Miserable Matrimonio (COMPLETO) romance Capítulo 41

—Excelencia, alguien quiere verla. — dijo Lizzy interrumpiendo la conversación entre Liviana y Jayne —

—¿Quién? — preguntó Liviana —

—Lady Ashton. — respondió su doncella haciendo que Liviana se sorprendiera —

—¿Emma? ¿Pero qué quiere esa mujer ahora? — Preguntó Jayne notablemente enojada — No tienes por qué recibirla Liviana, bien que podrías mandarla a irse.

—No. — dijo liviana — Bajaré en un momento.

—Pero Liviana… esa mujer no tiene nada que hacer aquí, Marcus ya la sacó de su vida, de seguro solo quiere hacerte daño, y Nicholas no está en estos momentos. — dijo Jayne preocupada — Y sabes en lo que está metida.

—Lo sé, pero no me hará daño, no puede hacerme nada en mi propia casa, además estaré acompañada. — Jayne la miró — ¿Acaso no me acompañarás?

Jayne enseguida se levantó.

—Por supuesto, quiero saber lo que ella tiene que decir.

Liviana sonrió por el comportamiento de su amiga, ambas bajaron hasta el salón verde de la residencia, encontrando allí a Emma.

—Buenos días. — Dijo Liviana, pero Emma la miró furiosa sin hacer caso a su saludo — Vaya, vienes a mi residencia y tienes tan mala educación de no saludar.

—Y más a la duquesa de Agnes. — Terminó de decir Jayne sonriendo victoriosa al ver la cara de Emma — ¿A qué se debe el honor de tu presencia querida?

—Pedí hablar con ella. — dijo Emma señalando a Liviana —

—Lo que quieras hablar puedes hacerlo frente a Jayne. — dijo Liviana —

—Claro, tienes miedo de que intente algo contra ti, ¿verdad?

—Tu reputación te persigue querida. — dijo Jayne —

—¿Y lo dices tú? Si hacemos cuentas tu reputación es peor que la mía querida Jayne. — dijo Emma haciendo que Jayne dejase de sonreír — 

—Eres una…

—Jayne, no bajes a su nivel. — le dijo Liviana y ella respiró hondo —

—Tienes razón.

—¿A qué has venido Emma? — preguntó Liviana seriamente —

Emma miró el vientre abultado de Liviana y sonrió de medio lado, se acercó un poco a Liviana y señaló su vientre.

—Veo que al final conseguiste lo que querías. — Dijo Emma — Atrapar a Marcus, pero no pensé que fuera tan tonto para caer en tus… redes.

—Marcus era un tonto estando contigo. — dijo Jayne —

—Pero solo vine a decirte que esto no se quedara así, porque si no fuera por tu imprudencia y tonto amor, ahora yo sería la duquesa y esposa de Marcus, no tú. Tú te interpusiste entre nosotros.

—Tú no amas a Marcus, lo único que te interesaba de él era el título y la posición que te podía dar.

—Juro que esto no se quedará así, Tú y Marcus me las pagaran.

—¿Estás amenazando a la duquesa, Emma? — preguntó Jayne con fingido asombro — Recuerda que puedes ir a prisión solo por haber amenazado a la esposa de un duque y más cuando está embarazada.

Emma evadió las palabras de Jayne, pasó al lado de Liviana quedando muy cerca.

—Solo le advierto, su excelencia.

Y sin decir más, salió de la residencia Hamilton dejando a Liviana muy preocupada.

—Liviana…

—Ahora tengo miedo Jayne. Esa mujer pude cumplir su amenaza y hacernos daño a mi bebé y a mí. 

—Eso no pasará, Marcus no permitirá que eso pase. — dijo Jayne —

—No, Marcus no puede saber que ella estuvo aquí. — dijo Liviana con temor, en el fondo tenía miedo de que Marcus no le creyera —

—¿Por qué Liviana? Tienes que decirle a Marcus.

—¿Decirme que? — preguntó Marcus parado en el umbral de la puerta con los brazos cruzados —

—Mejor los dejo solos para que hablen.

Jayne salió de la sala dejando solos a Marcus y a Liviana.

—¿Qué tienes que decirme Liviana? — preguntó Marcus acercándose a ella —

—Lady Emma estuvo aquí. Es raro que no se hayan visto, salió casi ahora mismo. — dijo Liviana, Marcus se tensó, no quería a Emma cerca de Liviana —

—No, no la vi. ¿Qué quería? — Liviana lo pensó hasta que decidió decirle todo lo que dijo Emma, Marcus se puso colérico — ¡No puedo creer que te haya amenazado! ¿Acaso está loca?

—Marcus tranquilízate.

Marcus la volvió a besar sellando sus palabras, ahora más que nunca no dejaría ir a Liviana y no permitiría que nada le pasara, ni a ella, ni a su hijo.

Marcus esperaba a su esposa en el jardín de la residencia Hamilton. No veía la hora de tenerla con él todo el tiempo, dormir junto a ella.

—Excelencia, el conde quiere verlo. — dijo el mayordomo sacándolo de sus pensamientos —

—Claro. — respondió Marcus —

—Sígame.

Marcus siguió al hombre hasta una habitación, donde se suponía estaría el padre de Liviana. El mayordomo tocó la puerta y luego entró.

—Milord, el duque está aquí. — dijo él —

—Hágalo pasar, por favor.

El hombre salió y le hizo entender a Marcus que entrase.

—Buenas tardes— Saludó Marcus al entrar, notó que la habitación estaba muy iluminada por los rayos de sol que se colaban por la ventana, algo que lo sorprendió un poco, pensó que el conde preferiría la habitación más oscura debido a su discapacidad —

—Acérquese. — dijo Henry sin responder el saludo de Marcus —

Marcus se acercó poco a poco, no sabía que quería el conde y era mejor estar alerta.

—Escuché que te llevas a mi hija. — escuchar sus palabras hicieron que Marcus se tensara —

—Es mi esposa. — respondió Marcus en tono serio —

—Eso lo sé, pero tenga en cuenta que fue usted quien la corrió de su vida. Y mi hija no es ningún pañuelo que se bote y luego se recoja.

—Siento mucho si eso fue lo que di a demostrar pero…

—Lo hizo, avergonzó a mi hija, a mi familia, ¿y ahora quiere llevársela sin más? — dijo Henry mirándolo muy mal para el gusto de Marcus, empezó a tener algo de miedo al pensar que su padre le prohibiese volver con él —

—Lo siento, lo siento de verdad. — dijo Marcus, pero no podía permitir que Henry interviniera en sus planes — Pero como ya le dije, Liviana es mi esposa y espera un hijo mío, creo que es motivo suficiente para poder llevarla conmigo.

—Pero no pensó que era su esposa cuando decidió tener una amante, o cuando la corrió, ¿verdad? — Marcus no pudo responder, sabía que el conde tenía razón —

—Sé que fui un idiota, pero he recapacitado y me arrepiento de mis errores. Le prometo, como le prometí a mi esposa que no volvería a suceder, que la protegería y trataría como lo que es, mi esposa. — respondió Marcus muy seguro de sus palabras, pero decidió decir algunas palabras también — Además, ambos sabemos que los dos le hemos hecho mucho daño.

El conde apartó la mirada, sabía todo el daño que le había causado a su hija, la promesa que no cumplió, y por eso mismo había mandado a llamar a Marcus, porque no quería que la historia se repitiera en ellos. Y principalmente no quería perder a su hija.

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