No esperaba que este cabrón le importara lo que los demás pensaban de él.

Olvídalo, de todos modos, ella no podía hacer nada con él, era mejor enojarse menos.

Doria se recostó en la cama, levantando la colcha y le dio la espalda, -Gerente Édgar, por favor cierra las cortinas.-

Édgar se quedó sin palabras.

Después de unos segundos de silencio, todavía se oía el sonido de cerrar las cortinas.

Doria estaba acostada en la cama, no pudo evitar levantar las comisuras de los labios, quería ver cómo funcionaba ese cabrón con la luz tan oscura, ella pensó que no podía sentarse aquí en toda la tarde.

Durante mucho tiempo, no hubo ningún ruido en la habitación.

Debido al medicamento, Doria no tardó mucho en tener sueño, frotó la almohada y se quedó dormida.

No sabía cuánto tiempo pasó, Doria sintió que la cama se movía levemente, dormía somnolienta y no notó nada, por lo que simplemente se dio la vuelta, abrazando algo como de costumbre, descubrió que era fresco y confortable, así que se lo acercó y lo frotó.

Cuando regresó Roxana era casi de noche, creía que Doria debería estar dormida como antes porque no la encontró en el patio, después de preparar la cena, ella subió a llamarla.

Llamó a la puerta, -Doria, ¿estás ahí?-

Doria se frotó los ojos y le respondió con voz ronca, -Sí.-

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