NADIE COMO TÚ romance Capítulo 49

—Nada —Aitor dijo tranquilamente, le pasó a Valeria una rebanada de pan tostado—. A desayunar.

Valeria no pensó más y se sentó, pero estaba desconcertada por el costo del medicamento de su madre.

Aitor vio las cejas fruncidas de Valeria, esta vez por fin sabiendo de qué estaba preocupada.

Aitor cogió una empanada de camarón y la puso en el plato de Valeria.

—Valeri, vamos a visitar a tu madre cuando tenga tiempo.

Valeria se quedó estupefacta, miró a Aitor con muchos nervios y vio que Aitor la estaba mirando fijamente.

—No hace falta —ella apartó la mirada de Aitor—. Mi madre no se encuentra bien estos días, necesita descansar…

Valeria era muy indirecta sin mencionar que su madre estaba en coma ni mucho menos lo del costo del medicamento.

Aitor no estaba contento al verla así.

Estos años trabajando en el comercio, él había estado saliendo con diferentes chicas: las coqueteas, o comunes o ricas, a todas les gustaba hacerse la cariñosa, aunque fuera una cosa muy trivial querían pedirle ayuda o pedirle dinero.

Pero en cambio, Valeria era muy diferente que todas ellas.

Aunque no se habían casado hace mucho, Valeria nunca le pidió nada a Aitor, incluso, estaba intentando rechazar su amabilidad.

Valeria no quería deberle nada a Aitor y quería mantener una distancia con Aitor, esto, sin duda, le molestaba a Aitor e incluso le enfadaba mucho.

Tal manera de rechazar era inaceptable para Aitor.

—¿Ah sí? —Aitor se sentía mal y su voz se volvió más fría— Pues que se recupere rápido tu madre.

Valeria frunció el ceño.

«¿Dije algo mal? ¿Por qué Aitor parece no estar muy contento?»

Pero se calló, se concentró en desayunar tranquilamente y luego Aitor la llevó hasta la estación de metro para que se fuera a trabajar.

Cuando llegó a la revista, Valeria no fue directamente al despacho, sino que fue al departamento de finanzas con la intención de pedirles que le adelantaran un mes de salario.

Pero en la primera mitad del mes ya le habían adelantado el salario del mes siguiente, si quería que le volvieran a adelantar el salario, ya sería el salario del otro mes.

—Valeria, no es que no queramos ayudarte, también sabemos tus dificultades, pero este asunto no lo podemos decidir.

Gema Mateos del despacho de finanzas miraba a Valeria embarazosamente.

Valeria estaba deprimida, justo cuando quería decir algo más, escuchó alguien hablando fríamente.

—Valeria, ¿qué haces aquí en el departamento de finanzas en el tiempo de trabajo en vez de preparar la entrevista de la tarde?

Valeria se asustó un poco al oír la voz, se dio la vuelta sin ganas y vio a Vicente mirándola indolente.

—Por unas cosas.

Valeria no quería decir ninguna palabra más a Vicente, por eso le respondió brevemente y salió del departamento rápidamente.

Acababa de llegar al pasillo, Vicente la siguió, le cogió de la muñeca y la tiró contra la pared.

—Vicente, ¡qué quieres!

Valeria no quería que Gema le escuchara, lo dijo enfadada en voz baja.

—Nada —la cara de Vicente seguía llevando esa sonrisa burlona y la miró con una mirada arrogante—. Solo quiero saber por qué la hermana de mi prometida quiere adelantar el salario una y otra vez.

Valeria sabía que Vicente había escuchado su conversación con Gema. Ella estaba enfadada masajeando la muñeca que le dolía y fingió mostrarse indiferente.

—Editor Vicente, pero ya te dije, ¿no? Solo quiero comprar un bolso.

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