NADIE COMO TÚ romance Capítulo 50

Valeria sabía que no podía trabajar bien con el mal humor que tenía, entregó su entrevista a Aurora y pidió ausencia para volver a casa.

Valeria llegó al chalet, entró, se quitó los zapatos, pero estaba tan cansada que no quería ni entrar, se sentó directamente en el suelo de la puerta y estaba en babia.

«Vicente, Vicente Cabrea, qué bueno eres. Siempre cuando pienso que ya has llegado a mi límite, me torturarás más cruel aún. Ya no importa que yo haya sido regalado por ti al hombre como si fuera un objeto, ¡¿encima esta vez me ha humillado con dinero?!»

Cuando casi le brotaron las lágrimas a Valeria, de repente sintió como si la estuvieran cogiendo de brazos. Cuando reaccionó, ya estaba cogida en brazos.

—Ah —Valeria se asustó, giró la cabeza y vio la cara de Aitor—. ¿Aitor? ¿Por qué estás en casa?

«Aún es mediodía, ¿Aitor no debería estar trabajando?»

—Para coger una cosa —Aitor le respondió brevemente, al ver que Valeria tenía los ojos rojos, le pareció raro—. ¿Y tú? ¿Por qué has vuelto tan pronto?

—Hoy no tengo entrevista, por eso regreso… —Valeria no le contó lo malo, se dio cuenta de que Aitor estaba de pie y la estaba cogiendo en sus abrazos, sentía vergüenza.

—Déjame bajar, no está bien que nos vean…

—No hay nadie en casa —Aitor entró sostenido a Valeria en sus brazos—. El suelo está muy frío, no te sientes más.

Aitor dejó a Valeria en el sofá y le preguntó:

—¿Has almorzado?

Valeria se acordó ahora de que estaba tan enfadada que ni comió, pues negó moviendo la cabeza.

—¿Y tú?

—Todavía no me da tiempo para comer.

—Pues te voy a cocinar algo. 

Si Estela no estaba, tenía que cocinar Valeria siendo su mujer.

Se levantó, pero se dio cuenta de algo y preguntó con vergüenza.

—¿Puedo preparar algo simple como patatas fritas?

Ella sabía que Aitor era muy exigente en la comida, normalmente, aunque Estela no preparara comida michelín, todos platos que ella hacía estaban muy deliciosos. Sin duda alguna Valeria no podía hacer tan mejor que Estela.

Aitor vio que Valeria estaba un poco nerviosa, que le parecía muy mona, sacó una pequeña sonrisa.

—Vale.

Valeria se relajó, puso su bolso y su móvil encima de la mesa del salón y entró a la cocina.

Cuando Valeria estaba preparando la comida, escuchó el sonido de aviso de su móvil, que eran notificaciones de mensajes.

Valeria estaba cocinando, no podía salir, y estaba preocupada por si era algo importante del trabajo, pues gritó en voz alta en la cocina.

—Aitor, ¿me puedes ver de quién es el mensaje?

Aitor estaba leyendo el periódico de economía, cuando la escuchó, miró el móvil.

En el móvil de Valeria se podía ver el mensaje sin necesitar ingresar contraseña y Aitor vio un nombre que le caía mal, Vicente Cabrera.

Pero lo peor era el contenido del mensaje.

—Valeri, si de verdad necesitas el dinero para el tratamiento de tu madre, te lo puedo prestar.

Al ver el mensaje, Aitor apretó su mano fuertemente, que cogía el periódico.

«¿Valeri? ¡Qué tratamiento cariñoso! ¿Por qué Vicente sabe que necesita pagar el costo del medicamento por su madre? ¿Se lo dijo Valeria?»

Al pensar en eso, Aitor se enfadó.

Valeria no le había dicho ni a él que su madre estaba en coma, ¿pero se lo dijo a Vicente?

En ese momento Valeria había terminado de cocinar, llevó las patatas bien fritas al comedor y dijo,

—A comer.

Valeria no se dio cuenta de lo mal que estaba Aitor, quería quitarse el delantal, pero el nudo estaba muy apretado y no lo podía deshacer.

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