Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 97

Después de que Lourdes se fue, Roxana le preguntó a Doria en voz baja, -¿Os peleasteis de nuevo?-

Doria estaba sin palabras.

¿Era obvio?

Doria crispó la comisura de la boca, le mintió sin cambiar de rostro porque no quería decir el motivo de la pelea, -No, puede que esté de mal humor.-

Roxana suspiró y dijo, -Este chica, ha sido así desde que era niño que le gusta poner cara de póker.-

Dijo Doria en silencio, -De verdad es así.-

Roxana continuó, -Oye, no te preocupes por él, comamos.-

Poco después, Édgar salió con una nueva ropa, todavía se veía frío, como si alguien le debiera dinero, por lo que no tuviera buen humor.

Sabiendo que era el hijo de Roxana ahora, Doria inevitablemente se sintió más o menos avergonzada de comer con ellos, también era natural que no quería relacionar con ellos y mezclarse en ellos.

Sin embargo, Doria observó más de cerca durante la comida, podía ser por motivos de carácter, Roxana y Édgar se llevaron sencillos y naturales, sin demasiados cuidados, ni la extrañeza e indiferencia del encuentro anterior.

Ella pensó que esto también era bueno.

En la memoria de Doria, el concepto de madre era muy vago, no solo olvidó cómo era, ni siquiera recordaba los detalles de cómo se llevaban.

Si un día Armando le dijera que ella había nacido en una grieta en la roca y la recogiera accidentalmente en su casa, ella lo creería.

Pensando en Armando, Doria estuvo un poco perdida.

Después de esa noche, ella intentó no pensar en esta persona, sino lo consideró muerto. Ahora era muy probable que ya se hubiera ido con el dinero a vivir una vida feliz.

Si era posible, esperaba que no hubiera más noticias suyas en esta vida.

Después de la cena, Roxana se preparó a lavar los platos, en cuanto Doria quiso subir a descansar, Édgar la agarró de la muñeca y le dijo, -¿A dónde vas?-

-Por supuesto que me voy a la cama, ¿acaso puedo beber?-

Frunció el ceño infeliz, -¿Eres una cerda? Puedes dormir todo el día.-

Doria lo miró en silencio, -¿Tienes alguna orden, Gerente Édgar?-

Édgar se levantó y dijo a la ligera, -Sal conmigo a dar un paseo.-

-He caminado por esta calle con el Gerente Édgar innumerables veces en los últimos días, así que Gerente Édgar, camina lentamente solo, yo no...-

-¿Vas o no?-

Doria se quedó sin palabras.

Pensó que este cabrón era realmente desagradable, ¡qué más se podía hacer además de amenazar a la gente!

Ella dio un paso enojada, -¡Yo voy, voy!-

Los labios de Édgar se levantaron y luego la siguió.

Todos los vecinos ya habían regresado, por lo que la calle estaba llena de emoción, incluso había señoras de paso que saludaron a Doria de vez en cuando. Pero cuando vieron al hombre detrás de ella, sus expresiones se sorprendieron, y sus miradas se movieron de un lado a otro sobre los dos, revelando expresiones significativas una tras otra.

Poco después, Doria estaba tan avergonzada que quería encontrar un lugar para esconderse.

Ya estaba jodido, dijo este cabrón que él se había casado esa noche, y ella estaba embarazada, no podía imaginar qué tipo de rumores se difundirían.

Pero Édgar, que siempre había considerado a estos como los más importantes, parecía como si no hubiera notado nada, y su expresión siempre era indiferente, manteniéndose a medio metro de distancia detrás de ella.

Doria aceleró el paso, y después de caminar toda la calle con descuido, ella dijo, -Gerente Édgar, sigues caminado, tengo muchas ganas de volver.-

Esta vez, Édgar no dijo nada, solo le dio permiso en voz baja.

En el camino de regreso, Doria finalmente no pudo evitar decir, -Gerente Édgar, ¿puedo hacerle una pregunta?-

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